Recientemente dos acontecimientos, uno repentino y sangriento, pertinaz y agravándose cada día el otro, desenmascaran la pobreza intelectual sobretodo y el fanatismo en menor medida, de demasiados comentaristas, tertulianos y amigos de la pluma en general que muestran sus carencias, mala educación y cualquier gesto que interrumpa o desprecie al interlocutor enemigo más que oponente. Sólo hay que ver a Carmelo Encinas o Pedro Calvo en alguna tertulia para entender lo que estoy diciendo.
Los enfados impostados sin control, el desprecio a la opinión contraria, las interrupciones constantes, las gesticulaciones histriónicas y la permanente rezongueo hacen morbosa la visión del espectáculo.
En otro sentido y medio, siglo XXI y otros medios digitales, algunos colaboradores mantienen unas coletillas impresentables como el siguiente: “los mercados, el sistema capitalista, sería el causante de todo mal que acontezca en la sociedad”. No es que necesite su autor un cursillo de Economía, es que no sabe mucho del sistema capitalista e ignora por completo el significado de ‘mercado’ que debe sonar a ‘botiguer de Venecia’. ¿No sabe que su sueldo pierde valor simplemente porque otros asalariados pagan impuestos en otro país que exige al nuestro mayores intereses por la ineficaz gestión del dinero público por parte del Gobierno que defiende?
Otro ejemplo: la ejecución de. Ben Laden a la cual muchos denominan “asesinato” sin caer en la cuenta de que es un acto bélico, en tiempos de guerra y con los agravantes lógicos de realizarse en un país dudosamente amigo que hace suponer sin demasiada investigación que ocultaban al terrorista. ¿Llamarían también asesinato la más que segura ejecución o una peor situación posterior de Hitler por parte del ejército soviético cayendo Berlín? ¿Son asesinatos las mutuas y terribles muertes de francotiradores y soldados en la batalla de Stalingrado?
Pero el más simpático de los ejemplos será siempre el de la camaradería infamante o desprecio cuando menos, generalmente usados en mujeres, es ese tipo de tuteo que acompaña opiniones independientemente de su veracidad. La Mari Loli o Fuencisla, son personas a las cuales la cortesía no nos permite esa confianza salvo que medie un cariño que en el caso de Mario López, imagino no existe.
Termino. A mí me parecería sospechoso e inadmisible en una dialéctica seria que los perdigones, de dudosa eficacia por otra parte, sean dirigidos por los comentaristas siempre en la misma dirección ignorando que el viento nunca sopla en una sola dirección como la corrupción y los tornados.