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Miami Heat tiró por la borda una renta de 9 puntos.

(86-83) Dallas Mavericks vence el cuarto partido y se aferra a sus posibilidades

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Dallas Mavericks ha logrado el triunfo en el cuarto partido de la final de la NBA y con ello el empate de la serie (2-2) tras otro partido de infarto en el que Miami Heat dilapidó una ventaja apreciable para acabar sucumbiendo frente a un equipo con menos estrellas, mucho menos poderío físico pero con una fe inquebrantable. A un Nowitzki que apareció a rachas se le unieron un gran Jason Terry y un inconmensurable Tyson Chandler.

Ficha técnica
86- Dallas Mavericks: >: Barea (8), Kidd (-), Marion (16), Nowitzki (21), Chandler (13) --cinco inicial--; Stevenson (11), Terry (17), Haywood (-), Stojakovic (-) y Cardinal (-).

83- Miami Heat: Bibby (-), Wade (32), James (8), Bosh (24), Anthony (4) -cinco inicial--; Haslem (4), Chalmers (5), Miller (6) y Howard.

Parciales: 21-21, 24-26, 20-22 y 21-14

Árbitros:McCutchen, Davis y Willard. (2).

Incidencias: 20430 espectadores en el American Airlines Center de Dallas (Texas).

Datos destacables
Lo mejor: Jason Terry
El escolta de los Mavericks apareció cuando se equipo más estaba flaqueando para sustituir como líder emocional y ofensivo a un Dirk Nowitzki desaparecido en algunas fases del partido.

Lo peor: La actitud de Miami Heat
Al igual que en el segundo partido de la serie, los de Spoelstra dejaron escapar una jugosa ventaja frente a un rival que durante gran parte del partido había estado a su merced.

El dato:Los 3 últimos partidos, decididos en márgenes de 3 puntos o menos.
De no apta para cardiacos podría definirse esta serie. Además de las sucesivas remontadas protagonizadas por ambos equipos a lo largo de los partidos, los finales se están decidiendo por márgenes muy estrechos.


El partido comenzó con un claro protagonista: Dirk Nowitzki. El alemán anotó los 6 primeros puntos de su equipo en una absoluta exhibición de tiro a canasta beneficiado por la buena actuación de Barea, que sorprendentemente comenzó el partido como titular. La manifiesta superioridad de Miami Heat en el rebote impidió a los tejanos obtener una mayor renta en esta fase inicial del encuentro y otorgó a los jugadores de Spoelstra segundas oportunidades ofensivas que les permitió igualar el partido (8-8) en el ecuador del primer parcial. Hasta este momento Lebron y Wade habían permanecido discretos en el plano ofensivo cediendo protagonismo a un Chris Bosh que poco a poco iba adquiriendo sensaciones en su tiro a media distancia, un quebradero de cabeza más para la defensa de Dallas Mavericks (en especial para Tyson Chandler).

De ahí hasta el final del primer cuarto el partido se estabilizó y cada equipo intentó sacar partido de sus puntos fuertes. Los locales encontraban aro gracias al tiro a media y larga distancia de Jason Terry mientras que Miami Heat destrozaba la defensa de los Mavericks gracias a sus fulgurantes transiciones ofensivas. La buena noticia para Dallas era que con Dirk Nowitzki en el banquillo todavía aguantaban por delante en el marcador a falta de 2 minutos para el final del primer parcial (17-16). En ese lapso de tiempo los Mavericks tuvieron opciones de estirar su ventaja pero como viene siendo habitual en esta serie las desaprovecharon y permitieron que Miami Heat empatara el encuentro al término de los 12 primeros minutos (21-21).

Si Dallas Mavericks golpeó primero al inicio del partido, fueron los Heat los que empezaron más entonados el segundo cuarto con un parcial inicial de 0-7. Bosh jugaba en la zona de una forma extremadamente plácida ante la lentísima defensa de Haywood, mientras que Miller recuperaba sensaciones en el tiro desde el 7,20. El nivel de juego de los Mavs caía en picado y si se mantenían en el partido era gracias a jugadas aisladas, en este caso dos triples de Stevenson. Y en ese momento tan crudo para la franquicia de Mark Cuban , y como tantas veces a lo largo de estos play-off y de esta final, resurgieron los Mavs para recuperar la ventaja en el marcador (36-34) con un parcial de 9-0. Stevenson seguía a lo suyo secundado por Terry y por un Nowitzki que volvía a anotar muchos minutos después. Otro factor fundamental de este cambio de dinámica fue la vuelta a pista de Tyson Chandler, más dinámico y contundente en defensa que Haywood. En rescate de Miami Heat en los minutos previos al descanso apareció Dwyane Wade para llegar al mismo con dos puntos de ventaja para los de Spoelstra (45-47).

