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Las personas que obtienen las puntuaciones más altas en los test de autocompasión tienen menos probabilidad a sufrir ansiedad y depresión

Empezar por uno mismo

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¿Tratarse bien a uno mismo puede mejorar la salud? La respuesta a esta pregunta es el objeto de estudio de un nuevo campo de investigación que se centra en estudiar la medida en la que las personas son amables con ellas mismas. ¿Se trata a uno mismo con el grado de exigencia que a los amigos y familiares? ¿Somos verdaderamente felices por ser cómo somos?

Ciertas normas culturales de nuestra sociedad dan por sentadas conclusiones que no hacen más que totalizar nuestro comportamiento, ya sea en el plano personal como con nuestro entorno. La autocrítica es ejemplo de lo que nos mantiene a raya.

Un primer paso para el reconocimiento y superación de estos lastres es el de aceptar nuestras propias imperfecciones.

Según el estudio de Kristin Neff, catedrática adjunta de comportamiento humano en la Universidad de Texas, las personas que obtienen las puntuaciones más altas en los test de autocompasión tienen menos probabilidad de tener problemas relacionados con la ansiedad y la depresión. La autocompasión puede incluso influir en la cantidad de comida que ingerimos, en nuestra concentración y en la cantidad de líquido de retenemos.
Neff es pionera en este campo y afirma que la autocompasión no debe de confundirse con la autoindulgencia o la reducción de expectativas. “En mi investigación, he encontrado que el principal motivo por el que la gente es más autocompasiva es que tiene miedo de volverse indulgente consigo misma”.

Es un detalle a cultivar con esmero, algo tan sensible que podría ayudar a perder peso a la gente con obesidad. “La autocompasión es el ingrediente que falta en todas las dietas y planes para perder peso”, afirma Jean Fain, psicoterapeuta y profesora en la Universidad de Harvard. La mayoría de los planes se basan en la autodisciplina, la privación y el incumplimiento, pequeñas luchas internas que nos impiden desarrollar de mejor manera nuestra particular búsqueda hacia la felicidad, que empieza por tratarse bien a uno mismo.
Hay razones científicas que respaldan este enfoque, y que explica cómo el equilibrio emocional ayuda a mejorar la salud. Un estudio de 2007 de la Universidad de Wake Forest llegaba a la conclusión que hasta una pequeñísima intervención de autocompasión puede influir en gran medida sobre los hábitos alimentarios. En este estudio se contó con 84 universitarias. A un grupo se les dio una lección sobre autocompasión con la comida y donuts como alimento elegido. El instructor les pedía que no fueran excesivamente duras con ellas mismas. Más tarde, se pidió a las mujeres que probaran unas golosinas. Las mujeres que hacían dieta habitualmente o tenían sentimientos de culpabilidad sobre los alimentos prohibidos comían menos después de escuchar las palabras tranquilizadoras de un instructor. Las que no recibían ese mensaje comían más. La hipótesis es que las mujeres que se sentían mal por los donut, empezaban a comer de manera emocional. Las que se daban a sí mismas permiso para disfrutar de los dulces no comían en exceso.

Otro de los flagelos personales que se combinan con la autocompasión es el autosabotaje. Un comportamiento muy extendido en nuestra sociedad que obstaculiza logros personales y la higiene emocional. ”Qué mala suerte tengo”, “Siempre me tiene que pasar a mí”. Los autosabotajes son conductas de comportamientos puramente imitativos.

El contacto con la TV, las pautas culturales de un círculo de amigos, patrones de desenvolvimiento personal aprendidos en un momento de la vida en el que se pierde la conexión con el yo genuino. Al ser imitativos, son comportamientos falsos que se adquieren por diversos motivos pero que siempre encierran el miedo a ser rechazados y la búsqueda de reconocimiento ante los demás. El factor tiempo es fundamental. Tratamos de querer llegar más rápido al camino deseado, la senda peligrosa de los atajos. El enfoque reduccionista de que la exageración es un sentimiento, o que la negación de alguna sensibilidad te va hacer conseguir tu meta o evitar el sufrimiento. Algo tan simple y que atañe una enriquecedora búsqueda personal bien podría ayudarnos a mejorar el próximo amanecer.

