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Francisco J. Sánchez

Una tarde de primavera

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Empanada monumental la que colapsó al Rayo Vallecano en los últimos diez minutos de la tarde del sábado. Muchos de los presentes en el Teresa Rivero no daban crédito a lo sucedido, dos puntos que se esfuman de las manos y que da vida a un Albacete con el filo de la navaja cada vez más cerquita del corazón.

El partido ante el conjunto manchego iba encaminado hacia una plácida y apacible tarde primaveral en Vallecas, sin embargo, por estas fechas tan agradables también tienen su grado de protagonismo las ominosas alergias que se apoderan del estado físico de más de uno. El sábado, los niveles alérgicos en Vallecas eran más altos de lo habitual - y esto, a un equipo como el Rayo que este año parece el epicentro de cualquier mal – le iba a acabar afectando.

Hasta el rabo, todo es toro
Solo restan nueve partidos para llegar al ansiado final de temporada entre los dos primeros; el quedar primero o segundo parece estar en segundo plano, y lo que verdaderamente importa es sacar diferencias como cosacos al tercero – pero no, no se asusten, el Barça B no puede subir -. A estas alturas, y como decimos, a falta de nueve finales por jugar, Betis y Rayo parecen los dos equipos más avocados al ascenso directo. Siete puntos son los que distan de los puestos de cabeza hasta encontrar al Celta que parece haber perdido el norte en las últimas jornadas.

El ascenso no está tan fácil. Para muestra de ello y de lo mucho que pueden cambiar las cosas, tenemos muy presente el ejemplo más cercano en lo que parecía, iba a ser una tarde apacible y primaveral en la que no iba a hacer falta sacar la calculadora para saber que el Rayo ya le sacaba nueve puntos al Celta. Pues bien, al final hubo que hacer cuenta nueva y los nueve se redujeron a siete. Una cuenta que para la próxima vez se dejará para el final del partido, porque como bien se encarga de recordar el refrán: “hasta el rabo, todo es toro”. Así que a partir de ahora y con la lección del partido del Albacete en la memoria, toca no confiarse y remar, más que nunca, en una misma dirección, que no es otra que la de Primera División.

Una tarde de primavera

Francisco J. Sánchez
Francisco Javier Sánchez
martes, 12 de abril de 2011, 21:29 h (CET)
Empanada monumental la que colapsó al Rayo Vallecano en los últimos diez minutos de la tarde del sábado. Muchos de los presentes en el Teresa Rivero no daban crédito a lo sucedido, dos puntos que se esfuman de las manos y que da vida a un Albacete con el filo de la navaja cada vez más cerquita del corazón.

El partido ante el conjunto manchego iba encaminado hacia una plácida y apacible tarde primaveral en Vallecas, sin embargo, por estas fechas tan agradables también tienen su grado de protagonismo las ominosas alergias que se apoderan del estado físico de más de uno. El sábado, los niveles alérgicos en Vallecas eran más altos de lo habitual - y esto, a un equipo como el Rayo que este año parece el epicentro de cualquier mal – le iba a acabar afectando.

Hasta el rabo, todo es toro
Solo restan nueve partidos para llegar al ansiado final de temporada entre los dos primeros; el quedar primero o segundo parece estar en segundo plano, y lo que verdaderamente importa es sacar diferencias como cosacos al tercero – pero no, no se asusten, el Barça B no puede subir -. A estas alturas, y como decimos, a falta de nueve finales por jugar, Betis y Rayo parecen los dos equipos más avocados al ascenso directo. Siete puntos son los que distan de los puestos de cabeza hasta encontrar al Celta que parece haber perdido el norte en las últimas jornadas.

El ascenso no está tan fácil. Para muestra de ello y de lo mucho que pueden cambiar las cosas, tenemos muy presente el ejemplo más cercano en lo que parecía, iba a ser una tarde apacible y primaveral en la que no iba a hacer falta sacar la calculadora para saber que el Rayo ya le sacaba nueve puntos al Celta. Pues bien, al final hubo que hacer cuenta nueva y los nueve se redujeron a siete. Una cuenta que para la próxima vez se dejará para el final del partido, porque como bien se encarga de recordar el refrán: “hasta el rabo, todo es toro”. Así que a partir de ahora y con la lección del partido del Albacete en la memoria, toca no confiarse y remar, más que nunca, en una misma dirección, que no es otra que la de Primera División.

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