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Sobre ARCO y otras consideraciones artísticas

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En el pasado mes de Febrero tuvo lugar una nueva edición de la feria de arte contemporáneo ARCO. No voy a ser tan cínico de decir que yo no estaría en ese lugar, ese mercado, esa feria capitalista del arte, porque sí que me gustaría estar, me encantaría que el Museo Reina Sofía me comprase unos cuadros para su fondo de armario, me encantaría que me cogiese un galerista y que me llevase con él, todo eso querría que me pasara, pero es absolutamente imposible, no sé si lo comprendo muy bien, me refiero a la razón por la que yo no me veo en Arco. No es por la calidad de mi trabajo, con los años he aprendido a no caminar con los hombros encogidos, pienso y hasta sé que mi trabajo es bueno, que si sólo fuese por calidad, podría estar en esa feria y en otras, así que creo que la razón es otra que tiene que ver con la actitud ante el arte y la vida. El otro día escuchaba en un reportaje radiofónico a un grupo de personas relacionadas con el arte de una manera u otra, artistas, galeristas, conservadores, coleccionistas y comisarios. Todos hablaban del ARCO de este año, ha mejorado, ha renacido, se vende otra vez, el Reina Sofía (atención) se ha gastado más de 700.000 euros en la compra de una docena de cuadros más o menos. Resulta que en la tertulia se encontraba un artista joven, este reivindicaba con entusiasmo la necesidad de que hubiese más arte joven. Yo siempre discrepo con este tipo de argumentos, pienso que no por ser jóvenes el arte o el mensaje va ser mejor, ni más fresco, ni más entusiasta. Si todo eso es así porque se es joven, al cumplir los cuarenta o cincuenta, el artista que una vez fue joven será ahora aburrido, le faltará frescura y estará exento de entusiasmo, por lo que se entiende a la vez que ahora el artista en cuestión no es entusiasta en realidad, sino joven, y nada más que joven, y eso es lo único que puede aportar al arte actual, lo cual me parece de una escasez que poco tiene que ver con lo que cuestan sus cuadros.

Sin lugar a dudas se pierde la perspectiva. Si un artista empieza a vender sus cuadros por 50 o 100.000 euros, pierde toda la perspectiva que tenía antes, o que podía tener, yo la perdería con toda seguridad. Quede claro, como ya he repetido otras veces, que yo no huyo del dinero, más bien al revés, el que corre despavorido ante mi es el euro, pero lo que digo es que yo no necesito que mis cuadros valgan 100.000 euros, ni siquiera 10.000, no me lo podría imaginar, en mi casa ahora mismo tendría millones de euros en cuadros, absolutamente absurdo y ridículo. Lo que me gustaría es poder vivir de mis cuadros, de mi trabajo en general, que costasen 3000 euros o así, no lo veo mal, incluso que pudiese vender con asiduidad a unos mil euros la pieza, porque lo que queremos algunos artistas, es poder vivir del y con el arte, pero eso no interesa a los galeristas ni a los coleccionistas ni a los comisarios, que están metidos en el arte de lleno por meras cuestiones comerciales, hablamos de grandes cantidades de dinero. A nosotros se nos desprecia como pequeños provincianos, sin ambiciones, consideran que la única ambición válida es la de ganar dinero, subir en las escala social, no es una aspiración digna la excelencia artística, pero te voy a decir una cosa, he pasado en mi taller momentos irrepetibles que muy a menudo se repiten, no sé si es algo parecido, el de crear, digo, a que alguien te ofrezca 100.000 euros por un cuadro, puede ser, porque a mi esa cantidad me arregla la vida, al menos, durante 15 años o más, así que supongo que sería como un orgasmo creativo, al fin y al cabo.

Sobre ARCO y otras consideraciones artísticas

Velpister
Velpister
lunes, 18 de abril de 2011, 07:25 h (CET)
En el pasado mes de Febrero tuvo lugar una nueva edición de la feria de arte contemporáneo ARCO. No voy a ser tan cínico de decir que yo no estaría en ese lugar, ese mercado, esa feria capitalista del arte, porque sí que me gustaría estar, me encantaría que el Museo Reina Sofía me comprase unos cuadros para su fondo de armario, me encantaría que me cogiese un galerista y que me llevase con él, todo eso querría que me pasara, pero es absolutamente imposible, no sé si lo comprendo muy bien, me refiero a la razón por la que yo no me veo en Arco. No es por la calidad de mi trabajo, con los años he aprendido a no caminar con los hombros encogidos, pienso y hasta sé que mi trabajo es bueno, que si sólo fuese por calidad, podría estar en esa feria y en otras, así que creo que la razón es otra que tiene que ver con la actitud ante el arte y la vida. El otro día escuchaba en un reportaje radiofónico a un grupo de personas relacionadas con el arte de una manera u otra, artistas, galeristas, conservadores, coleccionistas y comisarios. Todos hablaban del ARCO de este año, ha mejorado, ha renacido, se vende otra vez, el Reina Sofía (atención) se ha gastado más de 700.000 euros en la compra de una docena de cuadros más o menos. Resulta que en la tertulia se encontraba un artista joven, este reivindicaba con entusiasmo la necesidad de que hubiese más arte joven. Yo siempre discrepo con este tipo de argumentos, pienso que no por ser jóvenes el arte o el mensaje va ser mejor, ni más fresco, ni más entusiasta. Si todo eso es así porque se es joven, al cumplir los cuarenta o cincuenta, el artista que una vez fue joven será ahora aburrido, le faltará frescura y estará exento de entusiasmo, por lo que se entiende a la vez que ahora el artista en cuestión no es entusiasta en realidad, sino joven, y nada más que joven, y eso es lo único que puede aportar al arte actual, lo cual me parece de una escasez que poco tiene que ver con lo que cuestan sus cuadros.

Sin lugar a dudas se pierde la perspectiva. Si un artista empieza a vender sus cuadros por 50 o 100.000 euros, pierde toda la perspectiva que tenía antes, o que podía tener, yo la perdería con toda seguridad. Quede claro, como ya he repetido otras veces, que yo no huyo del dinero, más bien al revés, el que corre despavorido ante mi es el euro, pero lo que digo es que yo no necesito que mis cuadros valgan 100.000 euros, ni siquiera 10.000, no me lo podría imaginar, en mi casa ahora mismo tendría millones de euros en cuadros, absolutamente absurdo y ridículo. Lo que me gustaría es poder vivir de mis cuadros, de mi trabajo en general, que costasen 3000 euros o así, no lo veo mal, incluso que pudiese vender con asiduidad a unos mil euros la pieza, porque lo que queremos algunos artistas, es poder vivir del y con el arte, pero eso no interesa a los galeristas ni a los coleccionistas ni a los comisarios, que están metidos en el arte de lleno por meras cuestiones comerciales, hablamos de grandes cantidades de dinero. A nosotros se nos desprecia como pequeños provincianos, sin ambiciones, consideran que la única ambición válida es la de ganar dinero, subir en las escala social, no es una aspiración digna la excelencia artística, pero te voy a decir una cosa, he pasado en mi taller momentos irrepetibles que muy a menudo se repiten, no sé si es algo parecido, el de crear, digo, a que alguien te ofrezca 100.000 euros por un cuadro, puede ser, porque a mi esa cantidad me arregla la vida, al menos, durante 15 años o más, así que supongo que sería como un orgasmo creativo, al fin y al cabo.

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