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Es terrible la facilidad con la que nos cortamos las alas sin necesidad

Alas cortadas

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Cualquier tiempo pasado…, fue peor. El progreso fluye por las avenidas existenciales con una energía insospechada. En cada esquina descubrimos sorprendentes HALLAZGOS con fascinantes sugerencias. El ritmo es acelerado, de tal modo, que resulta imposible mantenerse atento al conjunto de las apariciones; quizá por eso, nos resulta suficiente con la vivencia de los instantes personales, ocupan la trayectoria del individuo desde la biología básica a las capacidades mentales. Enfrascados en esa vorágine disminuyen las opciones disyuntivas.

Ahora bien, si en las memorias cerramos el camino a las penurias, maldades y sufrimientos de antaño; habremos endulzado los recuerdos, trazando la frase melancólica de que perdimos tiempos mejores. Cabe preguntarnos si no habremos convertido el análisis necesario en una manipulación burda. Mientras tanto, queda pendiente la auténtica valoración de venturas y miserias, objetivos y renuncias, de cara a una vida satisfactoria. En esa calibración nos va el posible aleteo responsable o quedarnos con las alas cortadas en un tránsito rastrero. Son OPCIONES reales.

Los límites o las carencias, el no disponer de unas buenas alas, es una cuestión bien diferente de que uno se corte las alas propias o bien las mantenga pegadas con cola al cuerpo. Pues bien, unos talantes así de estúpidos los estamos aplicando a los procedimientos implicados en la DEMOCRACIA. Quizá estemos ya en unas fases en las cuales no recordemos el auténtico sentir democrático, porque no sólo existen las mayorías, la separación de poderes es básica y el voto no es el único alimento de la vida social. El engranaje respetable es exigente con los requisitos. Los frecuentes mangoneos de los partidos, alcaldesas o jerifaltes varios, recortan con vehemencia la libertad para el vuelo de los ciudadanos.

Las investigaciones consiguen descubrimientos incesantes, portadores de una curiosa característica. En la medida que avanzan los conocimientos, aumentan así mismo las incógnitas. Un nuevo hallazgo suele poner de manifiesto mayores contenidos subyacentes abiertos a nuevos interrogantes. En la extensa presencia de los variados sectores CIENTÍFICOS, evidenciamos que la ciencia queda desdibujada en los extremos, pierde enteros cuando se aproxima a los orígenes o hacia los fines. El vuelo positivista acaba transformado en intuiciones, presunciones, suposiciones, o bien se adentra en la modesta actitud de asombro ante los misterios, con respeto o con un orgullo desfasado, según los talantes.

El mismo fervor por comunicar cualquier resultado novedoso de un trabajo científico, propicia algunos malentendidos; cuando menos, desorienta, pudiendo abocarnos a errores graves. No es lo mismo un descubrimiento aislado que la comprensión del asunto. Si la DIVULGACIÓN presurosa no aclara esto, tiende a confundir, a ser un trozo de la verdad o una clara tergiversación del asunto nuclear. La mejor comprensión de la manera de acostar a los bebés es una materia compleja, incluye gran variedad de factores. Que 100 de ellos tengan menos complicaciones durmiendo de costado, mirando al techo o con la tripa sobre el colchón, no son estudios completos. La comprensión del asunto exige otros planteamientos.

Por si aún no teníamos suficientes argumentos en contra de los alardes presuntuosos, bastarán unas consideraciones someras sobre los acercamientos al conocimiento de la materia oscura (Sea materia propiamente o energía desconocida), nada menos que un 97 % de la materia calculada. Abogan por una intensa cura de HUMILDAD; embarcados en estas andanzas por circuitos provisionales, expuestos al tropiezo con realidades impensadas. Lo percibimos también en territorios individuales, como puede ser el cerebro, el pensamiento en general; porque, ¿Cuál es en verdad el conocimiento adquirido con respecto a la mente? Aquí no hay precisión que valga en los porcentajes, ni atisbamos los matices nucleares.

En el reiterado revuelo de los juicios por las corrupciones suelen publicarse declaraciones sorprendentes, empeñadas en contrariar a los ambientes inflados por la proclamación de libertades e igualdades. Aunque la sorpresa será menor si tenemos en cuenta que la sinceridad y la decencia afrontan un futuro complicado dada su escasa presencia. En las diferentes causas reina la INOPIA de las esposas, en pleno disfrute de los caudales, aunque desde la ignorancia, y eso que son gente de altura posicional, realeza, ministerios, títulos honorables, nivel de vida; en claro contraste con las mínimas alturas morales exigibles. La inopia en estos lances es un telón con espléndidos decorados.

