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Hiroit

“Nemo iurista nisi Bartolista”

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Repaso a las últimas actividades vergonzantes y presuntamente delictivas de algunos jueces. Antiguamente las sentencias judiciales se denominaron 'fazañas' cuando por falta de antecedentes se imponía una sentencia basada en el libre albedrío del juez. En la Edad Media, siendo Castilla "tierra de albedrío" y escasas las normas legales, las sentencias judiciales se denominaron 'fazañas' cuando por falta de antecedentes se imponía una sentencia basada en el libre albedrío del juez o también en las teorías bartolistas medievales que impusieron tal lema latino donde nadie osase ser buen jurista sin aplicar determinados criterios del heredero de los jurisconsultos romanos.

Este es el lado serio con un reverso tragicómico actual: el vivo retrato del primer gran fabulador, Garzón, nuestro hacedor de 'fazañas' a diario, que sigue siendo inspiración a dudosos jueces de catadura similar a la de quienes nos sorprenden con sus resoluciones; Guevara, Gómez Bermúdez, Gómez Benítez, Pedraz…a los que convendría instruir un poco y recordarles cómo Madrid fue 'silla del Imperio' y registro de ‘fazañas’ dignas de tal nombre antes que asiento del descrédito de la Escopeta Nacional o Audiencia Nacional, así conocida también hoy.

Navarra, la más española de las Españas que dijo un vasco insigne; lástima que ya no rija la dignidad de Francisco de Vitoria u otro Don Francisco, Tomás y Valiente, para pasar algún recadito al oído de algunos juristas pues unos amiguetes de mi abuela le dieron unos tiros en la cabeza hace años. Por ejemplo, sobre la perjudicial manía de redactar polvorientas leyes ad hoc para seguir descuartizando la separación de poderes y lograr la sumisión del Legislativo al Ejecutivo. El ejemplo de la Fiscalía del Estado, en estos últimos tiempos del bronce por no decir del plomo, haciendo 'fazañas' como abogado defensor de terroristas y con la ayuda de jueces de dudoso magisterio.

Hoy jueces de la Asociación Francisco de Vitoria ¡vaya manera de ensuciar el nombre de tan insigne jurista dominico! en el caso Troitiño, dicen que no hay error… ¿cómo? ¿Qué no hay error dictando una sentencia y a la semana su contraria? ¡Qué desfachatez! Así chulea la progresía con sus ‘fazañas’ a las víctimas del terrorismo.

Algunos tertulianos con su falsa neutralidad de la equidistancia y argumentos ayunos de sentido común defenderán el orden judicial existente, sus sentencias carentes de sentido común guiados sólo para ayudar en una criminal negociación del Gobierno con ETA. Todo se lo debemos a los canallas del PPPSOE que hace años forjaron la espada que tan gravemente hirió a Montesquieu, señor de la Brède, hoy tierra de Aquitania y veraneo de etarras.

Final: Un siglo y medio antes de Francisco de Vitoria, otro gran jurista, Bartolo, no el que se tiró a la Bartola, queridos juristas de la Francisco de Vitoria, sino Bartolo de Sassoferrato; un pilar de la cultura jurídica europea. Vosotros, “nemo iurista nisi Bartolista”, sois sólo unos Bartolo, el marido de la Bartola o sea. Como salida, el Dr. Bartolo, fatuo abogado que Mozart ridiculizó en ‘Las bodas de Fígaro’, si os place. Seréis una vergüenza mañana, cuando la Justicia vuelva a honrar a sus mejores con su ejemplo.

“Nemo iurista nisi Bartolista”

Hiroit
Hiroit
lunes, 25 de abril de 2011, 10:02 h (CET)
Repaso a las últimas actividades vergonzantes y presuntamente delictivas de algunos jueces. Antiguamente las sentencias judiciales se denominaron 'fazañas' cuando por falta de antecedentes se imponía una sentencia basada en el libre albedrío del juez. En la Edad Media, siendo Castilla "tierra de albedrío" y escasas las normas legales, las sentencias judiciales se denominaron 'fazañas' cuando por falta de antecedentes se imponía una sentencia basada en el libre albedrío del juez o también en las teorías bartolistas medievales que impusieron tal lema latino donde nadie osase ser buen jurista sin aplicar determinados criterios del heredero de los jurisconsultos romanos.

Este es el lado serio con un reverso tragicómico actual: el vivo retrato del primer gran fabulador, Garzón, nuestro hacedor de 'fazañas' a diario, que sigue siendo inspiración a dudosos jueces de catadura similar a la de quienes nos sorprenden con sus resoluciones; Guevara, Gómez Bermúdez, Gómez Benítez, Pedraz…a los que convendría instruir un poco y recordarles cómo Madrid fue 'silla del Imperio' y registro de ‘fazañas’ dignas de tal nombre antes que asiento del descrédito de la Escopeta Nacional o Audiencia Nacional, así conocida también hoy.

Navarra, la más española de las Españas que dijo un vasco insigne; lástima que ya no rija la dignidad de Francisco de Vitoria u otro Don Francisco, Tomás y Valiente, para pasar algún recadito al oído de algunos juristas pues unos amiguetes de mi abuela le dieron unos tiros en la cabeza hace años. Por ejemplo, sobre la perjudicial manía de redactar polvorientas leyes ad hoc para seguir descuartizando la separación de poderes y lograr la sumisión del Legislativo al Ejecutivo. El ejemplo de la Fiscalía del Estado, en estos últimos tiempos del bronce por no decir del plomo, haciendo 'fazañas' como abogado defensor de terroristas y con la ayuda de jueces de dudoso magisterio.

Hoy jueces de la Asociación Francisco de Vitoria ¡vaya manera de ensuciar el nombre de tan insigne jurista dominico! en el caso Troitiño, dicen que no hay error… ¿cómo? ¿Qué no hay error dictando una sentencia y a la semana su contraria? ¡Qué desfachatez! Así chulea la progresía con sus ‘fazañas’ a las víctimas del terrorismo.

Algunos tertulianos con su falsa neutralidad de la equidistancia y argumentos ayunos de sentido común defenderán el orden judicial existente, sus sentencias carentes de sentido común guiados sólo para ayudar en una criminal negociación del Gobierno con ETA. Todo se lo debemos a los canallas del PPPSOE que hace años forjaron la espada que tan gravemente hirió a Montesquieu, señor de la Brède, hoy tierra de Aquitania y veraneo de etarras.

Final: Un siglo y medio antes de Francisco de Vitoria, otro gran jurista, Bartolo, no el que se tiró a la Bartola, queridos juristas de la Francisco de Vitoria, sino Bartolo de Sassoferrato; un pilar de la cultura jurídica europea. Vosotros, “nemo iurista nisi Bartolista”, sois sólo unos Bartolo, el marido de la Bartola o sea. Como salida, el Dr. Bartolo, fatuo abogado que Mozart ridiculizó en ‘Las bodas de Fígaro’, si os place. Seréis una vergüenza mañana, cuando la Justicia vuelva a honrar a sus mejores con su ejemplo.

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