Se acaban los adjetivos con los que calificar lo que desde hace seis años Rafa Nadal lleva haciendo sobre las pistas de tenis, ya sean de tierra, hierba, o de superficie dura, y es que si se pudiera jugar sobre el agua, que nadie dude de que Nadal ganaría con la misma sensación de poderío que lo hace siempre, es más, si en lugar de pelotas se jugaran con huesos de aceitunas también ganaría.
La victoria ante Roger Federer en Roland Garros hace que Nadal se pueda sentar junto a una leyenda que llevaba mucho tiempo en el olimpo de los tenistas, mejor dicho, el olimpo del tenista que había ganado seis Roland Garros, y es que el sueco Bjorn Borg era desde el año 1981 el único que había logrado conquistar en seis ocasiones París.
Cuando se llega a tal nivel de excelencia y a la vez de exigencia como ocurre con Nadal cuando gana un Master 1000 o un Grand Slam, la pregunta que se nos viene a la cabeza es si será capaz de ganar el siguiente torneo en el que participe, sin apenas tener margen de disfrute por el recién triunfo que acaba de conseguir.
El próximo torneo a la vista es el césped del All England Tennis Club, en pocas palabras, Wimbledon. Una superficie que para los españoles era un territorio vetado desde que Manolo Santana ganara en 1966 al norteamericano Dennis Ralston, hasta que apareció Nadal y demostró que la hierba de Wimbledon también puede ser comestible para los españoles, y vaya que lo es. En 2006 y 2007 fue finalista ante Federer, pero con la sensación, sobre todo en la última final de que Wimbledon tarde o temprano caería de su lado.
Y así fue, en 2008 en la final más larga en la historia del torneo londinense con 4 horas y 48 minutos, Nadal ganaba ante Federer su primer Wimbledon, y dos años después repetía triunfo contra el checo Berdych.
“Solo puedo dar gracias a la vida, porque creo que soy un gran afortunado”, eso decía Nadal sobre la pista en la entrega de su sexto Roland Garros. Los españoles pueden dar gracias a la vida porque son afortunados de tenerle, y lo bueno del tema, es que solamente tiene 25 años.