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Opinión
Etiquetas | El niño que aplaude en su escondite
El movimiento 15-M es contra PP, PSOE y otros partidos que han alcanzado cotas de poder y han abusado, robado, engañado o nos han maltratado

La discrepancia entre los que queremos lo mismo nos une en la estupidez

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Conversación corta:

Oye,
Eres un fascista.
No, perdona,
El fascista,
Eres tú.
No, eres tú.
No, tú.
Tú.
Tú.

La intención de mis artículos para este periódico son, fundamentalmente, artísticos y poco políticos, pero que sea un artista no quiere decir que esté fuera de la realidad o que no me movilice según mis convicciones, todo lo contrario. Precisamente por eso, por ser un artista, creo que con más razón debo hacerlo. Estos días se ha producido el movimiento 15 de Mayo en toda España. Me he involucrado todo lo que he podido, salí a las manifestaciones y grité con la palabra y mis posibilidades en todos los foros a los que he tenido acceso. En este artículo voy a hacer unas breves consideraciones sobre todo lo que nos separa en este país. Una vez más la izquierda se divide en vez de unir su voz. Pero antes de escribir sobre eso aclararé por qué he salido a la calle y por qué pienso que había que salir y que hay que seguir saliendo. Resulta que debo de ser un iluso, o un romántico o alguien que no encaja (eso es evidente), no sé. Pero yo sé por qué he salido a la calle. Salgo por mis hijos, por la poesía, por el arte, por cambiar las cosas, por intentar cambiar las cosas, por no dejar de intentar cambiar las cosas, por no claudicar, por continuar en la lucha fuera de mi torre de marfil, por un día más de lucha, por seguir luchando mañana. Por que si al final esto no sirve de nada o porque si al final ocurriese que cada uno tuviese un número en la cola para genocidio, antes haber luchado. Porque merece la pena.

Parece que para algunos sectores de la izquierda (¿?) somos peligrosos o borregos o que seguimos una serie de protestas de diseño Web, nos han llamado de todo, pijos con tiempo libre, hippies de papá, punkies de marca, pamplineros, pancarteros de diseño, etc. Lo peor de todo es que estos escépticos, en muchos casos, son violentos, abogan por una revolución con sangre. Yo sigo pensando que si las cosas han de cambiar mediante la fuerza, es mejor que no cambien, pero otra de las razones por las que me he movilizado es porque estoy convencido de que el mundo se puede transformar pacíficamente. También me deja alucinado que otros tipo de escépticos, también agresivos, pero no violentos, muy malhumorados, después de increparnos y ponernos a caldo nos dejan claro que son más demócratas, que son más críticos, más inteligentes y, en definitiva, mejores que cualquiera de nosotros, y lo que más me alucina es que abogan por el inmovilismo más absoluto. Además hay otro tipo de escépticos que me asombran más, algunos artistas, poetas, pintores o músicos que en sus trabajos suelen llenarse la boca con las causas sociales pero que ahora han decidido no sumarse demostrando su lejanía con la ciudadanía. Pareciera que despreciasen a la chusma allí reunida. Están en sus torres de marfil. Pero dentro de este grupo están los peores, que son esos artistas o intelectuales que se suman al carro cuando ya está todo empezado y ha empezado a dar que hablar. Los otros, al menos, dan su parecer desde el principio, bien con el silencio o con su discrepancia explícita.

Después nos encontramos con esos que dicen que no son de nada, es decir, los de derechas. A algunos les he oído alabar todas estas movilizaciones (a las que no han acudido, exactamente igual que los escépticos, mira tú) diciendo que vuelven a creer en el ser humano, que la vida es maravillosa y que efectivamente los políticos del PP son unos impresentables, igual que los del PSOE, pero sin embargo van en tropel a votar a su partido de toda la vida, este que acaba de arrasar. Muchos se equivocan pensando que este movimiento es en contra de la derecha y de la izquierda, pero se equivocan, esto no es en contra de la izquierda, somos de izquierdas, es en contra del PP y del PSOE y de otros partidos que han alcanzado cotas de poder y han abusado o robado o engañado o nos han maltratado de una manera o de otra. No voy a poner aquí las razones porque son muchas, y además casi siempre son personales.

Y así seguimos en este país: los escépticos siguen igual de malhumorados alegando que somos nosotros los culpables, cerrando los ojos ante la evidencia de que el PP iba a ganar, a arrasar como lo ha hecho, algunos, ahora, pidiendo sangre, la derecha descojonándose de la izquierda crítica, apoyando a los corruptos, adorándolos, y no hacemos más que alejarnos los unos de los otros, sin cesar, como siempre, todos lejos, dándonos la espalda, sin conseguir llegar a acuerdos, todos de mala ostia o jodidos o parados o inmóviles o dando gracias a dios por las mesas rebosantes de alimentos, atragantándose entre carcajadas enfermas.

