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Ruth Marcus

Muchas gracias, Standard & Poor's

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La advertencia de la agencia de calificación de riesgos de que podría rebajar la calificación de la deuda de Estados Unidos es un toque de atención esperado.

Otro más. Hace unas semanas, Pimco, el fondo más grande del mundo, anunciaba que liquidaba sus carteras de deuda pública estadounidense.

El Fondo Monetario Internacional amonestaba a continuación a Estados Unidos en un tono que sonaba más propio de un país tercermundista al borde del abismo que del país más presente en el Fondo. Una "estrategia creíble" encaminada a estabilizar la deuda nacional norteamericana es "urgentemente necesaria", advierte el FMI.

Ahora llega Standard & Poor's para rebajar su calificación de la deuda norteamericana de "estable" a "negativo" -- que se traduce como poco en una posibilidad entre tres de que la calificación de la deuda estadounidense sea rebajada en cuestión de dos años.

Cita "riesgo considerable" de que no se pueda producir acuerdo a la hora de afrontar las cuestiones presupuestarias a medio y largo plazo antes de 2013. Si no ha sucedido nada por entonces, "esto debilita considerablemente en nuestra opinión el perfil fiscal estadounidense con respecto a la deuda soberana 'triple A' de otros países", dice S & P.

En otras palabras, nuestro activo intangible más importante -- el hecho de que Estados Unidos es considerada la inversión más segura del mundo -- se puede esfumar. Pssst. Los tipos de interés subirán. La economía se tambaleará. La mayor servidumbre de la deuda y el colapso colindante de la recaudación fiscal harán mucho más difícil esquivar este ciclo decididamente nefasto.

La verdad es que no hay que pertenecer al oficio de la calificación de riesgos para ver lo difícil que le va a ser a Estados Unidos evitar este destino. La disfuncionalidad del sistema político es patente para cualquier lector puntual de prensa.

De hecho, puede que se pregunte el motivo de que alguien tenga que escuchar a uno de los mismos culpables que ayudaron a alumbrar el actual caos económico -- y si S & P no se estará cubriendo las espaldas corporativas un poco. Como por casualidad, la estimación de S & P llega justo después de que un informe legislativo haya concluido que el inflado, y la posterior rebaja de la noche a la mañana, de valores de respaldo hipotecario por parte de S & P y Moody's disparó la crisis financiera.

Un empleado de S & P, citado por el Subcomité Permanente de Investigación del Senado, equipara el mercado hipotecario en franco deterioro con "contemplar un huracán... que avanza por la costa lentamente hacia nosotros". Corría marzo de 2007 mientras la agencia seguía extendiendo calificaciones triple A a valores de respaldo hipotecario, calificándolos igual de seguros, ja ja, que la deuda pública soberana.

La analogía del huracán es igualmente válida para el panorama fiscal estadounidense. Se forman nubarrones, aunque nadie sabe si romperá a llover de pronto, con fuerza de Categoría 5, o si habrá tiempo para una evacuación ordenada una vez que empiecen a caer las primeras gotas.

Cosa por la que estoy agradecida a S & P. Cuantas más advertencias alarmistas puedan empujar al sistema político a adoptar medidas, mejor. Desde el punto de vista de la administración Obama, no querría que los mercados financieros reaccionaran de forma exagerada a la noticia y de esa forma que agravaran las cosas -- de ahí la ronda de entrevistas del Secretario del Tesoro Timothy Geithner diciendo que S & P está siendo demasiado pesimista con las perspectivas de alcanzar un acuerdo político. Al mismo tiempo, mientras los mercados permanezcan razonablemente tranquilos, como parece ser el caso, la administración está encantada de tener a la clase política de los nervios. El problema reside en que la administración ha elegido tener mensajes diferentes para las dos audiencias, pero un único micrófono.

De hecho, optimismo decidido por parte de Geithner aparte, la evaluación de S & P no difiere tanto de la que escucho en privado a funcionarios de la administración. Como destaca S & P, aunque el presidente y los legisladores Republicanos convienen en la necesidad de la reducción de la deuda y en general se sitúan en el mismo vecindario, están a kilómetros en cuanto a la forma de lograr esto.

Por tanto, dice S & P: "Estamos seguros de que existe un considerable riesgo de que las negociaciones legislativas no acaben en acuerdo en torno a una estrategia fiscal a medio plazo hasta las elecciones presidenciales y legislativas del otoño de 2012". En tal caso, los primeros presupuestos que podrían incluir medidas fiscales serias serían los del ejercicio fiscal 2014, concluye el informe, "y estamos seguros de que un retraso más allá de esa fecha es posible".

Tiende a hacer falta una crisis inminente para que los políticos adopten medidas desagradables -- y políticamente arriesgadas. El desafío de afrontar la deuda reside en que nadie sabe si va a haber tiempo suficiente entre el momento en que los políticos están preparados para actuar y el extremo al que la situación se deteriora.

La contribución potencial de la advertencia de Standard & Poor's reside en que poner de relieve este fenómeno genera el potencial necesario para cambiarlo.

