El Real Madrid de baloncesto pagó algo más que la novatada en su semifinal de la Final Four frente al Maccabi en el Sant Jordi y en la tercera plaza. Pagó un exceso de ilusión que le cegó en sus aspiraciones de ser el grande de Europa. Y eso era mucho decir teniendo en cuenta que el FC Barcelona es bastante mejor equipo que los blancos.

Si la juventud del equipo es todo un bastión de futuro para el Madrid, la inexperiencia ha sido su tumba en Barcelona. Pese a los espectaculares rebotes de Felipe Reyes y el acierto anotador de Ante Tomic, el conjunto de Molin estaba sin dirección alguna desde el puesto de base, sin defensa y, lo que es más grave, sin tiro exterior.

En los 40 minutos de semifinal, no llegaron a aparecer los cuatro hombres destinados a meter puntos: Tucker, Fisher, Suárez y Mirotic. Los nervios de esta última promesa del basket europeo fueron tan evidentes que desde el primer balón que perdió, no volvió a levantar cabeza y se fue del partido en blanco.

No hubo tampoco reacción desde el banquillo, sobre todo en el tercer y decisivo cuarto en el que Maccabi metió la quinta marcha. Una pena porque el Madrid pintaba bien y quería la final, pero estaba muy, muy lejos de ella. Los hebreos se fueron haciendo fuertes hasta aplastar a un Real timorato e irreconocible. Les habían dado toda una lección de baloncesto, lo mismo que el Siena al día siguiente.

Y ahora, ¿qué? Tras las derrotas de Copa del Rey y Final Four queda la Liga, pero vuelve el escollo del Barça, un muro infranqueable este año para los blancos. Si bien el armazón del equipo está planteado con jugadores como Llul, Suárez, Mirotic y Tomic, lo cierto es que el resto –bien por edad, bien por rendimiento- no han estado a la altura en el momento cumbre.

El Madrid lleva años fichando a estadounidenses de tercera fila, mientras equipos como Panathinaikos, Barça, Caja Laboral o el propio Maccabi fichan, y fichan muy bien. No es sólo una cuestión de dinero, es una cuestión de olfato, y ahí el club que preside Florentino Pérez ha perdido unos cuantos años. Bueno, al menos la sección se mantiene en pie, porque incluso desde dentro se quiso ‘dinamitar’ por deficitaria. Vamos a ver si entre todos respetamos un poco la historia del Real Madrid de baloncesto, experto en caerse pero también en levantarse con inusitado orgullo…