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El multimillonario Donald Trump habló sobre las relaciones entre el Gobierno y el petróleo

Sin cabida para the Donald

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WASHINGTON - Existe una razón de que los presidentes caneen. El puesto es difícil. Las presiones son implacables. Si no se da cuenta de esto, no está cualificado para ser presidente. O es Donald Trump, en cuyo caso tampoco está cualificado para ser presidente.

El multimillonario autoproclamado es aficionado a pregonar a los cuatro vientos lo puntual y simplemente que sabría solucionar los problemas que llevan décadas importunando a los presidentes. Como destaca mi colega Dan Balz, "Ser Trump significa al parecer ser capaz de decir de casi todo: 'muy fácil'".

Como dijo Trump en el programa de George Stephanopoulos en la ABC acerca del creciente precio de la gasolina:

"No tenemos a nadie en Washington que llame a la OPEP y diga: 'Chicos, se acabó. Punto y final. No váis a hacerlo más'".

Stephanopoulos: "Entonces, ¿lo que usted haría sería respaldar con hechos esa amenaza?"

Trump: "Oh, es muy fácil George. Es muy fácil. Todo está en el mensajero.
Ellos ni siquiera estarían allí si no fuera por nosotros".

Cierto. Todo lo que hace falta es que un presidente ducho en el arte de la negociación llame a un emir o dos - no hace falta saber sus nombres si los llama solamente "chicos" - y anunciar que América va a ir allí si el grifo se cierra.

No me parece que Trump vaya a ser presidente, de forma que no tendremos que dedicar mucho tiempo a contemplar caneársele la raya del pelo. Trump es más interesante como fenómeno de la moderna cultura del famoso que como candidato presidencial serio con posibilidades. Es lo último en la política del espectáculo: una brillante puesta en escena para los electores y una avalancha de publicidad gratuita para el caballero que la busca.

Pero Trump se sitúa cerca del primer puesto de la lista del Partido Republicano en los sondeos. Va camino de ello en New Hampshire y Iowa. De forma que es momento de mirar más allá de las tonterías del nacimiento de Obama que viene vomitando para considerar el resto de sandeces que viene escupiendo.

Trump hace que Mitt Romney parezca inalterablemente firme en sus posturas. Trump estaba a favor del derecho al aborto antes de estar en contra. Mismo caso de la subida tributaria a las rentas más altas, y de la sanidad universal.

Hace que Sarah Palin parezca una profunda pensadora. En un asombroso intercambio mantenido con la presentadora Savannah Guthrie en la NBC, Trump decía estar seguro de que la Constitución ampara el derecho a la privacidad, pero parecía desconcertado al ser preguntado por la forma de cuadrar esa respuesta con su oposición al derecho al aborto.

"Bueno, es una manera muy rara de volverse antiabortista", decía Trump. "¿Qué tiene eso que ver con la privacidad?" Respuesta: que el Tribunal Supremo se apoyó en el derecho a la privacidad para dictar la sentencia del aborto en el caso Roe contra Wade. Pueden discrepar de ese análisis, pero es algo que tendría que saber si quiere ser presidente.

Y en cuestiones de política exterior, hace que Dick Cheney parezca Gandhi. De Libia, "Yo intervendría, cogería el petróleo y cortaría en seco este berrinche", decía Trump en Fox News a Greta Van Susteren. "Intervenimos, tenemos conflictos, perdemos vidas, perdemos dinero y nos marchamos. Yo intervendría y cogería el petróleo y lo sanearía todo".

No esto y seleccionando comentarios para hacer que parezca un lunático. Trump se salta a la torera las advertencias de graves consecuencias si Estados Unidos falta a sus obligaciones con la deuda. "No me importa. Yo no lo subiría", decía del umbral de deuda. Cuando Guthrie hizo más preguntas acerca de las consecuencias del descubierto, Trump desvió la conversación. "No me parece que haga falta un descubierto", dijo. "En algún momento habrá que llegar a un acuerdo".

Trump descartaba tanto los recortes en defensa -- "Se lo garantizo, de todos los Republicanos soy el más convencido en defensa" -- y descartaba "hacer cualquier chapuza" con Medicare. "Yo protejo a la tercera edad", decía. "Ellos son el alma en lo que a mí concierne".

¿Cómo propone abordar el déficit entonces?

Trump: "¿Sabe cómo? Cortando lo que está pasando en el mundo. El mundo está destruyendo nuestro país simplemente. Estos países están minando nuestra fortaleza. La OPEP está minando nuestra fortaleza. No podemos pagar 108 dólares por barril de crudo. Está erosionando nuestro país".

Guthrie insistía: "¿Cómo contribuye eso a la crisis de la deuda?"

Trump: "Estoy diciendo que lo que queremos hacer es volver a crear un país fuerte, y podrá solucionar el problema del déficit de la forma más fácil".

La dura realidad es que no hay forma más fácil. Trump es un candidato nada serio para tiempos serios. Cuanto antes decida - o anuncie - que su flirteo con la idea de presentarse a presidente fue simplemente otro acto de la obra de Trump, mejor será el debate político.

