Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La delgada línea roja
Antonio Pérez Omister

Los rescatadores

|

No se trata de una película de Disney. Se trata de una película de miedo que bien podría titularse “Los bomberos pirómanos” y en la que los mismos que provocan los incendios, luego acuden solícitos a apagarlos para ser considerados héroes. Pero son unos falsos héroes.

La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han anunciado cínicamente que están listos para iniciar el “rescate” financiero de Portugal, que podría alcanzar los 80.000 millones de euros. La misma cantidad a la que se estima que ascienden las inversiones españolas en el país vecino.

Luego, la debacle portuguesa nos afecta directamente mucho más de lo que pensamos. De momento, España aportará 6.000 millones a este plan de rescate. Una suculenta suma que saldrá de nuestros impuestos y que no servirá para ayudar al pueblo portugués, sino para pagar los intereses de la deuda a un puñado de mezquinos usureros apátridas.

Entretanto, los cárteles de especuladores que controlan los mercados de crédito no dejan de presionar a Portugal, siquiera después de confirmarse la ayuda financiera de la UE. Así las cosas, los abusivos intereses sobre la deuda portuguesa siguen aumentando, y la economía lusitana sigue asfixiada por la limitación de acceso al crédito en los mercados internacionales.

No obstante, el economista Nouriel Roubini, uno de los más influyentes en estos momentos, advierte de que la verdadera pesadilla de la situación que experimenta la zona euro es España. Según Roubini “España es demasiado grande para ser rescatada”. En este sentido, el verdadero dilema que representa nuestro país es la magnitud de su economía, que es el doble que las de Portugal, Grecia e Irlanda juntas. El fondo creado por la Comisión Europea para posibles rescates no sería suficiente. Si España cae, la propia Unión podría desmoronarse como un castillo de naipes. Motivo por el que los especuladores, de momento, han rebajado la intensidad de sus ataques contra España.

A los problemas que han generado los especuladores internacionales en Europa, hay que añadir los que han provocado en Estados Unidos. El mes próximo el país norteamericano podría alcanzar su límite de endeudamiento, lo que a su vez conduciría a una nueva crisis económica mundial y obligaría a Estados Unidos a renegociar el vencimiento de los pagos de su deuda exterior. Ya no estamos hablando de pequeños países europeos como Grecia, Irlanda o Portugal. Nos referimos a la primera economía mundial, y el impacto sería planetario. ¿Qué pasará si quiebra Estados Unidos?

A esta dramática situación nos han llevado las mismas recetas neoliberales que ya desencadenaron la gran Depresión de los años treinta del siglo pasado. Y ahí seguimos, erre que erre. Dejándonos mangonear por banqueros de baja estofa, políticos paniaguados y empresarios de pacotilla que no han creado un solo puesto de trabajo a pesar de todas las reformas laborales que han impuesto al Gobierno para conducirnos de nuevo a la época de la esclavitud y la mansedumbre.

El sistema capitalista llevado al paroxismo ha demostrado ser tan insaciable, que es capaz de devorarse a sí mismo. Si Estados Unidos quiebra, quebraremos todos.

La economía mundial es demasiado importante para dejarla en manos de banqueros y especuladores, los Gobiernos deben tomar de nuevo las riendas y ponerse a trabajar para generar empleo. Sin empleo no hay consumo, y sin consumo la economía se colapsa. Si el actual sistema financiero no funciona, ha llegado el momento de cambiarlo. Si la iniciativa privada no es capaz de generar riqueza, salvo para unos pocos privilegiados, tendremos que regresar a los patrones de antaño y asumir el Estado esa responsabilidad velando por el bien común de los ciudadanos, no por las cuentas de resultados de unas cuantas empresas privadas participadas por accionistas anónimos.

Los rescatadores

Antonio Pérez Omister
Antonio Pérez Omister
lunes, 11 de abril de 2011, 07:05 h (CET)
No se trata de una película de Disney. Se trata de una película de miedo que bien podría titularse “Los bomberos pirómanos” y en la que los mismos que provocan los incendios, luego acuden solícitos a apagarlos para ser considerados héroes. Pero son unos falsos héroes.

La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han anunciado cínicamente que están listos para iniciar el “rescate” financiero de Portugal, que podría alcanzar los 80.000 millones de euros. La misma cantidad a la que se estima que ascienden las inversiones españolas en el país vecino.

Luego, la debacle portuguesa nos afecta directamente mucho más de lo que pensamos. De momento, España aportará 6.000 millones a este plan de rescate. Una suculenta suma que saldrá de nuestros impuestos y que no servirá para ayudar al pueblo portugués, sino para pagar los intereses de la deuda a un puñado de mezquinos usureros apátridas.

Entretanto, los cárteles de especuladores que controlan los mercados de crédito no dejan de presionar a Portugal, siquiera después de confirmarse la ayuda financiera de la UE. Así las cosas, los abusivos intereses sobre la deuda portuguesa siguen aumentando, y la economía lusitana sigue asfixiada por la limitación de acceso al crédito en los mercados internacionales.

No obstante, el economista Nouriel Roubini, uno de los más influyentes en estos momentos, advierte de que la verdadera pesadilla de la situación que experimenta la zona euro es España. Según Roubini “España es demasiado grande para ser rescatada”. En este sentido, el verdadero dilema que representa nuestro país es la magnitud de su economía, que es el doble que las de Portugal, Grecia e Irlanda juntas. El fondo creado por la Comisión Europea para posibles rescates no sería suficiente. Si España cae, la propia Unión podría desmoronarse como un castillo de naipes. Motivo por el que los especuladores, de momento, han rebajado la intensidad de sus ataques contra España.

A los problemas que han generado los especuladores internacionales en Europa, hay que añadir los que han provocado en Estados Unidos. El mes próximo el país norteamericano podría alcanzar su límite de endeudamiento, lo que a su vez conduciría a una nueva crisis económica mundial y obligaría a Estados Unidos a renegociar el vencimiento de los pagos de su deuda exterior. Ya no estamos hablando de pequeños países europeos como Grecia, Irlanda o Portugal. Nos referimos a la primera economía mundial, y el impacto sería planetario. ¿Qué pasará si quiebra Estados Unidos?

A esta dramática situación nos han llevado las mismas recetas neoliberales que ya desencadenaron la gran Depresión de los años treinta del siglo pasado. Y ahí seguimos, erre que erre. Dejándonos mangonear por banqueros de baja estofa, políticos paniaguados y empresarios de pacotilla que no han creado un solo puesto de trabajo a pesar de todas las reformas laborales que han impuesto al Gobierno para conducirnos de nuevo a la época de la esclavitud y la mansedumbre.

El sistema capitalista llevado al paroxismo ha demostrado ser tan insaciable, que es capaz de devorarse a sí mismo. Si Estados Unidos quiebra, quebraremos todos.

La economía mundial es demasiado importante para dejarla en manos de banqueros y especuladores, los Gobiernos deben tomar de nuevo las riendas y ponerse a trabajar para generar empleo. Sin empleo no hay consumo, y sin consumo la economía se colapsa. Si el actual sistema financiero no funciona, ha llegado el momento de cambiarlo. Si la iniciativa privada no es capaz de generar riqueza, salvo para unos pocos privilegiados, tendremos que regresar a los patrones de antaño y asumir el Estado esa responsabilidad velando por el bien común de los ciudadanos, no por las cuentas de resultados de unas cuantas empresas privadas participadas por accionistas anónimos.

Noticias relacionadas

Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto