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¿Pagamos todos?

¿Y ahora qué?

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Dicen que la Democracia, la menos mala de todas, es la forma de gobierno por la que el pueblo que es en quien reside el poder, tras unas elecciones, eligen a unas personas, dedicadas a la política, para que le soluciones sus problemas, no para que les roben, engañen y cometan toda clase de trapacerías, como nos tienen acostumbrados.

Ayer estos elegidos volvieron a demostrar lo que tantas veces han puesto de manifiesto: que los ciudadanos les importamos un bledo, que nuestro bien les interesa un ardite, y que lo único que buscan son el medro de sus mezquinos intereses, aunque el perjuicio que se les cause a los electores sea irreparable.

Hay un mandato de la Comunidad Económica Europea por el que todos los servicios han de ser liberalizados, y no se consientan monopolios, incluidos los de los estibadores.

El PP en la votación de ayer sólo se vio acompañado por el PNV, el resto de partidos volvió a demostrar sus cortas miras, su empecinamiento en castigar al Partido de Gobierno y causarle daño, sin tener en cuenta que a quien se lo producen no sólo es a él, sino a todos los españoles incluidos ellos mismos y también a los testarudos y privilegiados estibadores.

Que tengan en cuenta los políticos miopes que ya hemos tomado cuenta, y lo mismo que le ocurrió al PP, cuando, teniendo mayoría absoluta, no suprimió la Ley Aido por razones electorales, llevándolo en su programa, esas “razones electorales” le hicieron perder su preeminencia, y así se ve, mendigando apoyos que son insuficientes para gobernar holgadamente, también puede sucederle los que ayer nos causaron un daño gratuito.

No es que los españoles guardemos rencor, sino que tomamos nota de cómo nos ningunean los que los hemos elegido y nos abocan a pagar unos dineros sin alguna necesidad, sólo por conservar y mantener sus mezquinas pretensiones aunque nos causen un perjuicio económico innecesario, cosa que ya se reflejará en las urnas cuando llegue el momento.

El dicho “Ya pagará el francés el vino que se bebió” normalmente se cumple, así que se preparen estos políticos faltos de preocupación por el pueblo para las próximas elecciones.

Lo pagaremos los demás españoles, pues la multa diaria de 134.107,2 € diarios saldrá de nuestros bolsillos, incluidos los de los estibadores, además de la sanción de veintitrés millones de euros que ya llevamos acumulados.

La estiba de todos los puertos españoles, al garantizar la carga y descarga de los productos que, por mar, entran y salen de España, alcanza la nada despreciable cantidad de 200.000 millones de euros, y representa el 86% de las exportaciones y el 60% de las importaciones. El daño que se causará a nuestra economía será catastrófico, si llegamos a perder todo o parte de ese monto de movimiento portuario, pero eso le importa un bledo a los estibadores, sólo buscan su beneficio inmediato.

Bien pues que éstos también se preparen. Que sigan, que continúen con esa irracional tozudez de preferir el pan para hoy y el hambre del mañana, pues eso es lo que se les va a venir encima.

Quieren conservar las prebendas inmediatas que poseen sin tener en cuenta que se van a quedar sin ellas, no por causa ni de Bruselas ni del Gobierno de España, sino porque las compañías navieras, ya están buscando y encontrando puertos en los que las facilidades para la carga y descarga son mayores y mejores que las que les ofrecen los estibadores españoles y, lo más importante, a precios más baratos. Y todo el mundo conoce la ley de la oferta y la demanda.

Los restantes puertos y estibadores del Mediterráneo ya se están frotando las manos por el maná que se les viene encima sin ellos haberlo pretendido ni buscado, así que sigan, que continúen, que se les avecina un futuro sin trabajo en el ya no podrán disfrutar de lo que ahora tienen.

En resumen, esa actitud incomprensible de un Gremio privilegiado y endogámico va a dañar sin remedio a España entera, incluidos los integrantes del mismo.

Parece ser que queda un resquicio de esperanza ya que la ley de liberalización de la estiba volverá a ser votada. Esperamos, si es así, que la cordura, la sensatez y la altura de miras predomine en los que pueden conseguirlo para que no se nos causen más perjuicios innecesarios de aquellos con los que nos están agobiando continuamente, en lugar de buscar nuestro bien como es su obligación y para lo que se les ha elegido.

¿Y ahora qué?

