La UD Las Palmas no entiende de ventajas cuando el rival se queda con uno menos en estos últimos meses de competición.
Normalmente, cuando estamos viendo un partido y vemos que de repente llega una expulsión del rival, la primera reacción es siempre de alegría, ya que inmediatamente pensamos que el partido se nos pone de cara.
Eso es lo que pensarían la mayoría de aficionados de cualquier equipo, que viven esa ventaja numérica durante un encuentro.
Pero últimamente, parece que este mismo acontecimiento, deja de tener especial alegría para muchos seguidores amarillos.
En lugar de sentir un moderado optimismo, o un impulso de que el partido se nos pone de cara, lo que produce es cierto nervio, preocupación, y “cruzada” de dedos para que el encuentro no se escape.
A cualquiera que no sepa de lo que estoy hablando, podrían parecer extrañas estas palabras. Pero si analizamos los últimos encuentros que el cuadro amarillo ha gozado de ventaja numérica, no se tardaría mucho en entender porqué tal afirmación.
Como caso más sangrante y sonrojante, vivido no hace demasiado tiempo y con otro entrenador en el banquillo insular. Se produjo el primer efecto negativo de la ventaja numérica.
Cuando Las Palmas ganaba como visitante al Granada 1-2, y el árbitro dejaba con uno menos a los locales. Muchos se frotaron las manos sintiendo como la confianza aumenta al verte con uno más y ganando el partido.
El resto de la historia, ya todos los amarillos saben cómo transcurrió. El Granada marcó cuatro goles con uno menos, e hicieron cosechar un calamitoso ridículo a Las Palmas.
Varias jornadas después, y tras un cambio de entrenador y una magnífica racha de resultados. Este pasado fin de semana se volvió a presentar una nueva oportunidad de vivir una situación de ventaja numérica.
Es probable que muchos ya tuvieran olvidado el amargo recuerdo de Granada, y volvieran a sentir ese aumento de confianza y de positivismo cuando ves como el contrario tiene que jugar con diez.
Pero a medida que los minutos fueron avanzando, la confianza se tornó en prudencia, y después en cierto temor o inseguridad, al ver que el juego de Las Palmas cayó de forma contundente, y que los amarillos parecían que jugaban con un jugador menos.
Por momentos, la sombra de Granada sobrevoló Girona, y aunque no se tratara de hacer un nuevo ridículo, es muy probable que más de uno o dos seguidores, sintieran la sensación que el partido se podía escapar de nuevo en superioridad numérica.
Afortunadamente, esta vez no volvió a ocurrir tal desgracia. Y finalmente, se pudo sacar un punto en un campo complejo para ganar, dadas las estadísticas de los locales.
Pero el hecho de ver a Las Palmas jugar peor contra uno menos, hizo revivir por momentos, aquellos fantasmas vividos en Granada.
Espero que esta experiencia que se ha saldado con mejor resultado que la anterior, haga reflexionar a Juan Manuel Rodríguez. Y le ayude a mejorar, un aspecto claramente a entrenar y perfeccionar. Porque hay que saber afrontar y jugar cuando tienes uno más. Y últimamente, Las Palmas no parece demostrarlo.
De lo contrario estamos dando vida al contrario, y perdiendo oportunidades de oro para acabar prematuramente con sufrimientos de última hora, y de paso ver si llegamos a tiempo para luchar por esos golosos puestos de “play off” que parecen lejanos, pero que en realidad no lo están tanto.