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Como es habitual en un medio que defiende los intereses de su propietario, el diario de Zuccolillo desarrolla una furibunda campaña contra el progreso que no le da dividendos

Zuccolillo contra el Viaducto

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El Tiranosaurio de calle Yegros sigue confirmando que poco le importa el progreso del país, la tranquilidad de la población y la imagen que pueda proyectarse al exterior cuando se trata de defender sus intereses empresariales.

De acuerdo al dogma de que toda obra emprendida por el estado en la cual no participa Zuccolillo es un sucio negociado que atenta contra los intereses de la patria, su diario ha emprendido una campaña contra la construcción de un paso a desnivel para cruzar la avenida Madame Elisa Lynch, en los confines de Asunción.

Aunque Zuccolillo era uno de los promotores del viaducto en cuestión, sus empresas constructoras fueron dejadas de lado en el emprendimiento, por lo cual la obra que consideraba conveniente para la ciudadanía dejó de serlo. Como siempre sucede cada vez que Zuccolillo pierde un negocio, se desencadenó la consabida campaña periodística plagada de amargas recriminaciones contra el gobierno encabezado por el presidente Horacio Cartes.

Las autoridades han emitido un comunicado al respecto, señalando que todo forma parte de una campaña negativa del empresario de marras, por demás injustificada dado que se trata de una obra concedida en licitaciones transparentes y participativas, garantizando a todas las empresas igualdad de condiciones. Precisamente el problema radica allí, pues si no fuera así con seguridad Zuccolillo hubiera sido agraciado con los beneficios de la construcción.

Las embestidas de Zuccolillo son consideradas por el gobierno, de acuerdo las declaraciones de sus principales voceros, simplemente como episodios permitidos por las reglas del juego, dado que se trata de un empresario con intereses directos en obras públicas y aliado a firmas oferentes para la modernización del aeropuerto.

A mediados del pasado año, Zuccolillo había ordenado a sus periodistas refritar varias publicaciones del diario La Nación de Buenos Aires, de su amigo Bartolomé Mitre. En esas publicaciones se había referencia a la metodología implementada por el Grupo Eurnekian para quedarse con las licitaciones de aeropuertos en Argentina. Poco tiempo después, intentó aliarse con el mismo grupo empresarial que había denunciado, en una de sus frecuentes esquizofrenias.

A pesar de los reiterados embates contra el viaducto, la obra sigue adelante cumpliendo todas las especificaciones técnicas y ejecutando todo lo estipulado en el pliego de bases y condiciones. Por más que Zuccolillo siga llorando por la leche derramada, las autoridades señalan que el viaducto estará concluido en el plazo previsto y cumplirá todas las especificaciones técnicas requeridas.

No puede decirse lo mismo de los shoppings de quien pretende erigirse desde ABC como el único fiscal y juez de la república. La inundación de uno de ellos en días de lluvia fue publicada profusamente en las redes sociales, generando indignación de la ciudadanía. Otro tanto sucedió con un viaducto peatonal que une dos bloques de centros comerciales, construido sin cumplir con ningún requisito municipal.

Zuccolillo, dueño de medios y de la opinión de sus periodistas, también pretende tragarse el principal aeropuerto de Paraguay, y forzar la privatización de la distribuidora de energía eléctrica estatal. Su intento de quedarse con el negocio de la transmisión por TV del fútbol local no prosperó, y motivó una airada y lapidaria respuesta del titular del organismo que rige el fútbol sudamericano. La empresa Díaz Benza dejó al desnudo las motivaciones de décadas de persecución, y en medio de todos esos escándalos, también salieron a luz los chanchullos de Zuccolillo en CONATEL.

Tal vez sean una señal de que los tiempos están cambiando, pero lo cierto es que la mayoría de sus intentos por quedarse con grandes negocios han fallado durante los últimos años, diluidos por la creciente transparencia y las garantías a la libre expresión.

Ya lo dice una perla de sabiduría acuñada por un recordado estadista norteamericano: Puede engañarse a alguien todo el tiempo, o a todos parte del tiempo. Pero no se puede engañar a todos durante todo el tiempo.

