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Son muchas las grietas por donde escapa la honradez; sin que se detecten reparaciones por ninguna parte

Honradez en fuga

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Si la honradez comprende los criterios bien razonados, adopción de posturas congruentes con esas deliberaciones, así como la prudenca suficiente para evitar los servilismos corruptos; como especie en vías de extinción, dicha cualidad constituirá una rareza entre las gentes. A la vez, el mismo concepto quedará desdibujado, hasta perder la noción de su significado. Es decir, la HUÍDA vendría provocada por el desconocimiento real del concepto o por la adhesión a opciones con otros objetivos. ¿Cuánto queda de la honradez en una persona concreta? La medición es imposible. El hombre cabal une el manejo de la incertidumbre; con la firmeza responsable, necesaria para unas actuaciones asentadas.

La huída adquiere visos de un cierto desplazamiento hacia el futuro, usado este como disimulo de la pérdida de honradez que se está fraguando. Como dicha presentación no parece afectar a las circunstancias actuales, pasa desapercibida con frecuencia. Es el tono dominante cuando es utilizada la información PRIVILEGIADA; en la sombra, porque aún no afecta, pero con los tentáculos insertos de lleno en el porvenir de gentes y haciendas. Los listillos involucrados en esas prácticas suelen ser individuos apoyados por la ciudadanía en su acceso a puestos relevantes; lo que no impide la traición posterior de los encumbrados personajes. Ayuntamientos, clubs deportivos, federaciones, sociedades complejas, son algunas de esas sedes turbias.

El matiz futurista favorece la escasa o nula mención de las consecuencias previsibles derivadas de las decisiones encubiertas. Las maniobras escondidas proliferan, con sectores beneficiados y grupos de perjudicados; cuidadosamente desdibujados por el momento, guardados en la recámara. Planes de reconversión urbanística, subterfugios bancarios, campañas electorales, escudos ideológicos sibilinos; sitúan ciertas apariencias en un futuro muy alejado de las verdaderas intenciones de los personajes manipuladores. Actúan como auténticos CAZADORES de incautos, habiendo favorecido con anterioridad la desorientación del mayor número de los futuros afectados. El botín fue preparado de antemano.

Las fugas aprovechan cualquier resquicio espacial o temporal, a través de los cuales pierde entidad la calidad humana. El fenómeno recurre a la TRASLACIÓN de los juicios. Con los criterios de hoy, valoran actuaciones de épocas pasadas, obteniendo unas conclusiones falseadas de raíz. Los conocimientos y tendencias actuales modifican las motivaciones, los significados cambian; en las interpretaciones históricas son manifiestos estos errores; carecen de la honrada exposición de lo acontecido. En cuanto al espacio, los criterios de países nórdicos o de países mediterráneos, difieren respecto a las avalanchas migratorias, educación, normativas agrícolas, etc.

El posicionamiento homogéneo es una falsificación que acarrea serios problemas en la práctica convivencial. La INCOHERENCIA nace de ciertos tintes uniformistas y de la distorsión geográfica; la disparidad de contenidos es imposible enjuiciarla de la misma manera. Por eso, las conclusiones son motivo de continuas confusiones, con la posibilidad de generar auénticas maldades por empecinamiento en las decisiones tomadas fuera del contexto social pertinente. El dislate en la valoración histórica o la colocación en el mismo saco de las diferentes ubicaciones y ambientes, supone una enorme carencia promovida por voluntades engañosas, cuando menos, porque rayan en lo delictivo con harta frecuencia.

La honradez hace aguas también en las áreas numéricas, no por complicadas ecuaciones algebraicas, teoremas o fórmulas enrevesadas; el desmoronamiento principal deriva de las matemáticas centradas en los PORCENTAJES. Así, no hace falta mencionar las cifras escandalosas, ni la citación de los nombres propios a cada paso, simplemente consiste en deslizar un determinado porcentaje del capital utilizado en los bolsillos o las cuentas apropiadas. De esta forma sibilina, producen un trasvase dinerario, pasado como normalidad, de tan utilizado; cuyos montantes finales abruman. Reflejan un potencial notable de corrupción, agravado por la confluencia de otras maldades.

Ya que vienen a colación las matemáticas, observemos el mal uso que hacemos de las mismas cuando procedemos a la MULTIPLICACIÓN de las éticas sin ninguna necesidad. El genio de Kant hizo una buena síntesis, no hagas a los demás aquello que no deseas que te hagan a ti, hacer lo que colabore al bien universal; la hizo sin dogmatismos, dejó la puerta abierta a los razonamientos personales. Pues bien, todo han sido deseos infructuosos de superarlo; eso del bien universal escuece a más de uno, es exigente, difícil y en a práctica está sujeto a imperfecciones. El pragmatismo moderno se alejó de aspiraciones sublimes; cada cual acoja su propia ética. Y así se cumple, cada uno a lo suyo con fruición, la vida es corta y el afán avasallador.

