El Día Internacional de la Mujer (8 de marzo) es ocasión de lucha por la injusticia, sea cual sea su forma, y quiero extender un llamado a todas las personas involucradas en la lucha por los derechos de las mujeres, los derechos gay, los derechos civiles y todos los otros movimientos de justicia social para que se unan a la campaña por los derechos de los animales.
Todos estos movimientos comparten muchas similitudes históricas. Como diría Alice Walker, autora de El Color Púrpura, “Los animales existen en el mundo por sus propias razones. No fueron hechos para el ser humano, del mismo modo en que los negros no fueron hechos para los blancos, ni la mujer para el hombre”. No hace mucho la mujer era tratada como propiedad del hombre tal y como hoy son tratados los animales. Y en tanto las mujeres tienen derecho a decidir sobre sus propios cuerpos – en este país por lo menos –, las féminas de otras especies siguen siendo abusadas. En la industria de los lácteos por ejemplo, las vacas son embarazadas a la fuerza, se les niega la oportunidad de ser madres, y se les trata como si no fueran más que máquinas productoras de leche hasta que sus cuerpos se consumen, entonces se les envía al matadero.
En las últimas décadas se han roto muchas barreras, y nuestra percepción sobre los derechos ha evolucionado también. Pero aún hay mucho camino por recorrer hasta que nos demos cuenta – como sociedad – de que el derecho a vivir libres de explotación, no debe ser determinado ni por género ni por especie. Debemos derribar los muros que evitan que nos preocupemos por todos aquellos que “no son como nosotros”, sin importar su género, edad, raza – y, sobretodo, su especie. Es tiempo de ser vegano.