Pasen, vean y disfruten. Y, sobre todo, no se pongan nerviosos. Experimentarán, en breves, una sensación extraordinaria e insólita. Cuatro clásicos en apenas 18 días. Una lástima que el Real Madrid se bajara del carro liguero el pasado sábado cayendo contra pronóstico ante el Sporting de Preciado. Y en el Bernabéu, además. Quien lo diría. Bendito regalo el título liguero, que ya tiene los lacitos de color azul y grana.
Porque no. El Virus FIFA no sorprendió a Can Barça. El conjunto dirigido por Pep Guardiola dio el enésimo golpe encima de la mesa y se impuso en El Madrigal con gol polémico de Gerard Piqué. Ganando en el feudo del tercer clasificado, los culés ponían tierra de por medio y aumentaban su renta en la tabla clasificatoria.
El primer gran clásico, pues, será algo descafeinado. Para empezar a probarse, quizás. Y es que el 16 de abril dará comienzo el gran intercambio de golpes en el compromiso doméstico. El feudo madridista vestirá sus mejores galas para que, al menos, el Mou Team no quede más retratado en la regularidad que marca la Liga. Pero la segunda gran cita ya sentenciará el primer título de la campaña.
Culés y merengues se disputarán en Mestalla la Copa del Rey en plena Semana Santa. A rezar. La Capital del Turia acogerá el primer round de tres asaltos que quedarán grabados para la Historia. Fecha: el 20 de abril. Pero antes, el equipo azulgrana debe afrontar otro choque importante ante el Almería en el Camp Nou. Tres puntos asegurados, a priori. Pero el míster catalán mentalizará a los suyos para llegar a la cita del Bernabéu con la máxima ventaja posible.
Camino a Wembley, pasando por Donetsk
Los cuartos de final ya están finiquitados. Tras el recital futbolístico ante un magnífico Shakhtar -una lástima que se cruzara con el mejor equipo del mundo-, ya se saborean dos Clásicos en la máxima competición europea. De locos, vaya. Una semana después de conocerse el ganador de la Copa, el Barça deberá afrontar la ida de las semifinales en territorio comanche. Pero tan solo siete días después, a principios de mayo, ya se sabrá quien desembarca en Wembley. Antes, sin embargo, esperemos que el largo y pesado viaje hacia Ucrania no canse ni merme a los locos bajitos culés.
La bronca de Guardiola
Sorprendió. Pep estaba mosqueado. A la conclusión del partido ante el Shakhtar, el técnico de Santpedor contestó con monosílabos a las preguntas de Jordi Grau, periodista del canal autonómico catalán TV3. Nadie daba crédito. “Veo que no tiene ganas de hablar”, le espetó el reportero en zona mixta. “No, no muchas”, respondió de forma tajante. ¿Por qué? Tal vez el desprecio de la prensa hacia el equipo ucraniano, y sobre todo hacia Chygrynskiy, encendió a un Guardiola modesto y respetuoso. En el club barcelonista no se aceptan los malos modos.