Tarde o temprano tenía que suceder. Novak Djokovic ha ganado por primera vez a Rafa Nadal sobre tierra. La casualidad ha querido que haya ocurrido en el Masters de Madrid, que el balear considera como su casa. La pregunta es: ¿peligra el número uno del mundo? Nadal aseguró tras el partido que es algo “finiquitado”, y quizá tenga razón. Por una parte, el serbio ahora la suerte de los campeones; por la otra, ha corregido sus principales defectos: ha ganado en serenidad y paciencia; ahora espera el error del contrario sin precipitarse o ataca en el momento apropiado. En definitiva, Nadal ha encontrado un rival a su altura sobre tierra. Sin embargo, no me creo que el aún número uno del mundo no vaya a poner resistencia. Si algo le caracteriza es que se crece ante la adversidad y, por eso, espero de él una reacción; en definitiva, que si ha de morir, que lo haga matando.

En cuanto al resto de la Armada española, en el torneo madrileño ha dejado luces y sombras. No obstante, la sensación general es positiva gracias a dos nombres: David Ferrer y Feliciano López. Del primer siempre se espera lo mejor; por eso, la gran sorpresa la ha dado el toledano. Tantas veces le he criticado que me encanta poder elogiarle por una vez. Su partido ante Roger Federer fue sencillamente magnífico, una exhibición del talento que atesora, que suele mantener oculto pero que decidió sacar a la luz para delicia de los espectadores que lo vivimos en La Caja Mágica. Llevó al número tres del mundo hasta el límite: forzó los tie-break en los tres sets ¡y llegó a tener una bola de partido! Si siempre jugara así, Feli podría aspirar a entrar en el ‘top-ten’ de la ATP.

La clave estuvo en la mentalidad con la que saltó a la pista: sin presión y, sobre todo, sin complejos ante uno de los favoritos. Creyó que podía ganar al suizo, y ese espíritu de competitividad y superación es nuevo en él. El aún reciente cambio de entrenador se va dejando notar. Influye también en su juego: nunca le había visto sacar con tanta fuerza ni apurando tanto las líneas, y pocas veces como contra Federer ha luchado tanto por llegar a cada pelota. Además, disfrutó cada golpe; en su cara y en sus gestos se notaba que se estaba divirtiendo, espoleado además por una afición que terminó coreando su nombre. Ojalá sea el principio de la mejor época de Feli.

Menos capacidad para sorprendernos tiene Ferrer porque ya nos ha acostumbrado a estar entre los mejores. Él es el “gladiator” de nuestra Armada. Su capacidad de lucha y sacrificio no tiene límites, y aún sigue mejorando su técnica. Sin embargo, Djokovic se puso en su camino y el muro serbio, como hemos dicho, es ahora demasiado difícil de derribar. Del resto de españoles, es justo señalar el progreso de Daniel Gimeno Traver, que eliminó a Richard Gasquet y a Jurgen Melzer pero sucumbió ante Michael Llodra; y de Guillermo García López, muy fuerte hasta que también se topó con Djokovic.

En cuanto a las decepciones, destacan dos: Nico Almagro y Fernando Verdasco. Los dos cayeron en su primer partido. En el caso de Almagro, tuvo un rival muy fuerte, el francés Jo-Wilfried Tsonga, aunque la derrota fue demasiado estrepitosa (6-1 y 6-3). Tan enfadado acabó que declinó competir en dobles, como tenía previsto, y se marchó a descansar (o reflexionar) a su tierra murciana. No le fue mejor a Verdasco, eliminado por el chino Yen-Hsun Lu, aunque aseguró que sus sensaciones fueron buenas; quizá por eso, se lo tomó con algo más de deportividad y se dejó ver en días posteriores animando a otros compañeros desde el palco

Tanto en la victoria como en la derrota, la competición no para y ya empieza Roma; y, a la vuelta de la esquina, está Roland Garros. El Grand Slam parisino será la oportunidad perfecta para confirmar sensaciones.