La insolencia es capaz de propiciar por donde pasa un odio inclemente, los comportamientos irregulares utilizan cualquier artimaña, los políticos potencian sus triquiñuelas y en las redes sociales se alardea de las andanzas escurridizas. Constituyen amplios sectores con riesgo de actuaciones intempestivas y delictivas; escesivo contenido para que las soluciones dependan sólo de los jueces. La JUDICIALIZACIÓN de cada desarreglo bloquea las instancias legales, que tampoco abarcan de por sí la amplitud de matices correctores. Esa descarga irresponsable sobre la justicia queda convertida en una mala excusa para no adentrarnos en la verdadera trama descompuesta.

Con ser importante el recurso a la justicia, representa una medida incompleta, de actuaciones premiosas y resoluciones retardadas, con el agravante de unas condenas que corrigen pocas cosas. A fuerza de menosprecios, hemos recortado los niveles de la Ética, esta y la moral, las hemos reducido a opiniones particulares. Ni se piensa en la graduación de las razones empleadas. La LIQUIDACIÓN de una calibraciones de cierto peso nos deja desprotegidos, al pairo de cualquier ventolera, al rebufo de las maquinaciones grupales adheridas a los nucleos poderosos. El abandonado cultivo de la mejores cualidades, provoca la amputación de los instrumentos necesarios para los vuelos gratificantes de cara a la convivencia.

Convendremos en que no es suficiente con proponerse las enmiendas o proyectos sucesivos, las dificultades aparecen en cada gestión. Los conocimientos los asimilamos en precario, las intenciones brujulean desperdigadas y las limitaciones entorpecen las actividades habituales. Con las dificultades experimentadas, el REVULSIVO reparador está situado en nuestros interiores, en la suma de limpulsos bien orientados, implicados en un dinamismo tenaz. El conflicto surge por la existencia simultánea de la prepotencia depauperante, aniquiladora, orgullosa de su ensimismamiento. Desoye la voz de las raíces existenciales, impide el asiento de las vidas corrientes en unos andamiajes aliviadores de las penurias inevitables.

La falta de una alas eficaces puede ser una condición natual a la que poco se podrá oponer. El deterioro o la destrucción de tales instrumentos por los propios perjudicados evidencia una CRUELDAD paradójica. El grado de estupidez de dichas conductas raya en lo esperpéntico, lo que no impide su realidad permanente. La disyuntiva es nítida, pero las opciones elegidas no dejan de sorprendernos.

Alas cortadas

Es terrible la facilidad con la que nos cortamos las alas sin necesidad
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 31 de marzo de 2017, 00:09 h (CET)
Cualquier tiempo pasado…, fue peor. El progreso fluye por las avenidas existenciales con una energía insospechada. En cada esquina descubrimos sorprendentes HALLAZGOS con fascinantes sugerencias. El ritmo es acelerado, de tal modo, que resulta imposible mantenerse atento al conjunto de las apariciones; quizá por eso, nos resulta suficiente con la vivencia de los instantes personales, ocupan la trayectoria del individuo desde la biología básica a las capacidades mentales. Enfrascados en esa vorágine disminuyen las opciones disyuntivas.

Ahora bien, si en las memorias cerramos el camino a las penurias, maldades y sufrimientos de antaño; habremos endulzado los recuerdos, trazando la frase melancólica de que perdimos tiempos mejores. Cabe preguntarnos si no habremos convertido el análisis necesario en una manipulación burda. Mientras tanto, queda pendiente la auténtica valoración de venturas y miserias, objetivos y renuncias, de cara a una vida satisfactoria. En esa calibración nos va el posible aleteo responsable o quedarnos con las alas cortadas en un tránsito rastrero. Son OPCIONES reales.

Los límites o las carencias, el no disponer de unas buenas alas, es una cuestión bien diferente de que uno se corte las alas propias o bien las mantenga pegadas con cola al cuerpo. Pues bien, unos talantes así de estúpidos los estamos aplicando a los procedimientos implicados en la DEMOCRACIA. Quizá estemos ya en unas fases en las cuales no recordemos el auténtico sentir democrático, porque no sólo existen las mayorías, la separación de poderes es básica y el voto no es el único alimento de la vida social. El engranaje respetable es exigente con los requisitos. Los frecuentes mangoneos de los partidos, alcaldesas o jerifaltes varios, recortan con vehemencia la libertad para el vuelo de los ciudadanos.

Las investigaciones consiguen descubrimientos incesantes, portadores de una curiosa característica. En la medida que avanzan los conocimientos, aumentan así mismo las incógnitas. Un nuevo hallazgo suele poner de manifiesto mayores contenidos subyacentes abiertos a nuevos interrogantes. En la extensa presencia de los variados sectores CIENTÍFICOS, evidenciamos que la ciencia queda desdibujada en los extremos, pierde enteros cuando se aproxima a los orígenes o hacia los fines. El vuelo positivista acaba transformado en intuiciones, presunciones, suposiciones, o bien se adentra en la modesta actitud de asombro ante los misterios, con respeto o con un orgullo desfasado, según los talantes.