¿Pagamos todos?
Manuel Villegas
sábado, 18 de marzo de 2017, 11:17 h (CET)
Dicen que la Democracia, la menos mala de todas, es la forma de gobierno por la que el pueblo que es en quien reside el poder, tras unas elecciones, eligen a unas personas, dedicadas a la política, para que le soluciones sus problemas, no para que les roben, engañen y cometan toda clase de trapacerías, como nos tienen acostumbrados.

Ayer estos elegidos volvieron a demostrar lo que tantas veces han puesto de manifiesto: que los ciudadanos les importamos un bledo, que nuestro bien les interesa un ardite, y que lo único que buscan son el medro de sus mezquinos intereses, aunque el perjuicio que se les cause a los electores sea irreparable.

Hay un mandato de la Comunidad Económica Europea por el que todos los servicios han de ser liberalizados, y no se consientan monopolios, incluidos los de los estibadores.

El PP en la votación de ayer sólo se vio acompañado por el PNV, el resto de partidos volvió a demostrar sus cortas miras, su empecinamiento en castigar al Partido de Gobierno y causarle daño, sin tener en cuenta que a quien se lo producen no sólo es a él, sino a todos los españoles incluidos ellos mismos y también a los testarudos y privilegiados estibadores.

Que tengan en cuenta los políticos miopes que ya hemos tomado cuenta, y lo mismo que le ocurrió al PP, cuando, teniendo mayoría absoluta, no suprimió la Ley Aido por razones electorales, llevándolo en su programa, esas “razones electorales” le hicieron perder su preeminencia, y así se ve, mendigando apoyos que son insuficientes para gobernar holgadamente, también puede sucederle los que ayer nos causaron un daño gratuito.

No es que los españoles guardemos rencor, sino que tomamos nota de cómo nos ningunean los que los hemos elegido y nos abocan a pagar unos dineros sin alguna necesidad, sólo por conservar y mantener sus mezquinas pretensiones aunque nos causen un perjuicio económico innecesario, cosa que ya se reflejará en las urnas cuando llegue el momento.

El dicho “Ya pagará el francés el vino que se bebió” normalmente se cumple, así que se preparen estos políticos faltos de preocupación por el pueblo para las próximas elecciones.

Lo pagaremos los demás españoles, pues la multa diaria de 134.107,2 € diarios saldrá de nuestros bolsillos, incluidos los de los estibadores, además de la sanción de veintitrés millones de euros que ya llevamos acumulados.

La estiba de todos los puertos españoles, al garantizar la carga y descarga de los productos que, por mar, entran y salen de España, alcanza la nada despreciable cantidad de 200.000 millones de euros, y representa el 86% de las exportaciones y el 60% de las importaciones. El daño que se causará a nuestra economía será catastrófico, si llegamos a perder todo o parte de ese monto de movimiento portuario, pero eso le importa un bledo a los estibadores, sólo buscan su beneficio inmediato.

Bien pues que éstos también se preparen. Que sigan, que continúen con esa irracional tozudez de preferir el pan para hoy y el hambre del mañana, pues eso es lo que se les va a venir encima.

Quieren conservar las prebendas inmediatas que poseen sin tener en cuenta que se van a quedar sin ellas, no por causa ni de Bruselas ni del Gobierno de España, sino porque las compañías navieras, ya están buscando y encontrando puertos en los que las facilidades para la carga y descarga son mayores y mejores que las que les ofrecen los estibadores españoles y, lo más importante, a precios más baratos. Y todo el mundo conoce la ley de la oferta y la demanda.

Los restantes puertos y estibadores del Mediterráneo ya se están frotando las manos por el maná que se les viene encima sin ellos haberlo pretendido ni buscado, así que sigan, que continúen, que se les avecina un futuro sin trabajo en el ya no podrán disfrutar de lo que ahora tienen.

En resumen, esa actitud incomprensible de un Gremio privilegiado y endogámico va a dañar sin remedio a España entera, incluidos los integrantes del mismo.

Parece ser que queda un resquicio de esperanza ya que la ley de liberalización de la estiba volverá a ser votada. Esperamos, si es así, que la cordura, la sensatez y la altura de miras predomine en los que pueden conseguirlo para que no se nos causen más perjuicios innecesarios de aquellos con los que nos están agobiando continuamente, en lugar de buscar nuestro bien como es su obligación y para lo que se les ha elegido.

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