Suwon se encuentra aproximadamente a 30 kilómetros al sur de Seúl, capital de Corea del Sur. Allí tiene una calle en su nombre Park-Ji-Sung. Hijo de Sung-jong y Myung-ja, empezó a jugar al fútbol a los once años cuando se decidió a emprender su carrera de futbolista. Rechazado por algunos clubes por su baja estatura, tuvo sus primeros logros con el Kyoto Purple Sanga Fc japonés. De ahí al PSV Eindhoven y a la selección para acabar en un histórico: el Manchester United. Una Champions, cuatro Premier, un mundialito de clubes. Pero Park-Ji-Sung no supo qué era el fútbol hasta el pasado sábado.
Park Ji Sung se quedó sin celebrar la Champions.
Mientras Park-Ji-Sung se ponía las botas, pensaba en Wembley. Un buen escenario para ver fútbol. 90.000 espectadores para animar a quienes iban a pisar el césped del hogar de la Selección Inglesa de fútbol. Si los inventores del fútbol eligieron este lugares para practicar su deporte, Park lo hizo para verlo en primera fila.
Vio un argentino llamado Messi (él también tuvo problemas por su estatura), armar su pierna para el 2-1 y corrió detrás de él todo el partido para admirarlo de cerca. Contempló a Xavi e Iniesta y pensó que lo de Oliver y Benji era real. Y no vio, pero se lo contaron, a Pedrito ajustando al palo izquierdo el balón para el 1-0 y se preguntó por qué “Pedrito” si el gol era de un grande.
Park estuvo viendo el mundo en rayas azules y granas durante 90 minutos. Hora y media en la que descubrió el fútbol.