Sin cabida para the Donald

El multimillonario Donald Trump habló sobre las relaciones entre el Gobierno y el petróleo
Ruth Marcus
miércoles, 27 de abril de 2011, 07:04 h (CET)
WASHINGTON - Existe una razón de que los presidentes caneen. El puesto es difícil. Las presiones son implacables. Si no se da cuenta de esto, no está cualificado para ser presidente. O es Donald Trump, en cuyo caso tampoco está cualificado para ser presidente.

El multimillonario autoproclamado es aficionado a pregonar a los cuatro vientos lo puntual y simplemente que sabría solucionar los problemas que llevan décadas importunando a los presidentes. Como destaca mi colega Dan Balz, "Ser Trump significa al parecer ser capaz de decir de casi todo: 'muy fácil'".

Como dijo Trump en el programa de George Stephanopoulos en la ABC acerca del creciente precio de la gasolina:

"No tenemos a nadie en Washington que llame a la OPEP y diga: 'Chicos, se acabó. Punto y final. No váis a hacerlo más'".

Stephanopoulos: "Entonces, ¿lo que usted haría sería respaldar con hechos esa amenaza?"

Trump: "Oh, es muy fácil George. Es muy fácil. Todo está en el mensajero.
Ellos ni siquiera estarían allí si no fuera por nosotros".

Cierto. Todo lo que hace falta es que un presidente ducho en el arte de la negociación llame a un emir o dos - no hace falta saber sus nombres si los llama solamente "chicos" - y anunciar que América va a ir allí si el grifo se cierra.

No me parece que Trump vaya a ser presidente, de forma que no tendremos que dedicar mucho tiempo a contemplar caneársele la raya del pelo. Trump es más interesante como fenómeno de la moderna cultura del famoso que como candidato presidencial serio con posibilidades. Es lo último en la política del espectáculo: una brillante puesta en escena para los electores y una avalancha de publicidad gratuita para el caballero que la busca.

Pero Trump se sitúa cerca del primer puesto de la lista del Partido Republicano en los sondeos. Va camino de ello en New Hampshire y Iowa. De forma que es momento de mirar más allá de las tonterías del nacimiento de Obama que viene vomitando para considerar el resto de sandeces que viene escupiendo.

Trump hace que Mitt Romney parezca inalterablemente firme en sus posturas. Trump estaba a favor del derecho al aborto antes de estar en contra. Mismo caso de la subida tributaria a las rentas más altas, y de la sanidad universal.

Hace que Sarah Palin parezca una profunda pensadora. En un asombroso intercambio mantenido con la presentadora Savannah Guthrie en la NBC, Trump decía estar seguro de que la Constitución ampara el derecho a la privacidad, pero parecía desconcertado al ser preguntado por la forma de cuadrar esa respuesta con su oposición al derecho al aborto.

"Bueno, es una manera muy rara de volverse antiabortista", decía Trump. "¿Qué tiene eso que ver con la privacidad?" Respuesta: que el Tribunal Supremo se apoyó en el derecho a la privacidad para dictar la sentencia del aborto en el caso Roe contra Wade. Pueden discrepar de ese análisis, pero es algo que tendría que saber si quiere ser presidente.

Y en cuestiones de política exterior, hace que Dick Cheney parezca Gandhi. De Libia, "Yo intervendría, cogería el petróleo y cortaría en seco este berrinche", decía Trump en Fox News a Greta Van Susteren. "Intervenimos, tenemos conflictos, perdemos vidas, perdemos dinero y nos marchamos. Yo intervendría y cogería el petróleo y lo sanearía todo".

No esto y seleccionando comentarios para hacer que parezca un lunático. Trump se salta a la torera las advertencias de graves consecuencias si Estados Unidos falta a sus obligaciones con la deuda. "No me importa. Yo no lo subiría", decía del umbral de deuda. Cuando Guthrie hizo más preguntas acerca de las consecuencias del descubierto, Trump desvió la conversación. "No me parece que haga falta un descubierto", dijo. "En algún momento habrá que llegar a un acuerdo".

Trump descartaba tanto los recortes en defensa -- "Se lo garantizo, de todos los Republicanos soy el más convencido en defensa" -- y descartaba "hacer cualquier chapuza" con Medicare. "Yo protejo a la tercera edad", decía. "Ellos son el alma en lo que a mí concierne".

¿Cómo propone abordar el déficit entonces?

Trump: "¿Sabe cómo? Cortando lo que está pasando en el mundo. El mundo está destruyendo nuestro país simplemente. Estos países están minando nuestra fortaleza. La OPEP está minando nuestra fortaleza. No podemos pagar 108 dólares por barril de crudo. Está erosionando nuestro país".

Guthrie insistía: "¿Cómo contribuye eso a la crisis de la deuda?"

Trump: "Estoy diciendo que lo que queremos hacer es volver a crear un país fuerte, y podrá solucionar el problema del déficit de la forma más fácil".

La dura realidad es que no hay forma más fácil. Trump es un candidato nada serio para tiempos serios. Cuanto antes decida - o anuncie - que su flirteo con la idea de presentarse a presidente fue simplemente otro acto de la obra de Trump, mejor será el debate político.

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