La muerte es uno de los temas tabú muy temidos de los que nadie quiere hablar, pero a pesar de ello hay que ser consciente de que será algo que ocurrirá tarde o temprano. Por ello, conviene contratar un seguro de vida para estar bien cubiertos. De esta manera, se garantizará que no se dejen cargas económicas difíciles de llevar a los familiares del fallecido. El momento perfecto para contratar productos financieros de este tipo es al cumplir los 30 o 35 años aproximadamente, ya que en dicho momento de nuestra vida tenemos una familia y las responsabilidades económicas suelen incrementar.

Hay que tener en cuenta tres factores determinantes: la situación económica y créditos o deudas pendientes del asegurado, las personas a su cargo y los riesgos a los que éste está expuesto. Lo más habitual es que si se contrata una hipoteca, es decir, un gasto mensual que nos acompañará durante 20 o 30 años, se contrate un seguro de vida que cubra invalidez o fallecimiento. Lo mismo pasará con la adquisición de un coche, una compra a plazos que también requiere pagos fijos durante unos cinco años. Estas situaciones no son las únicas en las que conviene optar por contratar un seguro, sino que en cualquier otro contexto podemos hacerlo.

Hay que fijarse bien en las coberturas y servicios adicionales que las diferentes pólizas ofrecen para estar seguro de que se contrate la mejor y más adecuada. Algunos incluyen la opción de poder tener una segunda opinión médica para casos en los que se necesite algún diagnóstico. Otros incluyen dentro del coste la elaboración del testamento, trámite que tiene un precio elevado si se decide hacer por cuenta propia con cualquier notario. Además, hay que estar informado sobre cuál es el capital que se debe asegurar; lo que recomiendan los expertos es que como mínimo sea el equivalente a tres anualidades de sueldo bruto. El máximo dependerá de las necesidades que cada persona tenga que cubrir, es decir, teniendo en cuenta sus deudas, uso habitual de tarjetas de crédito, personas al cargo o gastos en formación para los hijos, entre muchas otras. Lo ideal será que la cantidad final sea la adecuada para mantener el nivel de vida que se tenía hasta dicho momento. También se deben tener en cuenta los riesgos que cada uno corre en su trabajo, que dependerán de las distintas profesiones o las actividades que se realizan en el tiempo libre, como deportes de aventuras u otras. Según las características del producto contratado y la aseguradora, la póliza se mantendrá hasta los 60 o 65 normalmente.

Para contratar los diferentes servicios, las empresas aseguradoras ofrecen el cáculo de presupuestos online, a través de una llamada telefónica o por medio de contacto con un asesor personal que asignan a cada cliente. En el momento de contratar la póliza, estamos realizando más que un seguro de vida. Estamos dándonos la posibilidad de vivir tranquilos, sabiendo que nuestros seres más queridos tienen el futuro garantizado y pueden seguir adelantes con los plantes de vida que tenían planteados.