No obstante, lo fía todo a la exportación, que puede aportar el 0,9% al PIB y tira muy fuerte en lo que va de año, pero lo que no tira es la demanda interna, que presenta un encefalograma plano.
Generar consumo con casi 5 millones de parados, es tarea harto difícil. Las deslocalizaciones de empresas, los EREs –fraudulentos o no–, las externalizaciones de servicios de las grandes empresas, los continuos recortes salariales, la precariedad laboral, la congelación de las pensiones, el hundimiento del sector de la construcción, uno de los motores económicos de este país, etcétera. Todas estas arbitrariedades, expolios y abusos, finalmente nos han pasado factura. Una onerosa factura que nos tocará pagar –como el rescate de la banca– a los que hemos sufrido estas injusticias, y no a quienes las han perpetrado enriqueciéndose con ello.
Cada asalariado, es un consumidor en potencia. Si reducimos su salario, mermamos su poder adquisitivo y cae el consumo. Es así de sencillo, no hay vuelta de hoja. Si se recorta un salario paupérrimo, nos queda la limosna de un menesteroso.
Además, para generar consumo entre aquéllos que todavía conservan su empleo, la confianza en el futuro es fundamental. Y el clima actual no es propicio: todas las encuestas del CIS reflejan que el 80% de los españoles ven con pesimismo el futuro.
La confianza del Gobierno en el sector exterior tiene algún fundamento. Los datos de exportación que maneja el Ministerio de Industria y Comercio, señalan un crecimiento moderado en algunos sectores que oscila entre el 25% y el 30%.
Una lectura más detallada nos muestra que se trata de sectores con una larga tradición exportadora, muy internacionalizados, y que están acelerando las ventas en el extranjero porque el mercado nacional no acaba de arrancar.
De todos modos, el sector exportador no tiene capacidad para tirar por sí solo de la economía española. Sería una locomotora, si el sector exportador fuera el 50% del PIB, como sucede en Alemania, mientras que España no llega a la mitad del nivel alemán.
Claro que, en Alemania, a pesar de pagarse unos salarios muchos altos que en España, no se hicieron el harakiri económico dedicándose a desindustrializar el país como hicieron en España una pandilla de empresarios desaprensivos con la complicidad de unos políticos paniaguados.
De aquellos polvos, estos lodos.