A la luz de los últimos acontecimientos políticos en África, el historiador y profesor Ferrán Iniesta ha aprovechado la presentación de su último ensayo “El pensamiento tradicional africano” (Ed. Catarata) y la nueva colección de ensayo de Casa África para condenar unos ataques basados en lo que define como la “ley del más fuerte”.

Según el autor, la tendencia de los países occidentales en intervenir en los lugares más vulnerables para imponer una idea de humanidad responde a una vieja filosofía de buena conciencia aristotélica. “Nosotros [los occidentales] vamos a salvar el mundo, como sea. Y, lógicamente, eso implica cambiar la forma de pensar de los africanos y de entender el mundo”, explicó irónicamente Ferrán para describir la historia de las relaciones entre Europa y África en los últimos 500 años.


En su libro, Ferrán Iniesta hace un recorrido milenario para describir la cosmovisión de una civilización regida, al igual que nosotros, por una trinidad (Dios, el universo y el humano) pero, también y sobre todo, en la que el espacio concedido a otros elementos como el grupo, la pluralidad y la naturaleza es muy importante. Y eso quizás sea la diferencia más notable entre el pensamiento europeo (unificador) y el africano (integrador).

“Dar la pablara a los pensadores africanos, aquellos que se apoyan en la antigua metafísica, en las grandes cosmologías y en el respeto al animismo”, es uno de los principales objetivos del autor. Estos pensadores son “los únicos que hacen frente hoy al modelo moderno, impregnado de individualismo insolidario y progresismo destructor”.

Considerado en el ámbito intelectual como un “africanoptimista”, Ferrán Iniesta no se contiene a la hora de criticar ciertas conductas contraproducentes de las viejas colonias ––aunque se le tache a menudo de reaccionario–– y denuncia los efectos secundarios de la “eurofilosofía” (que, según él, lleva al desastre climático y social).


La intervención de la OTAN, Estados Unidos y Francia en países como Libia y Costa de Marfil, vuelve a evidenciar el comportamiento irrespetuoso que las colonias han demostrado sin interrupción durante los últimos cien años con el agravante de que, ahora, los bombardeos son más modernos e indiscriminados. “Tenemos una situación en el mundo que es absolutamente dramática ––clama el profesor––. El antropocentrismo humanista, esa tendencia a querer salvar otra cultura, es el problema”.

Pero las críticas a la conducta europea no se detienen aquí. El autor apunta a la ayuda viciada que ofrecen las potencias occidentales a cambio de una tutela asfixiante e interesada. Las Ongs y también otras entidades gubernamentales son el simple reflejo de una política dominante que genera dependencia e ineficacia en los tejidos sociales de los países en desarrollo. “Hace treinta o cuarenta años que no paramos de cooperar y no hay un maldito desarrollo en nada”, sostiene Ferrán.

Aprender de los demás, cuestionarse a sí mismo, es lo que propone esta última publicación. También es una forma de borrar o combatir los prejuicios, entablar relaciones distintas con el vecino y, sobretodo: evitar los excesos que generan las políticas del miedo. Justamente en este último aspecto insiste Ferrán Iniesta con un tono indignado: “El temor a todo lo que nos rodea es lo que nos lleva a procesos de destrucción masiva”.