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Si actuáramos con mejores manera...; sí, variarían las consecuencias

Qué hubiera pasado

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Centrados en las decisiones inmediatas, quizá no percibamos la realidad de las REPERCUSIONES interpersonales. Las de quienes nos precedieron, matizadoras ahora de las experiencias del presente; como las influencias que ponemos en marcha desde la actualidad. Las habrá de carácter organizativo, pero también de las relacionadas con los aspectos emotivos. En el caso de olvidarlas, cerramos los ojos a las penurias provocadas con la frialdad del conocimiento o la osadía del ignorante. Aunque también perdemos así la sensibilidad sobre las posibilidades benefactoras de cara al futuro; de cualquier forma, serán pérdidas importantes porque la implicación con esas conexiones resulta decisiva para una convivencia confortable.

En una excelente obra de teatro, de las de antes, eso sí; “Yo estuve aquí antes”, de J.B. Priestley, saltan a la palestra repercusiones como las referidas, con curiosas ramificaciones en los efectos allí expuestos. Acapara el ambiente aquel protagonista que iba encaminado al suicidio por la negrura de sus impresiones. En la obra le recalcan la importancia de su PRESENCIA. Para muchas familias dependientes de la marcha evolutiva de la empresa creada por él, para sus relaciones personales, para el mantenimiento de bienes colectivos en el entorno. En su ausencia hubieran surgido perjuicios lamentables e irreversibles. Las actuaciones no se detienen en el protagonista, le hacen ver el camino ilusionante.

En el panorama habitual destacan las referencias a los famosos, sobre todo políticos, con un amplio abanico de gente afectada por sus resoluciones; pero con enorme desconocimiento de la verdadera repercusión en la gente corriente. Tampoco es menor la ligereza en la valoración de los matices, con tapaderas ingeniosas. En el asunto que comento hoy, son más relevantes, entrañables, las relaciones entabladas desde la CERCANÍA, con la percepción de los alientos en directo. Las influencias de las actuaciones apartadas son difíciles de precisar. Siempre habrá imperfecciones, dudas, fallos; aunque desde la proximidad, la viveza de los contactos adquiere mayor presencia en la comunidad.

Los grados de influencia generados por esas personas cercanas son variados. De entrada, los efectos benefactores compiten con los perjudiciales. Después, unos son de lento calado, ejercen su papel en una aplicación sucesiva de capas; quizá los de ámbito familiar son de estas características. Los hay de gran cosistencia en sus aportaciones, frente a los de un paso poco señalado, próximos a la indiferencia. En las edades juveniles, la escuela, la docencia, están situadas en lugares preferentes, suele sobresalir la huella de algún MAESTRO singular, que reunió exigencias, sugestión y estímulos cruciales para el encauzamiento de algún discípulo; las buenas huellas se agrandan con el paso del tiempo.

Mucho se habla de los libros, de las enseñanzas técnicas también; pero sin ánimo de exageración, los EJEMPLOS concretos de las personas situadas en los entornos serán los semilleros efectivos; sobre todo, porque a sus conocimientos añaden el enfoque basado en el conjunto de la persona. Así, determinadas presencias infunden un hálito de sugerencias atractivas. Las atenciones de un médico de cabecera en las vicisitudes familiares que hayan asistido, sus atenciones, penetran en las intimidades; por eso sus influencias pueden ser decisivas. Sin menoscabo de que otros profesionales sean capaces de aportaciones valiosas de efecto prolongado.

Sin esos docentes, sin aquellos cuidados sanitarios, las circunstancias personales de mucha gente hubieran variado radicalmente, aunque la dirección de las operaciones puede adherirse a las condiciones desfavorables, con las secuelas de peor cariz. Diríamos que con sus actuaciones empeorarían la vida de los afectados; familias, profesionales o gente próxima, también son candidatos a formar parte de ese grupo nefasto. Son los que actúan como auténticos MINADORES de las mejores posibilidades humanas. Originados en rencillas familiares incomprensibles, por la mala versión profesional de gente desentendida del factor humano, por el progresivo desapego entre los componentes de la sociedad; destruyen los cimientos establecidos.

La sumación de varias presencias individuales en la organización de entidades colectivas tiene sus ventajas; aunque resulta alarmante a su vez. Si las condiciones favorables consiguen aumentar por las sucesivas aportaciones, incluso su influencia benefactora supera la duración de cada persona; no cabe duda, introducen también el factor evidente de la dilución de las responsabilidades. La organización de determinadas INSTITUCIONES colectivas cumple ese doble papel, convirtiéndose no pocas veces en una unidad potencial de apariencia engañosa, por su propia naturaleza. Su proclamación de autonomía ya olvidó las participaciones iniciales y los gestores actuales son los responsables.