Empezar por uno mismo

Las personas que obtienen las puntuaciones más altas en los test de autocompasión tienen menos probabilidad a sufrir ansiedad y depresión
Antonio David Ruiz
lunes, 9 de mayo de 2011, 06:55 h (CET)
¿Tratarse bien a uno mismo puede mejorar la salud? La respuesta a esta pregunta es el objeto de estudio de un nuevo campo de investigación que se centra en estudiar la medida en la que las personas son amables con ellas mismas. ¿Se trata a uno mismo con el grado de exigencia que a los amigos y familiares? ¿Somos verdaderamente felices por ser cómo somos?

Ciertas normas culturales de nuestra sociedad dan por sentadas conclusiones que no hacen más que totalizar nuestro comportamiento, ya sea en el plano personal como con nuestro entorno. La autocrítica es ejemplo de lo que nos mantiene a raya.

Un primer paso para el reconocimiento y superación de estos lastres es el de aceptar nuestras propias imperfecciones.

Según el estudio de Kristin Neff, catedrática adjunta de comportamiento humano en la Universidad de Texas, las personas que obtienen las puntuaciones más altas en los test de autocompasión tienen menos probabilidad de tener problemas relacionados con la ansiedad y la depresión. La autocompasión puede incluso influir en la cantidad de comida que ingerimos, en nuestra concentración y en la cantidad de líquido de retenemos.
Neff es pionera en este campo y afirma que la autocompasión no debe de confundirse con la autoindulgencia o la reducción de expectativas. “En mi investigación, he encontrado que el principal motivo por el que la gente es más autocompasiva es que tiene miedo de volverse indulgente consigo misma”.

Es un detalle a cultivar con esmero, algo tan sensible que podría ayudar a perder peso a la gente con obesidad. “La autocompasión es el ingrediente que falta en todas las dietas y planes para perder peso”, afirma Jean Fain, psicoterapeuta y profesora en la Universidad de Harvard. La mayoría de los planes se basan en la autodisciplina, la privación y el incumplimiento, pequeñas luchas internas que nos impiden desarrollar de mejor manera nuestra particular búsqueda hacia la felicidad, que empieza por tratarse bien a uno mismo.
Hay razones científicas que respaldan este enfoque, y que explica cómo el equilibrio emocional ayuda a mejorar la salud. Un estudio de 2007 de la Universidad de Wake Forest llegaba a la conclusión que hasta una pequeñísima intervención de autocompasión puede influir en gran medida sobre los hábitos alimentarios. En este estudio se contó con 84 universitarias. A un grupo se les dio una lección sobre autocompasión con la comida y donuts como alimento elegido. El instructor les pedía que no fueran excesivamente duras con ellas mismas. Más tarde, se pidió a las mujeres que probaran unas golosinas. Las mujeres que hacían dieta habitualmente o tenían sentimientos de culpabilidad sobre los alimentos prohibidos comían menos después de escuchar las palabras tranquilizadoras de un instructor. Las que no recibían ese mensaje comían más. La hipótesis es que las mujeres que se sentían mal por los donut, empezaban a comer de manera emocional. Las que se daban a sí mismas permiso para disfrutar de los dulces no comían en exceso.

Otro de los flagelos personales que se combinan con la autocompasión es el autosabotaje. Un comportamiento muy extendido en nuestra sociedad que obstaculiza logros personales y la higiene emocional. ”Qué mala suerte tengo”, “Siempre me tiene que pasar a mí”. Los autosabotajes son conductas de comportamientos puramente imitativos.

El contacto con la TV, las pautas culturales de un círculo de amigos, patrones de desenvolvimiento personal aprendidos en un momento de la vida en el que se pierde la conexión con el yo genuino. Al ser imitativos, son comportamientos falsos que se adquieren por diversos motivos pero que siempre encierran el miedo a ser rechazados y la búsqueda de reconocimiento ante los demás. El factor tiempo es fundamental. Tratamos de querer llegar más rápido al camino deseado, la senda peligrosa de los atajos. El enfoque reduccionista de que la exageración es un sentimiento, o que la negación de alguna sensibilidad te va hacer conseguir tu meta o evitar el sufrimiento. Algo tan simple y que atañe una enriquecedora búsqueda personal bien podría ayudarnos a mejorar el próximo amanecer.

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