El empate en Alicante conforma al equipo y oxigena al séptimo de caballería de partidos que están por jugarse. Hay una última esperanza. Sucumbidos a una fe que no existía en pre temporada, ni siquiera para el entrenador, la parroquia blanquiazul catará de primera mano si su equipo puede aspirar a Europa o no
Una tabula rasa de 360º, a todos los niveles. Una catarsis completa del equipo, como si de una visita a un balneario se tratase, donde fundirse en el deseo europeo, catapultarse hacia una cota aún accesible. Hoy. El domingo por la noche, veremos.
La plantilla blanquiazul está concienciada y le queda diésel aún para lo que resta, en palabras de Mauricio Pochettino. Pero también se veían ganando al Racing, y mira qué. Con un vídeo motivacional en el que llaman a tocateja a la afición (cosa innecesaria, pues la misma ejercerá como tal una vez más y sin reproches), la última bala pasa por vencer y convencerse al Atlético de Madrid, justo en el momento en que los colchoneros llegan con mejor caché y más en forma. O eso parece.
Equipos pupas, con trayectorias inversas de más a menos y de menos a más respectivamente. El envite dominical dará pie a, en el caso perico, y confirmará lo que, en el caso rojiblanco. Osvaldo y el Kun, los latidos de sus instituciones, tendrá todo que decir a la hora de la verdad.