A finales del pasado diciembre llamé a David Smolansky, un activista político y antiguo líder estudiantil venezolano en Caracas. Quería preguntarle por la increíble anexión de competencias que Chávez acababa de realizar durante las últimas jornadas de sesión de la Asamblea Nacional.
William J. Dobson / SIGLO XXI / The Washington PostUna serie de leyes tramitadas por la legislatura pro-Chavista daban al líder venezolano competencias presidenciales extraordinarias, incluyendo la capacidad de dirigir el país por mandato ejecutivo los 18 meses siguientes. Pregunté a Smolansky si le había sorprendido la medida. “No, no estoy sorprendido, era totalmente predecible”, decía Smolanksy. “Es Navidad”.
Smolanksy estaba diciendo algo que otros venezolanos me habían dicho antes. Que cuando hablamos de poderes, Chávez es normalmente lo bastante despierto para apropiarse de ellos cuando casi nadie se fija: en vacaciones. De forma que esperaba que con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, Chávez se hiciera un regalo especial. No decepcionó.
A finales de la semana pasada, mientras los venezolanos se preparaban para comenzar el puente de Pascua, Chávez anunciaba un decreto que permite al estado embolsarse más dinero de la gasolina. El decreto ofrece una escala empinada: cuando el precio del petróleo se sitúa entre los 70 y los 90 dólares el barril, el 80% de la cantidad que supera los 70 dólares va a parar al estado. Cuando los precios se sitúan entre los 90 y los 100 dólares, el porcentaje salta al 90%. Y si los precios superan los 100 dólares el barril, entonces el 95% pasa al estado. Ésa es la cifra en vigor ahora mismo, dado que el precio del crudo venezolano está rozando los 108 dólares. Si el precio del crudo y el volumen de negociación permanecen relativamente estables, este impuesto añadido generará más de 10.000 millones de dólares de recaudación a finales de ejercicio.
Aún más increíble quizá que la cifra es el destino de estos fondos. Este torrente de beneficios se canaliza a Fonden, un fondo extrapresupuestario opaco que dirige Chávez en persona. En la práctica, este decreto introduce miles de millones más en las arcas de Chávez, meses antes de unas presidenciales. Y basándome en las estimaciones del hombre fuerte en persona, el precio de la gasolina no va a bajar a corto plazo. “El precio seguirá subiendo”, predice Chávez, “debido en parte a la locura de Libia”. Chávez podrá lamentar lo que le está sucediendo al Coronel Moammar Gadafi y al resto de autócratas árabes, pero sabe aprovechar la oportunidad cuando se presenta. Y calculo que el regalo de Pascua que se ha hecho es probablemente mejor que lo que quiera que usted haya recibido.