Semana caliente en Heliópolis. Nada más acabar el partido contra el Xerez en Chapín y después de pronunciar la frase “buff, si no se sufre no hay nada que hacer”; los béticos comenzaron a sacar las calculadoras.
Desde entonces ha sido la grada y la calle quienes han empezado a hacer sus cávalas sobre el ansiado ascenso. La ansiedad por la vuelta a la categoría de oro se ha extendido como la pólvora y los jugadores también han empezado a soñar. Unos como Casto dicen que todavía queda mucho, mientras otros sueñan cada vez más.
Uno de ellos, David Belenguer, expresaba a través de las redes sociales una frase que puede ser la más acertada. “Tengo la sensación de que el ascenso pasa por los tres próximos partidos.” No le falta razón a “Dabele”, curtido en mil batallas y excelente conocedor de todas las facetas del fútbol. Por último, incluso Rubén Castro miró hacia el futuro cuando reconoció que quiere quedarse en el Betis el año que viene sea cual sea la categoría en la que juegue.
El futuro también es protagonista en las oficinas del club. El virus de la calculadora verdiblanca afecta ya a los dirigentes, que hacen cuentas de cara al año próximo. Se habló de Doblas para la portería; de Diego Rivas de la Real como centrocampista elegido por Pepe Mel; de Nolito, de quien se dice rechazaría al Benfica y se debatiría entre Betis y Premier League…. E incluso se habla de uno de esos fichajes bizarros que se ofrecen al club de la Palmera y que esta vez se llama Aboutahar y juega en el Zaragoza.
Pero hay mucho más. Las cuentas del ascenso son como una nube de humo que se extiende por doquier. No queda la cosa en las oficinas, y las cuentas llegan al palco, donde se pregunta quién podría sustituir a Gordillo al frente del club.
Demasiadas cuentas, demasiadas calculadoras. Esta semana llega al Villamarín el Cartagena, ese equipo que el año pasado ya acabó con las ilusiones béticas junto con el Hércules y los propios fallos de los verdiblancos. La bestia negra cartaginense es el talón de Aquiles de un Betis como lo fue el emperador Aníbal para los romanos en épocas pretéritas.
Siguiendo con el símil histórico, como se dijo en Gladiator, el ascenso será como aquél sueño que llamaban Roma, un sueño que aún solo se puede y se debe susurrar. Aún no es lo suficiente consistente como para no desmoronarse. Todavía queda liga, y en Heliópolis hay ya demasiadas calculadoras. Calma, todavía queda mucho por sufrir, luchar y ganar para llegar al objetivo.