Si el sábado era el Ecofin el que manifestaba sin reservas su confianza en la economía española, hoy es el periodicucho británico “Financial Times” el que no lo tiene tan claro. En su columna de opinión, el panfletista Wolfang Münchau se muestra convencido de que España será la próxima en solicitar el rescate de la UE.
Para este “experto” en economía –que en su día no abrió la boca para advertir sobre el fiasco de las hipotecas-basura en Estados Unidos, la bancarrota de Lehman Brothers, las estafas de Bernard Madoff en Wall Street, o el estado ruinoso de las finanzas de British Airways, cuya fusión con Iberia será la ruina para la compañía española– la burbuja inmobiliaria que aún no ha terminado de estallar, impedirá la recuperación económica y nos abocará a pedir el rescate. Lo que no sabe este aficionado a escribir sobre lo que no sabe, es que aunque España pidiese el rescate, no hay dinero suficiente en la UE para “rescatarla”. Y mucho menos en el Reino Unido. España no es Irlanda.
ero mientras se habla de España, no se habla de los recortes en gasto social que ha aplicado el Gobierno británico, ni de la difícil situación por la que atraviesa Estados Unidos. Así, el resto de cabeceras como Wall Street Journal, Frankfurter Allgemeine Zeitung o New York Times, se hacen eco de las jeremiadas de este amarillento tabloide británico y todos dedican titulares a la preocupación por España. Harían bien en ocuparse de sus propios asuntos.
No obstante, a pesar de todas las reformas aplicadas obedientemente por el Gobierno socialista, resulta que la prensa anglosajona y alemana ve con interesado pesimismo la recuperación económica de España y ponen en tela de juicio que se vaya a crear empleo. Entonces… ¿para qué han servido esas reformas?
El “Global Economic View” saca a España de la lista de países que tendrán un mayor crecimiento en las próximas décadas y le señala como el país que registre un incremento más bajo del PIB. No hablan de años, sino de “décadas”. Ni los preclaros profetas bíblicos, inspirados por Dios, gozaron de tal clarividencia.
Otra información destacada, esta vez en Expansión, es el fiasco de la visita que hizo Zapatero a Catar. El buen hombre dijo a bombo y platillo que se traía el compromiso por parte del fondo soberano de este país de invertir 300 millones de euros en la recapitalización de las cajas de ahorro españolas. Pues bien, ante la falta de planes concretos y por problemas con la valoración de las entidades, el fondo catarí se echa para atrás.
¿Qué necesidad hay de ir a mendigar 300 millones a Catar, al tiempo que la UE nos obliga a aportar 6.000 millones para el fondo de rescate a Portugal? Una cantidad que habrá de añadirse a los 80.000 millones que ya han invertido allí las empresas españolas.
Se habla claro con Europa y se dice que ya tenemos muchos huevos en la cesta portuguesa y que no vamos a poner ni un euro más. Pero, por lo visto, los ajustes y recortes sólo afectan al gasto social, todo lo que sea para regalar dinero a los especuladores, está más que justificado.
Entretanto, este fin de semana Islandia le ha hecho un corte de mangas a los bancos británicos, que ahora pretenden que el Estado les reembolse el dinero perdido especulando y porfiando con la economía islandesa.
Otra noticia inquietante relacionada con España aparece en Cinco Días donde nos cuentan que “el agujero de las cuentas de la sanidad pública sigue sin parar” y se sitúa ya en 15.000 millones de déficit por lo que, dice “abre las puertas del copago”, opción por la que apuesta Cinco Días en su editorial frente a las políticas de austeridad.
Hay que recordar que el copago ya existe, puesto que los usuarios pagamos una parte importante de las medicinas, y financiamos la sanidad pública a través de nuestros impuestos. La Sanidad Pública, con mayúsculas, no es un negocio privado, sino un servicio público. Si presenta déficit, habrá que aumentar las partidas presupuestarias para mantenerla. Eso es todo.
Donde no hay que poner ni un céntimo del dinero público es en los bancos privados. Sobre todo, en los que invierten en el extranjero y, particularmente, en el Reino Unido.
Lo que han de hacer los británicos si no ven claro el panorama económico español, es largarse con viento fresco y no seguir vomitando infundios sobre nuestro país. Y lo que deberíamos hacer los españoles es ir buscando nuevos socios más allá de las brumosas costas británicas. China, Brasil, Rusia e India podrían ser excelentes socios en un futuro no muy lejano. Eso sí, debemos negociar con ellos directamente, no a través de la UE ni de interlocutores ajenos a nuestros intereses.
Para terminar, y apelando a nuestra dignidad, conviene no olvidar que estos sinvergüenzas del FT fueron los que acuñaron el ofensivo y denigrante término de países PIGS (cerdos) para referirse a Portugal, Italia, Grecia y España.