ETA se encaminará, a partir del desarme, hacia su disolución, en un proceso que podría completarse para el próximo verano, y en el que la opinión de los más de 300 presos que todavía cumplen prisión en las cárceles será decisiva. De esta forma, la banda podría desaparecer tras casi 60 años de existencia durante los que ha asesinado a más de 800 personas y secuestrado a alrededor de un centenar.
Según han informado a Europa Press fuentes conocedoras del proceso de reflexión, aunque hasta hace poco la banda se negaba a desaparecer mientras hubiera reclusos internos en centros penitenciarios, ahora ha asumido que tiene que proceder a su disolución, algo que se prevé que finalice con una Asamblea que no se prolongaría más allá del verano.
Éste era un paso buscado por la izquierda abertzale desde que decidiera seguir su trayectoria con la apuesta por las vías "exclusivamente políticas y democráticas" que recogió en la resolución 'Zutik Euskal Herria' y que se hizo pública en febrero de 2010, tras un debate interno.
ETA se encamina hacia su disolución en un proceso que completaría en verano y en el que los presos opinarán
La asunción por los presos de la nueva vía emprendida por la extinta Batasuna ha sido esencial a la hora de que ETA pueda llegar a disolverse. Serán ellos los que serán protagonistas en el debate sobre si finalmente se pone fin a la historia de la banda.
La vía emprendida por Sortu es respaldada por la mayoría de la izquierda abertzale y de los propios presos de ETA, algunos de los cuales han asumido que tendrán que enfrentarse a largas condenas. Tan solo un grupo no muy numeroso, congregado en torno al Movimiento pro Amnistía y contra la Represión, incluidos algunos reclusos del sector 'más duro', rechazan la estrategia de Sortu y abogan por "continuar con la lucha".