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Los votantes del COI tienen un sentimiento de deuda con la candidatura española

Empecemos a soñar con Madrid 2020

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El deporte pasa por unas horas a un segundo plano porque lo que toca es el análisis de las elecciones de ayer. Comienza una nueva legislatura pero, mirando en mi agenda, he encontrado otra importante tarea que también empieza hoy: se abre el plazo para presentar las candidaturas de cara a los Juegos Olímpicos de 2020. Y en esto tiene mucho que decir Madrid. Su alcalde, Alberto Ruíz Gallardón, apenas tiene tiempo para celebraciones tras ser reelegido porque esta tarea es urgente.

El pistoletazo de salida de Madrid 2020 tiene que ser mucho más inmediato de lo que se piensa. El plazo de presentación de aspirantes concluirá el 1 de septiembre pero los primeros pasos, luego la decisión de presentarse o no, tiene como último día el 29 de julio. Para entonces, las ciudades que quieran aspirar a ser sede ya tienen que haber mandado los primeros documentos. Gallardón, desde que vio frustradas las ilusiones de 2016, ha repetido que la decisión la debía tomar el Ayuntamiento que saliera del 22-M. Pues ya estamos a 23 y ya estamos en la cuenta a atrás.

Doy por hecho que Madrid debería intentarlo por tercera vez consecutiva. Tengo la convicción absoluta de que tiene todo a su favor para que esta vez sí sea la definitiva, tenga los rivales que tenga. De hecho, voy a desmontar algunos mitos. El primero, el de Sudáfrica. Es muy probable que entre en la carrera con Durban pero sus opciones son más escasas de lo que parece. La experiencia del Mundial de fútbol ha dejado buen sabor de boca pero no es la misma fortaleza presentarse como país que como ciudad. No obstante, la principal reticencia es el riesgo experimental que supone llevar los Juegos a un punto tan lejano y con unos resultados organizativos inciertos, pues la cita olímpica multiplica la complejidad del evento futbolístico. Creo que el COI tiene, por ahora, suficiente aventura con Río de Janeiro y en 2020 optará por algo mucho más seguro.

Teniendo en cuenta que Londres es una candidatura indefinida, geográficamente porque está sin es estar en Europa y culturalmente porque comparte más con EEUU (idioma incluido) que con el viejo continente, veo casi seguro que los Juegos recaigan en una capital europea. A día de hoy, sólo está confirmada la candidatura de Roma y aún se lo están pensando Alemania y Francia, probablemente con Munich y París. Aun reconociendo su peso, estoy convencido de que los votantes del COI, en su conciencia, tienen un sentimiento de deuda con Madrid, no sólo porque ya han rechazado su excelente proyecto dos veces sino porque el tercero será incluso mejor y porque es la única gran capital europea que todavía no ha acogido los Juegos. Habrá que preparar un mapita de esos que tanto conmueven a los que votan, al modo del que hizo Río.

En cuanto al resto de posibles candidaturas, Madrid podría tener como rivales a Tokio, Doha, Estambul o Dubai. En todas ellas, el peligro está en su influencia política o económica, según el caso, y ya vimos en la elección de las sedes de los próximos Mundiales de fútbol el peso de los petrodólares; sería patético y preocupante que el movimiento olímpico también se dejara embaucar.

Queda demostrado que soy optimista ante las aspiraciones españolas… excepto por un detalle: los Juegos de Invierno de 2018, cuya sede se elegirá el 6 de julio. Optan la francesa Annecy, la alemana Munich y la surcoreana PyeongChang. Toca rezar para que esa cita recaiga en la isla asiática. No obstante, incluso en este caso, pediría una reflexión serena y profunda porque tenemos derecho a volver a ilusionarnos con Madrid 2020 y muchas opciones de que ese sueño se convierta en realidad.

Empecemos a soñar con Madrid 2020

Los votantes del COI tienen un sentimiento de deuda con la candidatura española
Alberto Mendo
lunes, 23 de mayo de 2011, 06:53 h (CET)
El deporte pasa por unas horas a un segundo plano porque lo que toca es el análisis de las elecciones de ayer. Comienza una nueva legislatura pero, mirando en mi agenda, he encontrado otra importante tarea que también empieza hoy: se abre el plazo para presentar las candidaturas de cara a los Juegos Olímpicos de 2020. Y en esto tiene mucho que decir Madrid. Su alcalde, Alberto Ruíz Gallardón, apenas tiene tiempo para celebraciones tras ser reelegido porque esta tarea es urgente.

El pistoletazo de salida de Madrid 2020 tiene que ser mucho más inmediato de lo que se piensa. El plazo de presentación de aspirantes concluirá el 1 de septiembre pero los primeros pasos, luego la decisión de presentarse o no, tiene como último día el 29 de julio. Para entonces, las ciudades que quieran aspirar a ser sede ya tienen que haber mandado los primeros documentos. Gallardón, desde que vio frustradas las ilusiones de 2016, ha repetido que la decisión la debía tomar el Ayuntamiento que saliera del 22-M. Pues ya estamos a 23 y ya estamos en la cuenta a atrás.

Doy por hecho que Madrid debería intentarlo por tercera vez consecutiva. Tengo la convicción absoluta de que tiene todo a su favor para que esta vez sí sea la definitiva, tenga los rivales que tenga. De hecho, voy a desmontar algunos mitos. El primero, el de Sudáfrica. Es muy probable que entre en la carrera con Durban pero sus opciones son más escasas de lo que parece. La experiencia del Mundial de fútbol ha dejado buen sabor de boca pero no es la misma fortaleza presentarse como país que como ciudad. No obstante, la principal reticencia es el riesgo experimental que supone llevar los Juegos a un punto tan lejano y con unos resultados organizativos inciertos, pues la cita olímpica multiplica la complejidad del evento futbolístico. Creo que el COI tiene, por ahora, suficiente aventura con Río de Janeiro y en 2020 optará por algo mucho más seguro.

Teniendo en cuenta que Londres es una candidatura indefinida, geográficamente porque está sin es estar en Europa y culturalmente porque comparte más con EEUU (idioma incluido) que con el viejo continente, veo casi seguro que los Juegos recaigan en una capital europea. A día de hoy, sólo está confirmada la candidatura de Roma y aún se lo están pensando Alemania y Francia, probablemente con Munich y París. Aun reconociendo su peso, estoy convencido de que los votantes del COI, en su conciencia, tienen un sentimiento de deuda con Madrid, no sólo porque ya han rechazado su excelente proyecto dos veces sino porque el tercero será incluso mejor y porque es la única gran capital europea que todavía no ha acogido los Juegos. Habrá que preparar un mapita de esos que tanto conmueven a los que votan, al modo del que hizo Río.

En cuanto al resto de posibles candidaturas, Madrid podría tener como rivales a Tokio, Doha, Estambul o Dubai. En todas ellas, el peligro está en su influencia política o económica, según el caso, y ya vimos en la elección de las sedes de los próximos Mundiales de fútbol el peso de los petrodólares; sería patético y preocupante que el movimiento olímpico también se dejara embaucar.

Queda demostrado que soy optimista ante las aspiraciones españolas… excepto por un detalle: los Juegos de Invierno de 2018, cuya sede se elegirá el 6 de julio. Optan la francesa Annecy, la alemana Munich y la surcoreana PyeongChang. Toca rezar para que esa cita recaiga en la isla asiática. No obstante, incluso en este caso, pediría una reflexión serena y profunda porque tenemos derecho a volver a ilusionarnos con Madrid 2020 y muchas opciones de que ese sueño se convierta en realidad.

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