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Jesús Salamanca Alonso

Lustros sin sueldos dignos

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La ministra Salgado ha llegado a pedirle al presidente que hable de política lo menos posible. Pero tal vez lo más llamativo es que numerosos diputados del PSOE han rogado a Valeriano Gómez que se abstenga de poner fecha a la creación de empleo y al reflote de la economía, sobre todo si sus planteamientos se extienden a lo largo de lustros. Y no lo han hecho por despecho sino porque viene asomando la oreja desde hace tiempo.

Con opiniones como las vertidas por el ministro Valeriano (no confundir con el otro Valeriano, el de la canción), se siente insultado el mundo del trabajo y todo el ámbito de la creación de empleo, no solo por la ignorancia que demuestra sino por el desparpajo y la falta de credibilidad que proyecta. Con Valeriano Gómez, no hay duda que si la ignorancia y la incontinencia verbal volaran, tendríamos problemas para que nos diera el sol.

Según el ministro de Trabajo, la economía española "no está en condiciones de financiar una espiral salarial en los próximos lustros". No piense el señor ministro que ha descubierto el Mediterráneo, porque con afirmaciones así hace más daño que beneficio, a la vez que demuestra un falso sentir de liberal adocenado y de esculpido nene ‘pijo’.

Tampoco estaría de más que nos explicara eso de construir un “esquema” de formación de sueldos, pero "no diametralmente diferente del actual". ¿Qué pretende? ¿A quién quiere regalar los oídos? Asentar una doctrina pretendiendo evitar que los salarios se "coman" la plusvalía de la productividad de las empresas y, a la vez, teniendo en cuenta "el coste de la vida" es demasiado pobre, excesivamente infantil y vulgarmente atropellado. En su lugar, muchos nos hubiésemos callado y seguramente hubiésemos quedado en mejor lugar. Pero Valeriano es lo que es y para eso se le pidió que subiera al estropeado carro del Gobierno de Rodríguez Zapatero.

El tiempo cambia a la gente y, en el caso del ministro de Trabajo, contrastan sus opiniones de moderación salarial en los próximos lustros con la defensa a ultranza que hacía en el Sindicato Vertical Unificado cuando se tomaba en serio la militancia apellidada “obrera”.

Ahora se comprueba la falsedad e hipocresía que siempre le achacaron sus correligionarios del desfasado y aprovechado sindicato obrero. Qué cerca sentimos a algunos que están muertos --decía Wolf Biermann-- y qué muertos nos parecen otros que aún están vivos.

Dicho sea con respeto y preocupación: si por algo viene destacando el novato, y no menos novedoso ministro, Valeriano Gómez, es por la falta de razonamiento en temas de calado y sus infantiles pronunciamientos de 'papagayo hormiguero' en temas secundarios.

Perfectamente podríamos achacar al ministro de trabajo cuanto predicó William Henry sobre la importancia de razonar: "Quien no quiere razonar es un fanático; quien no sabe razonar es un tonto y quien no se atreve a razonar es un esclavo". Allá cada cual con sus velocidades y todos sus despropósitos.

Lustros sin sueldos dignos

Jesús Salamanca Alonso
Jesús  Salamanca
miércoles, 13 de abril de 2011, 07:04 h (CET)
La ministra Salgado ha llegado a pedirle al presidente que hable de política lo menos posible. Pero tal vez lo más llamativo es que numerosos diputados del PSOE han rogado a Valeriano Gómez que se abstenga de poner fecha a la creación de empleo y al reflote de la economía, sobre todo si sus planteamientos se extienden a lo largo de lustros. Y no lo han hecho por despecho sino porque viene asomando la oreja desde hace tiempo.

Con opiniones como las vertidas por el ministro Valeriano (no confundir con el otro Valeriano, el de la canción), se siente insultado el mundo del trabajo y todo el ámbito de la creación de empleo, no solo por la ignorancia que demuestra sino por el desparpajo y la falta de credibilidad que proyecta. Con Valeriano Gómez, no hay duda que si la ignorancia y la incontinencia verbal volaran, tendríamos problemas para que nos diera el sol.

Según el ministro de Trabajo, la economía española "no está en condiciones de financiar una espiral salarial en los próximos lustros". No piense el señor ministro que ha descubierto el Mediterráneo, porque con afirmaciones así hace más daño que beneficio, a la vez que demuestra un falso sentir de liberal adocenado y de esculpido nene ‘pijo’.

Tampoco estaría de más que nos explicara eso de construir un “esquema” de formación de sueldos, pero "no diametralmente diferente del actual". ¿Qué pretende? ¿A quién quiere regalar los oídos? Asentar una doctrina pretendiendo evitar que los salarios se "coman" la plusvalía de la productividad de las empresas y, a la vez, teniendo en cuenta "el coste de la vida" es demasiado pobre, excesivamente infantil y vulgarmente atropellado. En su lugar, muchos nos hubiésemos callado y seguramente hubiésemos quedado en mejor lugar. Pero Valeriano es lo que es y para eso se le pidió que subiera al estropeado carro del Gobierno de Rodríguez Zapatero.

El tiempo cambia a la gente y, en el caso del ministro de Trabajo, contrastan sus opiniones de moderación salarial en los próximos lustros con la defensa a ultranza que hacía en el Sindicato Vertical Unificado cuando se tomaba en serio la militancia apellidada “obrera”.

Ahora se comprueba la falsedad e hipocresía que siempre le achacaron sus correligionarios del desfasado y aprovechado sindicato obrero. Qué cerca sentimos a algunos que están muertos --decía Wolf Biermann-- y qué muertos nos parecen otros que aún están vivos.

Dicho sea con respeto y preocupación: si por algo viene destacando el novato, y no menos novedoso ministro, Valeriano Gómez, es por la falta de razonamiento en temas de calado y sus infantiles pronunciamientos de 'papagayo hormiguero' en temas secundarios.

Perfectamente podríamos achacar al ministro de trabajo cuanto predicó William Henry sobre la importancia de razonar: "Quien no quiere razonar es un fanático; quien no sabe razonar es un tonto y quien no se atreve a razonar es un esclavo". Allá cada cual con sus velocidades y todos sus despropósitos.

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