La discrepancia entre los que queremos lo mismo nos une en la estupidez

El movimiento 15-M es contra PP, PSOE y otros partidos que han alcanzado cotas de poder y han abusado, robado, engañado o nos han maltratado
Velpister
martes, 24 de mayo de 2011, 06:49 h (CET)
Conversación corta:

Oye,
Eres un fascista.
No, perdona,
El fascista,
Eres tú.
No, eres tú.
No, tú.
Tú.
Tú.

La intención de mis artículos para este periódico son, fundamentalmente, artísticos y poco políticos, pero que sea un artista no quiere decir que esté fuera de la realidad o que no me movilice según mis convicciones, todo lo contrario. Precisamente por eso, por ser un artista, creo que con más razón debo hacerlo. Estos días se ha producido el movimiento 15 de Mayo en toda España. Me he involucrado todo lo que he podido, salí a las manifestaciones y grité con la palabra y mis posibilidades en todos los foros a los que he tenido acceso. En este artículo voy a hacer unas breves consideraciones sobre todo lo que nos separa en este país. Una vez más la izquierda se divide en vez de unir su voz. Pero antes de escribir sobre eso aclararé por qué he salido a la calle y por qué pienso que había que salir y que hay que seguir saliendo. Resulta que debo de ser un iluso, o un romántico o alguien que no encaja (eso es evidente), no sé. Pero yo sé por qué he salido a la calle. Salgo por mis hijos, por la poesía, por el arte, por cambiar las cosas, por intentar cambiar las cosas, por no dejar de intentar cambiar las cosas, por no claudicar, por continuar en la lucha fuera de mi torre de marfil, por un día más de lucha, por seguir luchando mañana. Por que si al final esto no sirve de nada o porque si al final ocurriese que cada uno tuviese un número en la cola para genocidio, antes haber luchado. Porque merece la pena.

Parece que para algunos sectores de la izquierda (¿?) somos peligrosos o borregos o que seguimos una serie de protestas de diseño Web, nos han llamado de todo, pijos con tiempo libre, hippies de papá, punkies de marca, pamplineros, pancarteros de diseño, etc. Lo peor de todo es que estos escépticos, en muchos casos, son violentos, abogan por una revolución con sangre. Yo sigo pensando que si las cosas han de cambiar mediante la fuerza, es mejor que no cambien, pero otra de las razones por las que me he movilizado es porque estoy convencido de que el mundo se puede transformar pacíficamente. También me deja alucinado que otros tipo de escépticos, también agresivos, pero no violentos, muy malhumorados, después de increparnos y ponernos a caldo nos dejan claro que son más demócratas, que son más críticos, más inteligentes y, en definitiva, mejores que cualquiera de nosotros, y lo que más me alucina es que abogan por el inmovilismo más absoluto. Además hay otro tipo de escépticos que me asombran más, algunos artistas, poetas, pintores o músicos que en sus trabajos suelen llenarse la boca con las causas sociales pero que ahora han decidido no sumarse demostrando su lejanía con la ciudadanía. Pareciera que despreciasen a la chusma allí reunida. Están en sus torres de marfil. Pero dentro de este grupo están los peores, que son esos artistas o intelectuales que se suman al carro cuando ya está todo empezado y ha empezado a dar que hablar. Los otros, al menos, dan su parecer desde el principio, bien con el silencio o con su discrepancia explícita.

Después nos encontramos con esos que dicen que no son de nada, es decir, los de derechas. A algunos les he oído alabar todas estas movilizaciones (a las que no han acudido, exactamente igual que los escépticos, mira tú) diciendo que vuelven a creer en el ser humano, que la vida es maravillosa y que efectivamente los políticos del PP son unos impresentables, igual que los del PSOE, pero sin embargo van en tropel a votar a su partido de toda la vida, este que acaba de arrasar. Muchos se equivocan pensando que este movimiento es en contra de la derecha y de la izquierda, pero se equivocan, esto no es en contra de la izquierda, somos de izquierdas, es en contra del PP y del PSOE y de otros partidos que han alcanzado cotas de poder y han abusado o robado o engañado o nos han maltratado de una manera o de otra. No voy a poner aquí las razones porque son muchas, y además casi siempre son personales.

Y así seguimos en este país: los escépticos siguen igual de malhumorados alegando que somos nosotros los culpables, cerrando los ojos ante la evidencia de que el PP iba a ganar, a arrasar como lo ha hecho, algunos, ahora, pidiendo sangre, la derecha descojonándose de la izquierda crítica, apoyando a los corruptos, adorándolos, y no hacemos más que alejarnos los unos de los otros, sin cesar, como siempre, todos lejos, dándonos la espalda, sin conseguir llegar a acuerdos, todos de mala ostia o jodidos o parados o inmóviles o dando gracias a dios por las mesas rebosantes de alimentos, atragantándose entre carcajadas enfermas.

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