Con el cultivo de éticas tan dispares, los mínimos florecen por doquier, se convierten en una decoración generalizada. Hasta el punto de que una débil probabilidad, asumida por unos pocos, es encumbrada a certezas con ínfulas IMPOSITIVAS. Cada valor pequeñito, pero con ética propia, intentará ponerse como indiscutible. En la diferentes pugnas sociales abundan ejemplos en este sentido. Aquello de la certeza científica de alcance limitado, ya no resulta práctico. La honra deslizó sus propiedades hacia la deshonra, en una fuga curiosa, la escapada a los adentros personales, sólo particulares, desdeñando las realidades ajenas. La culminación es evidente, de tan ensimismados; la honradez está sumida en la sima de los egoísmos.

El vaciamiento cualitativo acumula insatisfacciones en cada sector afectado por el deterioro. Parece natural el anhelo de un CAMBIO correctivo. De hecho, es una de las palabras utilizada con mayor frecuencia; incluso como arma propagandística. Entendiendo la distancia desde la idea inicial deseosa de mejorías, a los recursos disponibles, y sobre todo, a las verdaderas intenciones de los presentados como gestores de las modificaciones. Con los ideales por delante, la honradez podríamos darla por supuesta. ¿A qué dudar de ella? De ella no se duda. Pero, la experiencia aconseja el analisis permanente de las restantes circunstancias de los ejecutantes. El mero cambio ofrece excesivas vías para posibles desviaciones improcedentes.

La honradez se lleva dentro, o no se lleva. Aún en el caso afirmativo, sometida a tensiones internas (Necesidades, carácter, creencias, posibilidades) y una serie interminable de acosos humanos o dificultades existenciales primarias. En ambas situaciones haya ciertas EXIGENCIAS insoslayables. El esfuerzo sincero por el discernimiento, no vale todo. La voluntad participativa, porque la contemplativa sirve de poco. Y la coherencia en las actuaciones. Sin ellas, reinará, y reina mucho, el escapismo, seguido de las lamentaciones inútiles.

Ante lo dicho, las imposiciones dictatoriales, normativas frías centralizadas o criterios rígidos, resultan inservibles; porque castran las iniciativas personales, la comprensión del asunto por parte de los ciudadanos y frustran posibles participaciones. Es necesario volver a Kant, con su conclusión ILUSIONANTE, como invitación a cada sujeto, a su libre arbitrio y razón. Es evidente, podemos renunciar a esos objetivos.

Honradez en fuga

Son muchas las grietas por donde escapa la honradez; sin que se detecten reparaciones por ninguna parte
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 10 de marzo de 2017, 00:07 h (CET)
Si la honradez comprende los criterios bien razonados, adopción de posturas congruentes con esas deliberaciones, así como la prudenca suficiente para evitar los servilismos corruptos; como especie en vías de extinción, dicha cualidad constituirá una rareza entre las gentes. A la vez, el mismo concepto quedará desdibujado, hasta perder la noción de su significado. Es decir, la HUÍDA vendría provocada por el desconocimiento real del concepto o por la adhesión a opciones con otros objetivos. ¿Cuánto queda de la honradez en una persona concreta? La medición es imposible. El hombre cabal une el manejo de la incertidumbre; con la firmeza responsable, necesaria para unas actuaciones asentadas.

La huída adquiere visos de un cierto desplazamiento hacia el futuro, usado este como disimulo de la pérdida de honradez que se está fraguando. Como dicha presentación no parece afectar a las circunstancias actuales, pasa desapercibida con frecuencia. Es el tono dominante cuando es utilizada la información PRIVILEGIADA; en la sombra, porque aún no afecta, pero con los tentáculos insertos de lleno en el porvenir de gentes y haciendas. Los listillos involucrados en esas prácticas suelen ser individuos apoyados por la ciudadanía en su acceso a puestos relevantes; lo que no impide la traición posterior de los encumbrados personajes. Ayuntamientos, clubs deportivos, federaciones, sociedades complejas, son algunas de esas sedes turbias.

El matiz futurista favorece la escasa o nula mención de las consecuencias previsibles derivadas de las decisiones encubiertas. Las maniobras escondidas proliferan, con sectores beneficiados y grupos de perjudicados; cuidadosamente desdibujados por el momento, guardados en la recámara. Planes de reconversión urbanística, subterfugios bancarios, campañas electorales, escudos ideológicos sibilinos; sitúan ciertas apariencias en un futuro muy alejado de las verdaderas intenciones de los personajes manipuladores. Actúan como auténticos CAZADORES de incautos, habiendo favorecido con anterioridad la desorientación del mayor número de los futuros afectados. El botín fue preparado de antemano.