En la medida que se pierden propiedades fundacionales, el papel de las entidades refleja la particular presencia de sus gestores actuales. Si hemos intuido, comprobado también, las presencias prolongadas de carácter positivo; conviene que recalquemos las actitudes contrapuestas; en especial la NECEDAD de una tolerancia impresentable con los excesivos minadores en activo. Es triste que esto suceda en torno a determinadas ONGs, no acaban de aparecer las ayudas en su destino y el goteo de desfalcos descubiertos inculpa a gente relevante. Es sólo un ejemplo de casos deleznables, la misma democracia, la convivencia en general, crujen por comportamientos perniciosos como los referidos.

Del conjunto de comentarios sobre la prolongación de los efectos de unas determinadas actuaciones, entresacamos la importancia de las intenciones, de las decisiones, de las actuaciones reales; pero no debemos olvidar las HUELLAS dejada a la larga. No basta la primera parte, las consecuencias derivadas de los impulsos creativos, de las omisiones también, pueden preveerse; posibilidad que sería de gran ayuda para la mejora de los panoramas sociales. Sin embargo, sucede con frecuencia lo contrario, olvidamos las maniobras iniciales; con el consiguiente bloqueo de las posibles rectificaciones.

Aque no es tan fácil la distinción de los principios maniqueos del bien y del mal. Si los principios son complicados, ¿cómo diferenciarlos?. Las consecuencias finales tienen sus sufridores en directo, ya no hay discusión en ese momento. La abundancia de despropósitos realza aquellas presencias benefactoras encontradas de vez en cuando, aquellos profesionales, amigos e incluso gente anónima, que actuaron como personas cabales. Las CRÓNICAS suelen centrarse en las huellas de gran formato, el escándalo o la propaganda, para desdicha de la gente corriente.

El descuido es una actitud frustrante muy practicada; en consonancia con las patrullas televisivas altisonantes o las complejas redes sociales de trato despectivo. La pregunta del encabezamiento es pertinente, sin la presencia de las buenas colaboraciones, a dónde hubiéramos llegado; merecen mayor AGRADECIMIENTO y un mayor énfasis en su DIFUSIÓN EDUCATIVA de cara a los pequeños escolares.

Qué hubiera pasado

Si actuáramos con mejores manera...; sí, variarían las consecuencias
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 7 de abril de 2017, 00:01 h (CET)
Centrados en las decisiones inmediatas, quizá no percibamos la realidad de las REPERCUSIONES interpersonales. Las de quienes nos precedieron, matizadoras ahora de las experiencias del presente; como las influencias que ponemos en marcha desde la actualidad. Las habrá de carácter organizativo, pero también de las relacionadas con los aspectos emotivos. En el caso de olvidarlas, cerramos los ojos a las penurias provocadas con la frialdad del conocimiento o la osadía del ignorante. Aunque también perdemos así la sensibilidad sobre las posibilidades benefactoras de cara al futuro; de cualquier forma, serán pérdidas importantes porque la implicación con esas conexiones resulta decisiva para una convivencia confortable.

En una excelente obra de teatro, de las de antes, eso sí; “Yo estuve aquí antes”, de J.B. Priestley, saltan a la palestra repercusiones como las referidas, con curiosas ramificaciones en los efectos allí expuestos. Acapara el ambiente aquel protagonista que iba encaminado al suicidio por la negrura de sus impresiones. En la obra le recalcan la importancia de su PRESENCIA. Para muchas familias dependientes de la marcha evolutiva de la empresa creada por él, para sus relaciones personales, para el mantenimiento de bienes colectivos en el entorno. En su ausencia hubieran surgido perjuicios lamentables e irreversibles. Las actuaciones no se detienen en el protagonista, le hacen ver el camino ilusionante.

En el panorama habitual destacan las referencias a los famosos, sobre todo políticos, con un amplio abanico de gente afectada por sus resoluciones; pero con enorme desconocimiento de la verdadera repercusión en la gente corriente. Tampoco es menor la ligereza en la valoración de los matices, con tapaderas ingeniosas. En el asunto que comento hoy, son más relevantes, entrañables, las relaciones entabladas desde la CERCANÍA, con la percepción de los alientos en directo. Las influencias de las actuaciones apartadas son difíciles de precisar. Siempre habrá imperfecciones, dudas, fallos; aunque desde la proximidad, la viveza de los contactos adquiere mayor presencia en la comunidad.