Zuccolillo contra el Viaducto

Como es habitual en un medio que defiende los intereses de su propietario, el diario de Zuccolillo desarrolla una furibunda campaña contra el progreso que no le da dividendos
Luis Agüero Wagner
viernes, 10 de marzo de 2017, 00:07 h (CET)
El Tiranosaurio de calle Yegros sigue confirmando que poco le importa el progreso del país, la tranquilidad de la población y la imagen que pueda proyectarse al exterior cuando se trata de defender sus intereses empresariales.

De acuerdo al dogma de que toda obra emprendida por el estado en la cual no participa Zuccolillo es un sucio negociado que atenta contra los intereses de la patria, su diario ha emprendido una campaña contra la construcción de un paso a desnivel para cruzar la avenida Madame Elisa Lynch, en los confines de Asunción.

Aunque Zuccolillo era uno de los promotores del viaducto en cuestión, sus empresas constructoras fueron dejadas de lado en el emprendimiento, por lo cual la obra que consideraba conveniente para la ciudadanía dejó de serlo. Como siempre sucede cada vez que Zuccolillo pierde un negocio, se desencadenó la consabida campaña periodística plagada de amargas recriminaciones contra el gobierno encabezado por el presidente Horacio Cartes.

Las autoridades han emitido un comunicado al respecto, señalando que todo forma parte de una campaña negativa del empresario de marras, por demás injustificada dado que se trata de una obra concedida en licitaciones transparentes y participativas, garantizando a todas las empresas igualdad de condiciones. Precisamente el problema radica allí, pues si no fuera así con seguridad Zuccolillo hubiera sido agraciado con los beneficios de la construcción.

Las embestidas de Zuccolillo son consideradas por el gobierno, de acuerdo las declaraciones de sus principales voceros, simplemente como episodios permitidos por las reglas del juego, dado que se trata de un empresario con intereses directos en obras públicas y aliado a firmas oferentes para la modernización del aeropuerto.

A mediados del pasado año, Zuccolillo había ordenado a sus periodistas refritar varias publicaciones del diario La Nación de Buenos Aires, de su amigo Bartolomé Mitre. En esas publicaciones se había referencia a la metodología implementada por el Grupo Eurnekian para quedarse con las licitaciones de aeropuertos en Argentina. Poco tiempo después, intentó aliarse con el mismo grupo empresarial que había denunciado, en una de sus frecuentes esquizofrenias.

A pesar de los reiterados embates contra el viaducto, la obra sigue adelante cumpliendo todas las especificaciones técnicas y ejecutando todo lo estipulado en el pliego de bases y condiciones. Por más que Zuccolillo siga llorando por la leche derramada, las autoridades señalan que el viaducto estará concluido en el plazo previsto y cumplirá todas las especificaciones técnicas requeridas.

No puede decirse lo mismo de los shoppings de quien pretende erigirse desde ABC como el único fiscal y juez de la república. La inundación de uno de ellos en días de lluvia fue publicada profusamente en las redes sociales, generando indignación de la ciudadanía. Otro tanto sucedió con un viaducto peatonal que une dos bloques de centros comerciales, construido sin cumplir con ningún requisito municipal.

Zuccolillo, dueño de medios y de la opinión de sus periodistas, también pretende tragarse el principal aeropuerto de Paraguay, y forzar la privatización de la distribuidora de energía eléctrica estatal. Su intento de quedarse con el negocio de la transmisión por TV del fútbol local no prosperó, y motivó una airada y lapidaria respuesta del titular del organismo que rige el fútbol sudamericano. La empresa Díaz Benza dejó al desnudo las motivaciones de décadas de persecución, y en medio de todos esos escándalos, también salieron a luz los chanchullos de Zuccolillo en CONATEL.

Tal vez sean una señal de que los tiempos están cambiando, pero lo cierto es que la mayoría de sus intentos por quedarse con grandes negocios han fallado durante los últimos años, diluidos por la creciente transparencia y las garantías a la libre expresión.

Ya lo dice una perla de sabiduría acuñada por un recordado estadista norteamericano: Puede engañarse a alguien todo el tiempo, o a todos parte del tiempo. Pero no se puede engañar a todos durante todo el tiempo.

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