Os puedo decir, queridos lectores, que he leído en medios diferentes el valor de la cláusula de Kun Agüero, Cesc Fábregas y Neymar. ¡Y es la misma! Si es una broma, me la han colado; y si no, pues me da a mí que estamos ante un extraño juego de intereses en el que Madrid y Barça, pese a las malas relaciones públicas que se procesan tras el rally de los clásicos, podrían tener una especie de pacto de ‘no más agresión’ en estos dos meses de fichajes, en los que ambos se juegan su futuro.
Sea como sea lo que valen o dejen de valer estos jugadores, a mí me parece que el Kun es la pieza maestra sobre la que va a girar el monopolio del fútbol español y me atrevo a decir que europeo, porque los dos colosos nacionales quieren seguir dominando Europa a base de talonario.
No obstante, el FC Barcelona no parece tener mucha ‘pasta’ a raíz de los recortes de las secciones, y el Madrid tampoco tiene muchas ganas de hacer grandes desembolsos. Pero ambos saben que el Kun es un fichaje desequilibrante, muy mediático y muy dañino para el rival. Un golpe de gracia, vamos.
Luego está lo de Cesc Fábregas, que dicen que tiene una cláusula antiMadrid. Un curioso culebrón veraniego. No le veo de blanco, pero tampoco de azulgrana, por mucho que le vistiera Reina y aquella tropa de campeones del mundo. Cesc ha avisado y confirmado que es un mal suplente, no le gusta, se enfada, se pierde en sí mismo. Y en el Barça está muy crudo jugar.
Y de dos consagrados a uno que está por hacer: Neymar. A mí es que la tarjeta de presentación ya me da ardores de estómago. De momento –¿verdad, don Alfredo?- con esa cresta en el Madrid no juegas, chaval. No sabes cómo las gastan en Concha Espina con esas cosas. Además, el caso tiene parecidos razonables como lo de Robinho y ya vimos lo que pasó con el brasileño. No sé, el Madrid más portugués y brasileño de la historia puede acabar con títulos en la vitrina o como el rosario de la aurora pese a Mourinho, que en estas cosas no se casa con nadie.
En fin, me apena tener que hablar de 45 millones de euros como si nada cuando tenemos encima todos una crisis brutal y un paro tremendo. Espero que los socios de los clubes poderosos no permitan a sus gestores hacer barbaridades en estos tiempos que corren, máxime cuando en los deportes olímpicos son poco menos que amateurs…