Los grados de influencia generados por esas personas cercanas son variados. De entrada, los efectos benefactores compiten con los perjudiciales. Después, unos son de lento calado, ejercen su papel en una aplicación sucesiva de capas; quizá los de ámbito familiar son de estas características. Los hay de gran cosistencia en sus aportaciones, frente a los de un paso poco señalado, próximos a la indiferencia. En las edades juveniles, la escuela, la docencia, están situadas en lugares preferentes, suele sobresalir la huella de algún MAESTRO singular, que reunió exigencias, sugestión y estímulos cruciales para el encauzamiento de algún discípulo; las buenas huellas se agrandan con el paso del tiempo.

Mucho se habla de los libros, de las enseñanzas técnicas también; pero sin ánimo de exageración, los EJEMPLOS concretos de las personas situadas en los entornos serán los semilleros efectivos; sobre todo, porque a sus conocimientos añaden el enfoque basado en el conjunto de la persona. Así, determinadas presencias infunden un hálito de sugerencias atractivas. Las atenciones de un médico de cabecera en las vicisitudes familiares que hayan asistido, sus atenciones, penetran en las intimidades; por eso sus influencias pueden ser decisivas. Sin menoscabo de que otros profesionales sean capaces de aportaciones valiosas de efecto prolongado.

Sin esos docentes, sin aquellos cuidados sanitarios, las circunstancias personales de mucha gente hubieran variado radicalmente, aunque la dirección de las operaciones puede adherirse a las condiciones desfavorables, con las secuelas de peor cariz. Diríamos que con sus actuaciones empeorarían la vida de los afectados; familias, profesionales o gente próxima, también son candidatos a formar parte de ese grupo nefasto. Son los que actúan como auténticos MINADORES de las mejores posibilidades humanas. Originados en rencillas familiares incomprensibles, por la mala versión profesional de gente desentendida del factor humano, por el progresivo desapego entre los componentes de la sociedad; destruyen los cimientos establecidos.

La sumación de varias presencias individuales en la organización de entidades colectivas tiene sus ventajas; aunque resulta alarmante a su vez. Si las condiciones favorables consiguen aumentar por las sucesivas aportaciones, incluso su influencia benefactora supera la duración de cada persona; no cabe duda, introducen también el factor evidente de la dilución de las responsabilidades. La organización de determinadas INSTITUCIONES colectivas cumple ese doble papel, convirtiéndose no pocas veces en una unidad potencial de apariencia engañosa, por su propia naturaleza. Su proclamación de autonomía ya olvidó las participaciones iniciales y los gestores actuales son los responsables.

En la medida que se pierden propiedades fundacionales, el papel de las entidades refleja la particular presencia de sus gestores actuales. Si hemos intuido, comprobado también, las presencias prolongadas de carácter positivo; conviene que recalquemos las actitudes contrapuestas; en especial la NECEDAD de una tolerancia impresentable con los excesivos minadores en activo. Es triste que esto suceda en torno a determinadas ONGs, no acaban de aparecer las ayudas en su destino y el goteo de desfalcos descubiertos inculpa a gente relevante. Es sólo un ejemplo de casos deleznables, la misma democracia, la convivencia en general, crujen por comportamientos perniciosos como los referidos.

Del conjunto de comentarios sobre la prolongación de los efectos de unas determinadas actuaciones, entresacamos la importancia de las intenciones, de las decisiones, de las actuaciones reales; pero no debemos olvidar las HUELLAS dejada a la larga. No basta la primera parte, las consecuencias derivadas de los impulsos creativos, de las omisiones también, pueden preveerse; posibilidad que sería de gran ayuda para la mejora de los panoramas sociales. Sin embargo, sucede con frecuencia lo contrario, olvidamos las maniobras iniciales; con el consiguiente bloqueo de las posibles rectificaciones.

Aque no es tan fácil la distinción de los principios maniqueos del bien y del mal. Si los principios son complicados, ¿cómo diferenciarlos?. Las consecuencias finales tienen sus sufridores en directo, ya no hay discusión en ese momento. La abundancia de despropósitos realza aquellas presencias benefactoras encontradas de vez en cuando, aquellos profesionales, amigos e incluso gente anónima, que actuaron como personas cabales. Las CRÓNICAS suelen centrarse en las huellas de gran formato, el escándalo o la propaganda, para desdicha de la gente corriente.

El descuido es una actitud frustrante muy practicada; en consonancia con las patrullas televisivas altisonantes o las complejas redes sociales de trato despectivo. La pregunta del encabezamiento es pertinente, sin la presencia de las buenas colaboraciones, a dónde hubiéramos llegado; merecen mayor AGRADECIMIENTO y un mayor énfasis en su DIFUSIÓN EDUCATIVA de cara a los pequeños escolares.

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