Las fugas aprovechan cualquier resquicio espacial o temporal, a través de los cuales pierde entidad la calidad humana. El fenómeno recurre a la TRASLACIÓN de los juicios. Con los criterios de hoy, valoran actuaciones de épocas pasadas, obteniendo unas conclusiones falseadas de raíz. Los conocimientos y tendencias actuales modifican las motivaciones, los significados cambian; en las interpretaciones históricas son manifiestos estos errores; carecen de la honrada exposición de lo acontecido. En cuanto al espacio, los criterios de países nórdicos o de países mediterráneos, difieren respecto a las avalanchas migratorias, educación, normativas agrícolas, etc.

El posicionamiento homogéneo es una falsificación que acarrea serios problemas en la práctica convivencial. La INCOHERENCIA nace de ciertos tintes uniformistas y de la distorsión geográfica; la disparidad de contenidos es imposible enjuiciarla de la misma manera. Por eso, las conclusiones son motivo de continuas confusiones, con la posibilidad de generar auénticas maldades por empecinamiento en las decisiones tomadas fuera del contexto social pertinente. El dislate en la valoración histórica o la colocación en el mismo saco de las diferentes ubicaciones y ambientes, supone una enorme carencia promovida por voluntades engañosas, cuando menos, porque rayan en lo delictivo con harta frecuencia.

La honradez hace aguas también en las áreas numéricas, no por complicadas ecuaciones algebraicas, teoremas o fórmulas enrevesadas; el desmoronamiento principal deriva de las matemáticas centradas en los PORCENTAJES. Así, no hace falta mencionar las cifras escandalosas, ni la citación de los nombres propios a cada paso, simplemente consiste en deslizar un determinado porcentaje del capital utilizado en los bolsillos o las cuentas apropiadas. De esta forma sibilina, producen un trasvase dinerario, pasado como normalidad, de tan utilizado; cuyos montantes finales abruman. Reflejan un potencial notable de corrupción, agravado por la confluencia de otras maldades.

Ya que vienen a colación las matemáticas, observemos el mal uso que hacemos de las mismas cuando procedemos a la MULTIPLICACIÓN de las éticas sin ninguna necesidad. El genio de Kant hizo una buena síntesis, no hagas a los demás aquello que no deseas que te hagan a ti, hacer lo que colabore al bien universal; la hizo sin dogmatismos, dejó la puerta abierta a los razonamientos personales. Pues bien, todo han sido deseos infructuosos de superarlo; eso del bien universal escuece a más de uno, es exigente, difícil y en a práctica está sujeto a imperfecciones. El pragmatismo moderno se alejó de aspiraciones sublimes; cada cual acoja su propia ética. Y así se cumple, cada uno a lo suyo con fruición, la vida es corta y el afán avasallador.

Con el cultivo de éticas tan dispares, los mínimos florecen por doquier, se convierten en una decoración generalizada. Hasta el punto de que una débil probabilidad, asumida por unos pocos, es encumbrada a certezas con ínfulas IMPOSITIVAS. Cada valor pequeñito, pero con ética propia, intentará ponerse como indiscutible. En la diferentes pugnas sociales abundan ejemplos en este sentido. Aquello de la certeza científica de alcance limitado, ya no resulta práctico. La honra deslizó sus propiedades hacia la deshonra, en una fuga curiosa, la escapada a los adentros personales, sólo particulares, desdeñando las realidades ajenas. La culminación es evidente, de tan ensimismados; la honradez está sumida en la sima de los egoísmos.

El vaciamiento cualitativo acumula insatisfacciones en cada sector afectado por el deterioro. Parece natural el anhelo de un CAMBIO correctivo. De hecho, es una de las palabras utilizada con mayor frecuencia; incluso como arma propagandística. Entendiendo la distancia desde la idea inicial deseosa de mejorías, a los recursos disponibles, y sobre todo, a las verdaderas intenciones de los presentados como gestores de las modificaciones. Con los ideales por delante, la honradez podríamos darla por supuesta. ¿A qué dudar de ella? De ella no se duda. Pero, la experiencia aconseja el analisis permanente de las restantes circunstancias de los ejecutantes. El mero cambio ofrece excesivas vías para posibles desviaciones improcedentes.

La honradez se lleva dentro, o no se lleva. Aún en el caso afirmativo, sometida a tensiones internas (Necesidades, carácter, creencias, posibilidades) y una serie interminable de acosos humanos o dificultades existenciales primarias. En ambas situaciones haya ciertas EXIGENCIAS insoslayables. El esfuerzo sincero por el discernimiento, no vale todo. La voluntad participativa, porque la contemplativa sirve de poco. Y la coherencia en las actuaciones. Sin ellas, reinará, y reina mucho, el escapismo, seguido de las lamentaciones inútiles.

Ante lo dicho, las imposiciones dictatoriales, normativas frías centralizadas o criterios rígidos, resultan inservibles; porque castran las iniciativas personales, la comprensión del asunto por parte de los ciudadanos y frustran posibles participaciones. Es necesario volver a Kant, con su conclusión ILUSIONANTE, como invitación a cada sujeto, a su libre arbitrio y razón. Es evidente, podemos renunciar a esos objetivos.

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