Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Del poniente al naciente
La verdadera patata caliente en la estabilidad del mundo árabe

Palestina y el futuro árabe

|

La verdadera patata caliente en la estabilidad del mundo árabe sigue estando donde ha estado los últimos 60 años, en el conflicto árabe-ísraelí de Palestina. En la base de todo cambio y de todo futuro para Oriente Próximo se encuentra la situación del pueblo palestino.

Los gobiernos occidentales comienzan a mover ficha en relación con la situación que pueda derivarse en Oriente Próximo debido a las revoluciones árabes. La pasada semana, en la reunión que tuvo lugar en Francia donde se encontraron los ocho países más poderosos del mundo, el conocido grupo G-8, se acordó un paquete de medidas con una fuerte inversión de capital destinadas principalmente a Túnez y Egipto. Al mismo tiempo se dan los primeros pasos para aplicar medidas que permitan a los gobiernos controlar internet.

La medida por tanto es un reflejo de las intenciones de Occidente de mantener su posición hegemónica en el panorama internacional. Si por un lado se apoyan las recientes democracias que puedan generarse en los países que han derrocado a sus dictadores, antiguos socios de occidente, por otro se establecen protocolos de control para la herramienta principal que ha posibilidado este cambio, internet. Esta respuesta del G-8 a las movilizaciones árabes, bien podría resumirse con un “de acuerdo aceptamos el cambio pero no volváis a hacer algo así sin nuestro permiso.

Pero la verdadera patata caliente en la estabilidad del mundo árabe, sigue estando donde ha estado los últimos 60 años, en el conflicto árabe-ísraelí de Palestina. Poco antes de acudir a la cita con sus colegas en Deauville, Francia, el presidente Obama se reunió con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. La intención era marcar una nueva hoja de ruta para la resolución del conflicto palestino dentro del nuevo contexto que vive la sociedad árabe. El tiempo de las dictaduras “amigas” parece tener los días contados y aunque Siria y Yemen siguen matando a sus ciudadanos sin respuesta alguna por parte de la comunidad internacional, sus gobernantes no tienen futuro. Esto lleva a un replanteamiento de posiciones por parte de todos los implicados en el conflicto, por un lado EEUU e Israel y del otro las dos fuerzas principales en Palestina; Hamás y Al-Fatah.

Pero volvamos a Obama y Netanyahu. El presidente estadounidense puso sobre la mesa las fronteras palestinas que se establecieron en 1967 tras la Guerra de los Seís días entre Israel y la comunidad árabe, como marco para el nuevo proceso de paz. Estas fronteras con las que Israel pasó a controlar los Altos del Golán en la frontera con Jordanía, Líbano y Siria, ocupó prácticamente toda Cisjordanía dentro de Palestina, se hizo con el gobierno de Jerusalén este e incluso se apoderó de la península del Sinaí que después devolvería a Egipto, no fueron suficientes para Netanyahu. Y es que desde entonces ha llovido mucho, e Israel con su política de asentamientos y su supremacía militar ha reducido en mucho el territorio palestino y aquellas fronteras hoy le saben a poco.

Por su parte Hamás, partido que gobierna el territorio palestino, elegido en 2007 y considerado como terrorista tanto por estadounideneses como por israelitas, también ha hecho sus movimientos. Hace aproximadamente un mes se anunciaba un acercamiento de posturas con Al-Fatah único intermediario válido en la resolción del conflicto según Israel.

Hasta ahora todos estas reacciones son insuficientes, sin embargo son una muestra de que los cambios en el mundo árabe tienen una fuerza importante. En la base de todo cambio y de todo futuro para Oriente Próximo se encuentra la situación del pueblo palestino, en contínua agonía desde el 48. Su sufrimiento está presente de una u otra manera en la conciencia de los diferentes páises que conforman la comunidad árabe, de igual modo que la tragedia judía lo estuvo en la configuración del nuevo orden occidental tras la II Guerra Mundial.

Es por ello que Palestina es la llave que abrirá(o bien cerrará) la puerta de un futuro que consolide los cambios que las sociedades árabes están reclamando.

Palestina y el futuro árabe

La verdadera patata caliente en la estabilidad del mundo árabe
Gonzalo Soria
miércoles, 1 de junio de 2011, 06:58 h (CET)
La verdadera patata caliente en la estabilidad del mundo árabe sigue estando donde ha estado los últimos 60 años, en el conflicto árabe-ísraelí de Palestina. En la base de todo cambio y de todo futuro para Oriente Próximo se encuentra la situación del pueblo palestino.