Muchas gracias, Standard & Poor's

Ruth Marcus
Ruth Marcus
jueves, 21 de abril de 2011, 05:00 h (CET)
La advertencia de la agencia de calificación de riesgos de que podría rebajar la calificación de la deuda de Estados Unidos es un toque de atención esperado.

Otro más. Hace unas semanas, Pimco, el fondo más grande del mundo, anunciaba que liquidaba sus carteras de deuda pública estadounidense.

El Fondo Monetario Internacional amonestaba a continuación a Estados Unidos en un tono que sonaba más propio de un país tercermundista al borde del abismo que del país más presente en el Fondo. Una "estrategia creíble" encaminada a estabilizar la deuda nacional norteamericana es "urgentemente necesaria", advierte el FMI.

Ahora llega Standard & Poor's para rebajar su calificación de la deuda norteamericana de "estable" a "negativo" -- que se traduce como poco en una posibilidad entre tres de que la calificación de la deuda estadounidense sea rebajada en cuestión de dos años.

Cita "riesgo considerable" de que no se pueda producir acuerdo a la hora de afrontar las cuestiones presupuestarias a medio y largo plazo antes de 2013. Si no ha sucedido nada por entonces, "esto debilita considerablemente en nuestra opinión el perfil fiscal estadounidense con respecto a la deuda soberana 'triple A' de otros países", dice S & P.

En otras palabras, nuestro activo intangible más importante -- el hecho de que Estados Unidos es considerada la inversión más segura del mundo -- se puede esfumar. Pssst. Los tipos de interés subirán. La economía se tambaleará. La mayor servidumbre de la deuda y el colapso colindante de la recaudación fiscal harán mucho más difícil esquivar este ciclo decididamente nefasto.

La verdad es que no hay que pertenecer al oficio de la calificación de riesgos para ver lo difícil que le va a ser a Estados Unidos evitar este destino. La disfuncionalidad del sistema político es patente para cualquier lector puntual de prensa.

De hecho, puede que se pregunte el motivo de que alguien tenga que escuchar a uno de los mismos culpables que ayudaron a alumbrar el actual caos económico -- y si S & P no se estará cubriendo las espaldas corporativas un poco. Como por casualidad, la estimación de S & P llega justo después de que un informe legislativo haya concluido que el inflado, y la posterior rebaja de la noche a la mañana, de valores de respaldo hipotecario por parte de S & P y Moody's disparó la crisis financiera.

Un empleado de S & P, citado por el Subcomité Permanente de Investigación del Senado, equipara el mercado hipotecario en franco deterioro con "contemplar un huracán... que avanza por la costa lentamente hacia nosotros". Corría marzo de 2007 mientras la agencia seguía extendiendo calificaciones triple A a valores de respaldo hipotecario, calificándolos igual de seguros, ja ja, que la deuda pública soberana.

La analogía del huracán es igualmente válida para el panorama fiscal estadounidense. Se forman nubarrones, aunque nadie sabe si romperá a llover de pronto, con fuerza de Categoría 5, o si habrá tiempo para una evacuación ordenada una vez que empiecen a caer las primeras gotas.

Cosa por la que estoy agradecida a S & P. Cuantas más advertencias alarmistas puedan empujar al sistema político a adoptar medidas, mejor. Desde el punto de vista de la administración Obama, no querría que los mercados financieros reaccionaran de forma exagerada a la noticia y de esa forma que agravaran las cosas -- de ahí la ronda de entrevistas del Secretario del Tesoro Timothy Geithner diciendo que S & P está siendo demasiado pesimista con las perspectivas de alcanzar un acuerdo político. Al mismo tiempo, mientras los mercados permanezcan razonablemente tranquilos, como parece ser el caso, la administración está encantada de tener a la clase política de los nervios. El problema reside en que la administración ha elegido tener mensajes diferentes para las dos audiencias, pero un único micrófono.

De hecho, optimismo decidido por parte de Geithner aparte, la evaluación de S & P no difiere tanto de la que escucho en privado a funcionarios de la administración. Como destaca S & P, aunque el presidente y los legisladores Republicanos convienen en la necesidad de la reducción de la deuda y en general se sitúan en el mismo vecindario, están a kilómetros en cuanto a la forma de lograr esto.

Por tanto, dice S & P: "Estamos seguros de que existe un considerable riesgo de que las negociaciones legislativas no acaben en acuerdo en torno a una estrategia fiscal a medio plazo hasta las elecciones presidenciales y legislativas del otoño de 2012". En tal caso, los primeros presupuestos que podrían incluir medidas fiscales serias serían los del ejercicio fiscal 2014, concluye el informe, "y estamos seguros de que un retraso más allá de esa fecha es posible".

Tiende a hacer falta una crisis inminente para que los políticos adopten medidas desagradables -- y políticamente arriesgadas. El desafío de afrontar la deuda reside en que nadie sabe si va a haber tiempo suficiente entre el momento en que los políticos están preparados para actuar y el extremo al que la situación se deteriora.

La contribución potencial de la advertencia de Standard & Poor's reside en que poner de relieve este fenómeno genera el potencial necesario para cambiarlo.

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