Una vez más, y como venía siendo habitual a lo largo de toda la serie, la percepción era que Miami estaba siendo muy superior y que tenía bien controlado el partido a pesar de la pírrica diferencia. Una vez más, los Mavericks se tenían que aferrar a su instinto de supervivencia y a la inspiración de Nowitzki.

Ambos equipos dieron un paso adelante en la reanudación, protagonizando los minutos más intentos del partido en ambos aros. Wade se consolidaba como la principal referencia ofensiva de Miami con la inestimable ayuda de Chris Bosh. Lebron James permanecía en un segundo plano debido en parte a la buena defensa que sobre él ejercía Jason Kidd. Precisamente era el buen hacer defensivo del veterano base sobre el de Ohio lo que le hacía permanecer en el partido ya que su rendimiento ofensivo estaba siendo muy discreto. Por fortuna para Rick Carlisle, Barea sí estaba entonado y junto con Shawn Marion en el poste medio (gracias a ese indefendible y por qué no decirlo, poco estético tiro a canasta) eran los soportes atacantes de Dallas Mavericks.

En este tercer cuarto el equipo tejano puso en práctica, de forma momentánea, una estrategia nunca vista en la franquicia en toda la temporada, la no presencia en pista de un pivot. El desgaste de Chandler el deficiente estado de forma de Haywood y la búsqueda de nuevas alternativas ante la asfixiante defensa de Miami motivaron a Carlisle a tomar tan decisión. Si bien no le fue mal el experimento, en cuanto Rick Carlisle pudo introducir en pista a Chandler lo hizo con resultados nefastos. Un parcial de 1-8 volteaba el marcador para situar el electrónico en 65-69, resultado con el que se llegaría al final del tercer parcial. Las sensaciones en ese momento eran las mismas que en el descanso: Miami parecía tener el partido encarrilado ante unos Mavericks en el alambre y con un Nowizki muy gris.

Un 0-5 inicial (gracias a un Mike Miller que definitivamente había hecho acto de presencia en la final gracias a su certero tiro exterior) en los primeros minutos del cuarto parcial estiraba la diferencia hasta los 9 puntos (65-74) incrementando todavía más si cabe la sensación de que los Mavericks estaban a merced de Miami Heat. Carlisle parecía no dar con ninguna solución defensiva a la superioridad física de la franquicia de Florida. ¿Adivinan que pasó entonces? Efectivamente, Dallas lo volvió a hacer y con un parcial de 15-4 volvió a tomar la iniciativa en el marcador (80-78) a falta de 4 minutos para la finalización del encuentro. En esta ocasión la explosividad de Terry, la potencia de Chandlers en el poste bajo y la fiabilidad de Nowirzki en los tiros libros fueron los responsables del vuelco en el partido ante la atónita mirada de un Erik Spoelstra que veía como sus jugadores habían dejado escapar un encuentro que tenían en gran parte controlado. Y es que los Heat repitieron los errores que los destruyeron en el segundo partido: mala circulación de balón y tiros de 3 sin sentido.

Se esperaba por lo tanto un final de partido dramático, y así fue. Antes de llegar a los últimos dos minutos ambos equipos estuvieron los 2 previos sin anotar un solo tiro de campo. En ese lapso de tiempo el parcial fue de 2-3 para Miami gracias a los tiros libres. El marcador era entonces de 82-81 con 100 segundos por disputarse. Y en ese momento, como en el segundo partido de la serie, apareció Nowitzki para rubricar una bandeja que daba aire a los suyos, esta vez con Haslem y no Bosh como testigo de excepción. Dirk volvía a dejar su impronta en un final de partido igualado. No cambiaría ya la suerte del partido. El acierto de Jason Terry desde la línea de tiro libre y una jugada final mal ejecutada por parte de Miami Heat empataba la serie y garantizaba que la misma iba a volver a Miami.

Muchas son las cosas en las que va a tener que pensar Erik Spoelstra, el joven preparador de Miami Heat. Parece difícil de creer que por segunda vez en la serie acaben dejando escapar un partido que tenían completamente controlado. Mención especial merece también el discretísimo partido realizado por Lebron James. Más allá de sus 8 puntos, una cifra muy escueta para un jugador de su relevancia, está la sensación de que no ha encontrado todavía su rol dentro del equipo durante esta serie. La estrella absoluta de Miami es Wade sin duda, y Lebron parece desconcertado en esta tesitura. Uno de las tareas fundamentales de Spoelstra en lo que resta de serie es encontrar una solución a un dilema de semejante envergadura.