Los gobiernos occidentales comienzan a mover ficha en relación con la situación que pueda derivarse en Oriente Próximo debido a las revoluciones árabes. La pasada semana, en la reunión que tuvo lugar en Francia donde se encontraron los ocho países más poderosos del mundo, el conocido grupo G-8, se acordó un paquete de medidas con una fuerte inversión de capital destinadas principalmente a Túnez y Egipto. Al mismo tiempo se dan los primeros pasos para aplicar medidas que permitan a los gobiernos controlar internet.

La medida por tanto es un reflejo de las intenciones de Occidente de mantener su posición hegemónica en el panorama internacional. Si por un lado se apoyan las recientes democracias que puedan generarse en los países que han derrocado a sus dictadores, antiguos socios de occidente, por otro se establecen protocolos de control para la herramienta principal que ha posibilidado este cambio, internet. Esta respuesta del G-8 a las movilizaciones árabes, bien podría resumirse con un “de acuerdo aceptamos el cambio pero no volváis a hacer algo así sin nuestro permiso.

Pero la verdadera patata caliente en la estabilidad del mundo árabe, sigue estando donde ha estado los últimos 60 años, en el conflicto árabe-ísraelí de Palestina. Poco antes de acudir a la cita con sus colegas en Deauville, Francia, el presidente Obama se reunió con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. La intención era marcar una nueva hoja de ruta para la resolución del conflicto palestino dentro del nuevo contexto que vive la sociedad árabe. El tiempo de las dictaduras “amigas” parece tener los días contados y aunque Siria y Yemen siguen matando a sus ciudadanos sin respuesta alguna por parte de la comunidad internacional, sus gobernantes no tienen futuro. Esto lleva a un replanteamiento de posiciones por parte de todos los implicados en el conflicto, por un lado EEUU e Israel y del otro las dos fuerzas principales en Palestina; Hamás y Al-Fatah.

Pero volvamos a Obama y Netanyahu. El presidente estadounidense puso sobre la mesa las fronteras palestinas que se establecieron en 1967 tras la Guerra de los Seís días entre Israel y la comunidad árabe, como marco para el nuevo proceso de paz. Estas fronteras con las que Israel pasó a controlar los Altos del Golán en la frontera con Jordanía, Líbano y Siria, ocupó prácticamente toda Cisjordanía dentro de Palestina, se hizo con el gobierno de Jerusalén este e incluso se apoderó de la península del Sinaí que después devolvería a Egipto, no fueron suficientes para Netanyahu. Y es que desde entonces ha llovido mucho, e Israel con su política de asentamientos y su supremacía militar ha reducido en mucho el territorio palestino y aquellas fronteras hoy le saben a poco.

Por su parte Hamás, partido que gobierna el territorio palestino, elegido en 2007 y considerado como terrorista tanto por estadounideneses como por israelitas, también ha hecho sus movimientos. Hace aproximadamente un mes se anunciaba un acercamiento de posturas con Al-Fatah único intermediario válido en la resolción del conflicto según Israel.

Hasta ahora todos estas reacciones son insuficientes, sin embargo son una muestra de que los cambios en el mundo árabe tienen una fuerza importante. En la base de todo cambio y de todo futuro para Oriente Próximo se encuentra la situación del pueblo palestino, en contínua agonía desde el 48. Su sufrimiento está presente de una u otra manera en la conciencia de los diferentes páises que conforman la comunidad árabe, de igual modo que la tragedia judía lo estuvo en la configuración del nuevo orden occidental tras la II Guerra Mundial.

Es por ello que Palestina es la llave que abrirá(o bien cerrará) la puerta de un futuro que consolide los cambios que las sociedades árabes están reclamando.

Noticias relacionadas

Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.

El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.

Duele el dolor, aunque duele más la injusticia que le rodea. Es lo que entendí de las palabras de Rosa Mª Sarda en su relato de vida. Una entrevista donde explicaba la realidad social de un pasado en el que perdió a su hermano por la pandemia del sida. Por un momento, recordé aquella facilidad colérica para culpabilizar al resto en clara atribución a un egoísmo psicológico, toda vez, que nos acercábamos a la mayor osadía de nuestro tiempo: la ignorancia.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto