Tengo el gusto de anunciar a los señores lectores de Diario Siglo XXI que he terminado la novela que me ha tenido abstraído los últimos meses (lo que, supongo, a pocos les importa, pero lo cuento de todos modos). Esta nueva novela me ha devuelto la experiencia de vivir gratamente desinformado, al menos durante las últimas dos semanas (vale, tampoco es del todo cierto, pero soy novelista y soy un poco mentiroso). Me acercaba a la información tratando de que ésta no influyese en mi trabajo, tratando (una vez más) que la política, por muy absurda que fuese cada vez, no me distrajese.
¿Lo conseguí? Creo que sí
Durante este tiempo (que coincide casi con las últimas elecciones –las autonómicas-), los debates políticos han pasado por el escritorio de mi ordenador con la misma celeridad que un correo basura. ¿Que Gallardón atraviesa la Puerta del Sol? Francamente, tampoco es tan grave: los apartaron un poco y listo. ¿Y las continuas declaraciones de Rubalcaba? Pues “el chico”, después de tantos años, ha aprendido a usar la mano izquierda (lo verdaderamente extraño ha sido cuando ha usado sin dudar la derecha). ¿Que detienen y matan a Bin Laden? ¡Vaya, pues si yo creía que estaba muerto (sobre todo después de escuchar que necesitaba diálisis)! Lo de que el Pentágono no distribuya a los medios las imágenes del tipo muerto es otro asunto… sobre todo si se puede dilatar un poco más y así apoyar la reelección de Barak Obama. ¡Cosas de la política! Yo estaba escribiendo una novela y eso era más importante que el arranque de unos Rangers en Pakistán (¿han visto las imágenes? ¡Impresionantes!).
Ayer, ya liberado de mis literarias obligaciones, me asomo a los periódicos porque no pienso escribir una sola línea hasta hoy (que, creo, es martes –que no haya fútbol me trastoca bastante el horario-): que si tres del Constitucional dimiten (a esta hora, la dimisión aún no ha sido aceptada), que si hay grandes discrepancias en el seno del PSOE sobre si adelantan las elecciones o no… Respecto a lo del Constitucional: parece que, como en todo, hay motivaciones políticas para todos los gustos y acusaciones mutuas… que si el PSOE no acepta a Enrique López porque no ha logrado la condición de elegible… que si patatín patatán. Al final y para el ciudadano: otra pelea que perjudica sólo a la justicia y no beneficia a nadie.
Lo de las elecciones… bueno, ya me he expresado con anterioridad en estas mismas páginas. Cuando hago un párrafo mal en una novela le doy a una tecla que se llama “Supr” y… ¡Sorpresa, sorpresa! ¡El párrafo se ha borrado! Eso quiere decir que yo reconozco que lo he hecho mal y rectifico. Sí, es cierto que el señor ZP y Rubalcaba no tienen esa tecla, pero sí tuvieron otros resortes durante estos siete años para intentar arreglar esto. Erre que erre y siguieron escribiendo su novela de cambio social y políticas extrañas que nadie ha parecido ya entender… Además, lo que arguyen aquellos que abogan por adelantar las elecciones es que Rubalcaba podría aprovechar el auge del empleo temporal en verano para usarlo en la campaña electoral y así tener más posibilidades. ¿Así que esta es la idea que algunos tienen sobre el próximo Gobierno? Soy uno de los que más desea el adelanto de elecciones pero… ¿un adelanto por ventajismo electoral? ¿Ésa es la idea con la que, si vuelven a ganar, volverán a gobernar España?
Y es que cada vez que leo la prensa la sensación es la de caerse de espaldas. ¿De veras es todo tan absurdo o hay un tipo detrás riéndose de nosotros? ¿Es verdaderamente cierto que han invitado a Cospedal al club Bilderberg? ¿De veras no nos tomaron el pelo cuándo dijeron que Zapatero estaba allí impartiendo conferencias? El asunto de Bin Laden también me llamó la atención: ni cortos ni perezosos los marines reconocen que el tipo no puso resistencia alguna y lo acribillaron. ¿Sin juicio ni jurado? ¡Vaya, hombre! A mí me parece que eso no está del todo de acuerdo con la Constitución, ¿no? Supongo que algún vericueto tipo “Estado de Excepción” o “Amenaza Terrorista” habrá para hacer “lo que le a alguien le salga de las narices” en estos casos en los que un tipo levanta las manos antes unos tipos armados con ganas (y órdenes) de apretar el gatillo.
En fin, señoras y señores, se vive bastante más feliz desinformado, créanme. Quizá no se pueda hablar con los amigos sobre la actualidad y quizá tampoco sea conveniente… nos dicen desde arriba, desde los medios y desde la política, que el ciudadano tiene que estar informado. Me pregunto: ¿para qué? ¿Para comprobar que hay un mundo sumido en el caos? ¿Para darnos cuenta que, cambio tras cambio, el mundo, Europa y España y Afganistán y EE.UU., continúa girando al son de la peonza de un Kafka metido a banquero?
Creo que hoy me tomaré el día para pasear a mis perros. Su inocencia me descubre bastantes cosas: que el mundo puede llegar a ser un lugar feliz. Mis perritos corren y juegan y comen y son felices. ¿Para qué diantres necesitan tanta sobreinformación? Y es que quizá, sólo quizá, esta sobreinformación tenga un sentido bastante claro: confundir al ciudadano para ocultar algunas terribles verdades sobre un sistema que camina cual fantasma bajo lodo y fango, bajo conspiraciones y mentiras, bajo ventajismos políticos para lograr reelecciones. ¿Dónde está la verdad? Desde luego, yo hoy la encontraré jugando con mis perros.