Diga lo que diga el Gobierno, cuesta creer que no exista una especie de acuerdo con la banda terrorista ETA para facilitar la excarcelación de algunos de sus miembros amparándose en tecnicismos y triquiñuelas propias de leguleyos de baja estofa.
Las víctimas del atentado del etarra Troitiño en el que asesinó a doce guardias civiles en la plaza de la República Dominicana de Madrid en 1986, han responsabilizado este viernes al Gobierno de su fuga tras su excarcelación, y han demandado que se elaboren leyes “a favor de las víctimas, porque hasta ahora favorecen al asesino”.
Cuesta creer que se trate de un error cuando el preso más antiguo de España, Miguel Francisco Montes Neiro, que se encuentra en prisión desde 1976 pese a no tener delitos de sangre, continúa en la cárcel y su situación se ve agravada por la reciente entrada en vigor del nuevo Código Penal, que no permite que los excesos en el cumplimiento de prisión preventiva sean descontados en causas diferentes. No obstante, y según ha alegado la defensa de Montes ante el Supremo, la jurisprudencia avala que en casos de cambio de legislación prevalezcan las normas que resulten más beneficiosas para el reo.
El abogado de Montes Neiro ha pedido al Supremo que revise la contabilidad de los días en prisión que lleva el recluso que, según sus cálculos, debió salir de la cárcel en marzo de 1994. Hago hincapié en el hecho de que este hombre no ha cometido delitos de sangre, y el etarra Troitiño, al igual que el también etarra De Juana Chaos, sí. ¿Cuántas varas de medir emplea la Justicia en España?
¡Otra vez hemos vuelto a soltar a Barrabás!