Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Libros
Etiquetas | Pulsiones de papel
Los otros pensamientos

El vértice del texto

|

Escribo juntando palabras que forman frases formantes de unidades con significado llamados párrafos, a su vez vinculados por un sentido ordenante que es la intención, en ocasiones subordinada al inconsciente por algún mecanismo oculto que dicta con voz de portento y fortaleza, aunque normalmente es la consciencia quien impone su criterio. Esta perorata me sirve para introducir un tema recurrente, circular, que se presenta sin avisar en mi pensamiento y espero que tras este exorcismo quede saldada mi deuda, no debiendo entrometerse en mi futuro bajo pretexto alguno tal incordio.

Me gustaría antes de nada aclarar que el incordio lo es en base a mi percepción y considero que como individuo me pertenezco a mí primero y mí me debo. Razón por la cuál me he invitado a reflexionar sobre lo adecuado de exteriorizar lo que considero una molestia eficaz, capaz de impedir mi normal desarrollo como ser social en el concierto global que comparto. De nuevo un circunloquio para obviar el motivo inquietante que en ocasiones me mantiene en vilo, me desconcierta y me hace dudar de mi presencia real en esta vida.

No voy a demorarme más en la presentación pues preveo la falta de dominancia en mis acciones, la insustancial vereda por la que camino para cualquier lector, pero advierto que mi fastidio también será compartido con él cuando encuadre a mi adversario, cuando finalmente descorra la cortina del escenario y se encienda la luz. Alguien en la tramoya empieza a trabajar hilvanando las estructuras. El apuntador carraspea buscando con sus ojos mi presencia mientras retuerce la obra entre sus manos. Por fin arranco: el Tedio, ¡qué fastidio es él!

El vértice del texto

Los otros pensamientos
Luis López
martes, 31 de mayo de 2011, 07:31 h (CET)
Escribo juntando palabras que forman frases formantes de unidades con significado llamados párrafos, a su vez vinculados por un sentido ordenante que es la intención, en ocasiones subordinada al inconsciente por algún mecanismo oculto que dicta con voz de portento y fortaleza, aunque normalmente es la consciencia quien impone su criterio. Esta perorata me sirve para introducir un tema recurrente, circular, que se presenta sin avisar en mi pensamiento y espero que tras este exorcismo quede saldada mi deuda, no debiendo entrometerse en mi futuro bajo pretexto alguno tal incordio.

Me gustaría antes de nada aclarar que el incordio lo es en base a mi percepción y considero que como individuo me pertenezco a mí primero y mí me debo. Razón por la cuál me he invitado a reflexionar sobre lo adecuado de exteriorizar lo que considero una molestia eficaz, capaz de impedir mi normal desarrollo como ser social en el concierto global que comparto. De nuevo un circunloquio para obviar el motivo inquietante que en ocasiones me mantiene en vilo, me desconcierta y me hace dudar de mi presencia real en esta vida.

No voy a demorarme más en la presentación pues preveo la falta de dominancia en mis acciones, la insustancial vereda por la que camino para cualquier lector, pero advierto que mi fastidio también será compartido con él cuando encuadre a mi adversario, cuando finalmente descorra la cortina del escenario y se encienda la luz. Alguien en la tramoya empieza a trabajar hilvanando las estructuras. El apuntador carraspea buscando con sus ojos mi presencia mientras retuerce la obra entre sus manos. Por fin arranco: el Tedio, ¡qué fastidio es él!

Noticias relacionadas

Soneto dedicado a la Hermandad del Cristo de los Estudiantes de Córdoba que ha logrado esta imagen, tan cabal como conmovedora, que nos acerca, más aún, al Cristo Vivo del Sagrario.

A pocos días de que comience la Semana Santa, en donde se vive con especial devoción en lugares tan emblemáticos como Sevilla, cae en nuestras manos una característica novela negra del escritor Fran Ortega. Los hijos de justo comienza con el capellán de la Macarena degollado en la Basílica, en donde, además, no hay rastro de la imagen de la virgen. 

Te he mirado Señor, como otras veces, pero hoy tu rostro está más afligido. Sé que ahora te sientes muy herido por agravios que tu no te mereces.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto