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Quique Sánchez Flores y Diego Forlán abandonan la disciplina del Atlético de Madrid de una manera muy diferente

Despedidas dispares

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Un año después de conquistar la Europa League, dos de los héroes del triunfo rojiblanco en Hamburgo viven sus últimos días vinculados al Atlético de Madrid. Quique Sánchez Flores aprovechó el encuentro ante el Hércules para despedirse del Calderón con todos los honores. El técnico recibió el cariño y el agradecimiento de una grada que coreó su nombre con el misma ritmo con el que idolatraron a Radomir Antic en los noventa.

Era de justicia que Quique se marchara por la puerta grande. Los dos títulos europeos, tras 14 años sin abrir las vitrinas, son más que suficientes para que se haya ganado un puesto destacado en la historia más brillante del conjunto de la ribera del Manzanares. Además de las copas, como herencia deja la recuperación para lo útil de Reyes y una apuesta (obligada) por la cantera y ahí están Domínguez (al que rejoneó en público y eso está feo), Koke o De Gea (no se sabe por cuánto tiempo, pero se intuye que poco).

Sin embargo, en su debe está el no haber sabido gestionar el "tema Forlán" que ha terminado por perjudicarle a él, al uruguayo y sobre todo al club. Es cierto que el desencuentro del Cacha con la entidad se produjo antes que con el entrenador, pero a éste le faltó la psicología y empatía que se presupone a alguien que ha vestido de corto y que debe conocer cómo piensa un futbolista.

Forlán forma parte de los días más gloriosos del Atlético y pese a reconocer todos los errores que ha cometido, sobre todo en los últimos tiempos, merecía más respeto (lo de tenerle calentando 40 minutos en la banda, para luego dejarle en evidencia ante la prensa, sobraba) por parte de Quique Sánchez Flores.

Si el técnico ha conseguido triunfar en el Atleti, en parte, ha sido gracias a los goles Forlán. Sin embargo, el uruguayo ha perforado las redes con Aguirre, con Abel y con el propio Sánchez Flores. Lamento que Forlán no haya recibido el reconocimiento que se ganó con sus tantos sobre el terreno de juego. La memoria colchonera le ha reservado un sitio para la eternidad y eso no se lo quitará ni un entrenador, ni la directiva, ni cuatro individuos sin memoria que le dijeron adiós al grito de "mercenario".

Despedidas dispares

Quique Sánchez Flores y Diego Forlán abandonan la disciplina del Atlético de Madrid de una manera muy diferente
Ricardo Martínez
jueves, 19 de mayo de 2011, 06:58 h (CET)
Un año después de conquistar la Europa League, dos de los héroes del triunfo rojiblanco en Hamburgo viven sus últimos días vinculados al Atlético de Madrid. Quique Sánchez Flores aprovechó el encuentro ante el Hércules para despedirse del Calderón con todos los honores. El técnico recibió el cariño y el agradecimiento de una grada que coreó su nombre con el misma ritmo con el que idolatraron a Radomir Antic en los noventa.

Era de justicia que Quique se marchara por la puerta grande. Los dos títulos europeos, tras 14 años sin abrir las vitrinas, son más que suficientes para que se haya ganado un puesto destacado en la historia más brillante del conjunto de la ribera del Manzanares. Además de las copas, como herencia deja la recuperación para lo útil de Reyes y una apuesta (obligada) por la cantera y ahí están Domínguez (al que rejoneó en público y eso está feo), Koke o De Gea (no se sabe por cuánto tiempo, pero se intuye que poco).

Sin embargo, en su debe está el no haber sabido gestionar el "tema Forlán" que ha terminado por perjudicarle a él, al uruguayo y sobre todo al club. Es cierto que el desencuentro del Cacha con la entidad se produjo antes que con el entrenador, pero a éste le faltó la psicología y empatía que se presupone a alguien que ha vestido de corto y que debe conocer cómo piensa un futbolista.

Forlán forma parte de los días más gloriosos del Atlético y pese a reconocer todos los errores que ha cometido, sobre todo en los últimos tiempos, merecía más respeto (lo de tenerle calentando 40 minutos en la banda, para luego dejarle en evidencia ante la prensa, sobraba) por parte de Quique Sánchez Flores.

Si el técnico ha conseguido triunfar en el Atleti, en parte, ha sido gracias a los goles Forlán. Sin embargo, el uruguayo ha perforado las redes con Aguirre, con Abel y con el propio Sánchez Flores. Lamento que Forlán no haya recibido el reconocimiento que se ganó con sus tantos sobre el terreno de juego. La memoria colchonera le ha reservado un sitio para la eternidad y eso no se lo quitará ni un entrenador, ni la directiva, ni cuatro individuos sin memoria que le dijeron adiós al grito de "mercenario".

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