Siempre lo dijimos y ahora comprobamos que hemos acertado. Emilio Gutiérrez utilizó la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León para medrar y trepar. Aspiraba a la alcaldía de León y a la Diputación Provincial, pero Isabel Carrasco le tenía controlados los pasos y las aspiraciones. Ahora le toca bailar con la UPL y el PSOE-L que no son más que dos partidos de derecha sobrevenida y disimulada, a quienes les gusta presumir de poder y de socialismo; algo así como un atentado a la libertad y a la dignidad, pero en leonés disimulado.

Parece que Emilio pretende levantar alfombras y dar una imagen moderna: ha renunciado a escoltas (no los necesita, porque apenas le conocen en su casa) y a la llave del ascensor para acudir a su despacho. ¿Conocen mayor estupidez? Éste es capaz de subir por la escalera y darnos a entender que con eso ahorra dinero a León. También le cambiarán ‘el disparo’; si durante cuatro años ha estado callado en su Dirección General, ahora le obligarán a repetir que la Junta se vuelva con Valladolid y abandona León. ¿Apostamos? Al fin y al cabo forma parte del protocolo obligado de esta comunidad autónoma que no acaba de despegar, en tanto que un día sí y otro también cierra empresas y destruye puestos de trabajo, porque la Junta no pone las bases para el desarrollo ni hace los deberes a tiempo.

Tengo que ver todo lo que dice Emilio y lo que hace o deja de hacer, porque como director general ha demostrado una dejadez en toda la amplitud de la palabra, a la vez que se ha dejado ningunear por su gente. Prometió cesar a uno de sus jefes de servicio por dejadez y ahí sigue, pero Herrera Campo hizo lo mismo y llegado el momento ninguno de los dos se ha atrevido.

El profesorado se ha hartado a enviar propuestas de mejora a la Dirección General que ha ostentado Emilio y…. ni respuesta ni caso. Si acaso, desprecio, silencio, dejadez, insultos al funcionariado y largas cambiadas. Vamos a ver qué hace el nuevo director general, porque si sigue los pasos de Emilio Gutiérrez habrá que correrle a gorrazos o a sartenazos. Desde el primer día habrá que recordarle su obligación de trabajar por León y por Castilla.

Herrera se ha hartado de repetirlo pero… como siempre… sin resultados. No queda otra alternativa que trabajar duro y en firme, salvo que consintamos que la EPA y otras ofertas formativas del sistema educativo se degraden.

Desde aquí le pido al presidente Herrera –destinatario de todas mis lanzadas, con buena intención, durante la legislatura pasada, y a quien no daré los cien días de gracia– que cese a los espabilados que le adulan y le traicionan. Ante todo debe dejar de rodearse de parásitos. Precisamente esos mismos que hieren la dignidad del ciudadano y ‘abofetean’ al funcionario cuando propone, protesta o se queja por escrito y con dureza pero con elegancia. Es la última legislatura de Juan Vicente y no puede ni debe quedar como Cagancho en las Ventas, porque le lloverán almohadillas de desprecio y de reproche. Ha de ser lo suficientemente inteligente como para saber verlo.

No solo hay que reunirse con el presidente Zapatero para comer perdiz con berza, como ha hecho hoy. También hay que saber ponerse el buzo para trabajar con ahínco y sin descanso.