(86-83) Dallas Mavericks vence el cuarto partido y se aferra a sus posibilidades

Miami Heat tiró por la borda una renta de 9 puntos.
Miguel Terroso
miércoles, 8 de junio de 2011, 04:31 h (CET)
Dallas Mavericks ha logrado el triunfo en el cuarto partido de la final de la NBA y con ello el empate de la serie (2-2) tras otro partido de infarto en el que Miami Heat dilapidó una ventaja apreciable para acabar sucumbiendo frente a un equipo con menos estrellas, mucho menos poderío físico pero con una fe inquebrantable. A un Nowitzki que apareció a rachas se le unieron un gran Jason Terry y un inconmensurable Tyson Chandler.

Ficha técnica
86- Dallas Mavericks: >: Barea (8), Kidd (-), Marion (16), Nowitzki (21), Chandler (13) --cinco inicial--; Stevenson (11), Terry (17), Haywood (-), Stojakovic (-) y Cardinal (-).

83- Miami Heat: Bibby (-), Wade (32), James (8), Bosh (24), Anthony (4) -cinco inicial--; Haslem (4), Chalmers (5), Miller (6) y Howard.

Parciales: 21-21, 24-26, 20-22 y 21-14

Árbitros:McCutchen, Davis y Willard. (2).

Incidencias: 20430 espectadores en el American Airlines Center de Dallas (Texas).

Datos destacables
Lo mejor: Jason Terry
El escolta de los Mavericks apareció cuando se equipo más estaba flaqueando para sustituir como líder emocional y ofensivo a un Dirk Nowitzki desaparecido en algunas fases del partido.

Lo peor: La actitud de Miami Heat
Al igual que en el segundo partido de la serie, los de Spoelstra dejaron escapar una jugosa ventaja frente a un rival que durante gran parte del partido había estado a su merced.

El dato:Los 3 últimos partidos, decididos en márgenes de 3 puntos o menos.
De no apta para cardiacos podría definirse esta serie. Además de las sucesivas remontadas protagonizadas por ambos equipos a lo largo de los partidos, los finales se están decidiendo por márgenes muy estrechos.


El partido comenzó con un claro protagonista: Dirk Nowitzki. El alemán anotó los 6 primeros puntos de su equipo en una absoluta exhibición de tiro a canasta beneficiado por la buena actuación de Barea, que sorprendentemente comenzó el partido como titular. La manifiesta superioridad de Miami Heat en el rebote impidió a los tejanos obtener una mayor renta en esta fase inicial del encuentro y otorgó a los jugadores de Spoelstra segundas oportunidades ofensivas que les permitió igualar el partido (8-8) en el ecuador del primer parcial. Hasta este momento Lebron y Wade habían permanecido discretos en el plano ofensivo cediendo protagonismo a un Chris Bosh que poco a poco iba adquiriendo sensaciones en su tiro a media distancia, un quebradero de cabeza más para la defensa de Dallas Mavericks (en especial para Tyson Chandler).

De ahí hasta el final del primer cuarto el partido se estabilizó y cada equipo intentó sacar partido de sus puntos fuertes. Los locales encontraban aro gracias al tiro a media y larga distancia de Jason Terry mientras que Miami Heat destrozaba la defensa de los Mavericks gracias a sus fulgurantes transiciones ofensivas. La buena noticia para Dallas era que con Dirk Nowitzki en el banquillo todavía aguantaban por delante en el marcador a falta de 2 minutos para el final del primer parcial (17-16). En ese lapso de tiempo los Mavericks tuvieron opciones de estirar su ventaja pero como viene siendo habitual en esta serie las desaprovecharon y permitieron que Miami Heat empatara el encuentro al término de los 12 primeros minutos (21-21).

Si Dallas Mavericks golpeó primero al inicio del partido, fueron los Heat los que empezaron más entonados el segundo cuarto con un parcial inicial de 0-7. Bosh jugaba en la zona de una forma extremadamente plácida ante la lentísima defensa de Haywood, mientras que Miller recuperaba sensaciones en el tiro desde el 7,20. El nivel de juego de los Mavs caía en picado y si se mantenían en el partido era gracias a jugadas aisladas, en este caso dos triples de Stevenson. Y en ese momento tan crudo para la franquicia de Mark Cuban , y como tantas veces a lo largo de estos play-off y de esta final, resurgieron los Mavs para recuperar la ventaja en el marcador (36-34) con un parcial de 9-0. Stevenson seguía a lo suyo secundado por Terry y por un Nowitzki que volvía a anotar muchos minutos después. Otro factor fundamental de este cambio de dinámica fue la vuelta a pista de Tyson Chandler, más dinámico y contundente en defensa que Haywood. En rescate de Miami Heat en los minutos previos al descanso apareció Dwyane Wade para llegar al mismo con dos puntos de ventaja para los de Spoelstra (45-47).

