La decisión del vicecanciller y ministro de Exteriores, Guido Westerwelle, de abandonar en mayo la jefatura del Partido Liberal ha propiciado el establecimiento de un clima de inestabilidad política en Alemania.

Pablo Hernández / Analista internacional

La renuncia de Westerwelle se suma a una serie de hechos que han contribuido a incrementar la desconfianza en el gobierno entre los ciudadanos: la indecisión en torno las centrales nucleares, los problemas del euro derivados de los rescates a Grecia, Irlanda y Portugal, la no intervención en Libia y el desastre en las elecciones de Baden-Württemberg configuran un panorama poco alentador para el futuro del matrimonio CDU-FDP.

Horst Seehofer, jefe de la CSU (partido hermano de la CDU en Baviera), se ha encargado de dar la voz de alarma para poner en guardia a su partido frente a una posible “infección” debida a los problemas de sus socios de gobierno. En una entrevista concedida al Süddeutsche Zeitung, Seehofer dejó clara su postura: “Los problemas del FDP son cosas del FDP, pero el poder de la coalición en Berlín no puede sufrir. Sería un momento difícil si el peligro de infección aparece”. Estas declaraciones revelan el miedo de la Unión a la crisis de los liberales, miedo del que se hace eco la prensa alemana.

Rösler sucederá a Westerwelle
El actual ministro de Sanidad, Phillip Rösler, ha sido designado sucesor de Westerwelle como jefe del FDP, aunque no lo será de manera oficial hasta el congreso federal del partido en mayo. En el congreso del partido en la Baja Sajonia, Rösler ha manifestado que su candidatura “solo es el primer paso de un nuevo comienzo personal y de contenido, al que le deben seguir muchos otros”, según declaraciones recogidas por Reuters.

Otro de los debates que han surgido en Alemania tras la renuncia de Westerwelle es el de si continuarán en su puesto los ministros liberales del gobierno federal, que incluyen carteras tan importantes como las de Exteriores, Economía o Justicia. De momento, el todavía jefe liberal sigue cumpliendo con su agenda y este fin de semana ha estado en Irán negociando un delicado acuerdo petrolífero con la república islámica.