El mismo fervor por comunicar cualquier resultado novedoso de un trabajo científico, propicia algunos malentendidos; cuando menos, desorienta, pudiendo abocarnos a errores graves. No es lo mismo un descubrimiento aislado que la comprensión del asunto. Si la DIVULGACIÓN presurosa no aclara esto, tiende a confundir, a ser un trozo de la verdad o una clara tergiversación del asunto nuclear. La mejor comprensión de la manera de acostar a los bebés es una materia compleja, incluye gran variedad de factores. Que 100 de ellos tengan menos complicaciones durmiendo de costado, mirando al techo o con la tripa sobre el colchón, no son estudios completos. La comprensión del asunto exige otros planteamientos.

Por si aún no teníamos suficientes argumentos en contra de los alardes presuntuosos, bastarán unas consideraciones someras sobre los acercamientos al conocimiento de la materia oscura (Sea materia propiamente o energía desconocida), nada menos que un 97 % de la materia calculada. Abogan por una intensa cura de HUMILDAD; embarcados en estas andanzas por circuitos provisionales, expuestos al tropiezo con realidades impensadas. Lo percibimos también en territorios individuales, como puede ser el cerebro, el pensamiento en general; porque, ¿Cuál es en verdad el conocimiento adquirido con respecto a la mente? Aquí no hay precisión que valga en los porcentajes, ni atisbamos los matices nucleares.

En el reiterado revuelo de los juicios por las corrupciones suelen publicarse declaraciones sorprendentes, empeñadas en contrariar a los ambientes inflados por la proclamación de libertades e igualdades. Aunque la sorpresa será menor si tenemos en cuenta que la sinceridad y la decencia afrontan un futuro complicado dada su escasa presencia. En las diferentes causas reina la INOPIA de las esposas, en pleno disfrute de los caudales, aunque desde la ignorancia, y eso que son gente de altura posicional, realeza, ministerios, títulos honorables, nivel de vida; en claro contraste con las mínimas alturas morales exigibles. La inopia en estos lances es un telón con espléndidos decorados.

La insolencia es capaz de propiciar por donde pasa un odio inclemente, los comportamientos irregulares utilizan cualquier artimaña, los políticos potencian sus triquiñuelas y en las redes sociales se alardea de las andanzas escurridizas. Constituyen amplios sectores con riesgo de actuaciones intempestivas y delictivas; escesivo contenido para que las soluciones dependan sólo de los jueces. La JUDICIALIZACIÓN de cada desarreglo bloquea las instancias legales, que tampoco abarcan de por sí la amplitud de matices correctores. Esa descarga irresponsable sobre la justicia queda convertida en una mala excusa para no adentrarnos en la verdadera trama descompuesta.

Con ser importante el recurso a la justicia, representa una medida incompleta, de actuaciones premiosas y resoluciones retardadas, con el agravante de unas condenas que corrigen pocas cosas. A fuerza de menosprecios, hemos recortado los niveles de la Ética, esta y la moral, las hemos reducido a opiniones particulares. Ni se piensa en la graduación de las razones empleadas. La LIQUIDACIÓN de una calibraciones de cierto peso nos deja desprotegidos, al pairo de cualquier ventolera, al rebufo de las maquinaciones grupales adheridas a los nucleos poderosos. El abandonado cultivo de la mejores cualidades, provoca la amputación de los instrumentos necesarios para los vuelos gratificantes de cara a la convivencia.

Convendremos en que no es suficiente con proponerse las enmiendas o proyectos sucesivos, las dificultades aparecen en cada gestión. Los conocimientos los asimilamos en precario, las intenciones brujulean desperdigadas y las limitaciones entorpecen las actividades habituales. Con las dificultades experimentadas, el REVULSIVO reparador está situado en nuestros interiores, en la suma de limpulsos bien orientados, implicados en un dinamismo tenaz. El conflicto surge por la existencia simultánea de la prepotencia depauperante, aniquiladora, orgullosa de su ensimismamiento. Desoye la voz de las raíces existenciales, impide el asiento de las vidas corrientes en unos andamiajes aliviadores de las penurias inevitables.

La falta de una alas eficaces puede ser una condición natual a la que poco se podrá oponer. El deterioro o la destrucción de tales instrumentos por los propios perjudicados evidencia una CRUELDAD paradójica. El grado de estupidez de dichas conductas raya en lo esperpéntico, lo que no impide su realidad permanente. La disyuntiva es nítida, pero las opciones elegidas no dejan de sorprendernos.

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