Una vez más, y como venía siendo habitual a lo largo de toda la serie, la percepción era que Miami estaba siendo muy superior y que tenía bien controlado el partido a pesar de la pírrica diferencia. Una vez más, los Mavericks se tenían que aferrar a su instinto de supervivencia y a la inspiración de Nowitzki.

Ambos equipos dieron un paso adelante en la reanudación, protagonizando los minutos más intentos del partido en ambos aros. Wade se consolidaba como la principal referencia ofensiva de Miami con la inestimable ayuda de Chris Bosh. Lebron James permanecía en un segundo plano debido en parte a la buena defensa que sobre él ejercía Jason Kidd. Precisamente era el buen hacer defensivo del veterano base sobre el de Ohio lo que le hacía permanecer en el partido ya que su rendimiento ofensivo estaba siendo muy discreto. Por fortuna para Rick Carlisle, Barea sí estaba entonado y junto con Shawn Marion en el poste medio (gracias a ese indefendible y por qué no decirlo, poco estético tiro a canasta) eran los soportes atacantes de Dallas Mavericks.

En este tercer cuarto el equipo tejano puso en práctica, de forma momentánea, una estrategia nunca vista en la franquicia en toda la temporada, la no presencia en pista de un pivot. El desgaste de Chandler el deficiente estado de forma de Haywood y la búsqueda de nuevas alternativas ante la asfixiante defensa de Miami motivaron a Carlisle a tomar tan decisión. Si bien no le fue mal el experimento, en cuanto Rick Carlisle pudo introducir en pista a Chandler lo hizo con resultados nefastos. Un parcial de 1-8 volteaba el marcador para situar el electrónico en 65-69, resultado con el que se llegaría al final del tercer parcial. Las sensaciones en ese momento eran las mismas que en el descanso: Miami parecía tener el partido encarrilado ante unos Mavericks en el alambre y con un Nowizki muy gris.

Un 0-5 inicial (gracias a un Mike Miller que definitivamente había hecho acto de presencia en la final gracias a su certero tiro exterior) en los primeros minutos del cuarto parcial estiraba la diferencia hasta los 9 puntos (65-74) incrementando todavía más si cabe la sensación de que los Mavericks estaban a merced de Miami Heat. Carlisle parecía no dar con ninguna solución defensiva a la superioridad física de la franquicia de Florida. ¿Adivinan que pasó entonces? Efectivamente, Dallas lo volvió a hacer y con un parcial de 15-4 volvió a tomar la iniciativa en el marcador (80-78) a falta de 4 minutos para la finalización del encuentro. En esta ocasión la explosividad de Terry, la potencia de Chandlers en el poste bajo y la fiabilidad de Nowirzki en los tiros libros fueron los responsables del vuelco en el partido ante la atónita mirada de un Erik Spoelstra que veía como sus jugadores habían dejado escapar un encuentro que tenían en gran parte controlado. Y es que los Heat repitieron los errores que los destruyeron en el segundo partido: mala circulación de balón y tiros de 3 sin sentido.

Se esperaba por lo tanto un final de partido dramático, y así fue. Antes de llegar a los últimos dos minutos ambos equipos estuvieron los 2 previos sin anotar un solo tiro de campo. En ese lapso de tiempo el parcial fue de 2-3 para Miami gracias a los tiros libres. El marcador era entonces de 82-81 con 100 segundos por disputarse. Y en ese momento, como en el segundo partido de la serie, apareció Nowitzki para rubricar una bandeja que daba aire a los suyos, esta vez con Haslem y no Bosh como testigo de excepción. Dirk volvía a dejar su impronta en un final de partido igualado. No cambiaría ya la suerte del partido. El acierto de Jason Terry desde la línea de tiro libre y una jugada final mal ejecutada por parte de Miami Heat empataba la serie y garantizaba que la misma iba a volver a Miami.

Muchas son las cosas en las que va a tener que pensar Erik Spoelstra, el joven preparador de Miami Heat. Parece difícil de creer que por segunda vez en la serie acaben dejando escapar un partido que tenían completamente controlado. Mención especial merece también el discretísimo partido realizado por Lebron James. Más allá de sus 8 puntos, una cifra muy escueta para un jugador de su relevancia, está la sensación de que no ha encontrado todavía su rol dentro del equipo durante esta serie. La estrella absoluta de Miami es Wade sin duda, y Lebron parece desconcertado en esta tesitura. Uno de las tareas fundamentales de Spoelstra en lo que resta de serie es encontrar una solución a un dilema de semejante envergadura.

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