Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La delgada línea roja
Antonio Pérez Omister

Por un puñado de dólares

|

El término “dinero” deriva de la palabra árabe “dinar”, la moneda que acuñaron en oro los Omeyas allá por el siglo IX, y que sustituyó al sólido bizantino como moneda de referencia en todas las transacciones comerciales en el Mediterráneo. Posteriormente, serían los doblones españoles de oro los que sirvieron de moneda de referencia hasta bien entrado el siglo XIX, incluso en Estados Unidos que, al carecer de reservas de oro, favorecía las transacciones en las monedas de oro mexicanas, herederas de los antiguos doblones.

Desaparecido el poderío español, fue la Libra Esterlina británica la que presidió el comerció internacional hasta 1944, cuando quedó instaurado el dólar como divisa internacional. Y esto ha venido siendo así hasta nuestros días.

Durante varios años, Estados Unidos y Europa mostraron su descontento por la iniciativa de Muamar el Gadafi de sustituir el dólar como divisa internacional y establecer una unidad monetaria común en África: el dinar de oro. Esto nos lleva a preguntarnos si podría ser la guerra en Libia una tentativa de proteger al dólar.

La crisis financiera mundial iniciada en 2008, fomentó las conversaciones sobre la realización de cobros y pagos internacionales en oro. Tras adquirir en septiembre de 2007, junto con India, dos terceras partes de las reservas españolas de oro, China anunció su intención de acuñar el yuan de oro, mientras el presidente Zapatero declaraba que el oro ya no tenía valor como divisa, y que resultaba más onerosa su custodia, que su valor en los mercados internacionales. Con semejantes visionarios al frente del Gobierno, así nos luce el pelo.

Entretanto, en Oriente Medio, varios países árabes también expresaron su deseo de reintroducir el patrón oro, y abandonar el dólar como divisa de referencia. Más o menos, las mismas petromonarquías en las que ahora han surgido todos esos movimientos “democráticos” por arte de birlibirloque. Pero el precursor principal de la renuncia al dólar fue Muamar el Gadafi, que instó a emplear el dinar de oro en las transacciones relacionadas con el petróleo.

Del mismo modo que en los años setenta los países productores de crudo se mostraron dispuestos a controlar su producción, y con ello, el precio del barril, Gadafi se mostró dispuesto a abandonar el dólar como divisa internacional, lo que causó una reacción en cadena por parte de los países occidentales. Lo que se manifestó inmediatamente en una serie de revoluciones y guerras intermitentes en África, donde Gadafi pretendía crear una moneda única: el dinar de oro.

La atrevida iniciativa de Gadafi provocó una respuesta violenta por parte de Estados Unidos y sus aliados europeos. Por ejemplo, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, declaró que “Libia amenazaba la estabilidad financiera de la humanidad”. Ni más, ni menos. ¿Por qué el dinar, como moneda única africana, la amenaza, y el euro, moneda única europea, no? Pues porque el euro es una moneda ficticia dependiente de la divisa norteamericana, y su implantación sólo ha sido el paso previo a la inminente dolarización del sistema monetario europeo, primero, e internacional, finalmente.

Hace algunas décadas, Estados Unidos también opuso una enconada resistencia a la reintroducción del patrón oro. En 1971 el presidente Richard Nixon anuló la convertibilidad del dólar en oro, establecida en 1944 en Bretton Woods, y prohibió la compra-venta de oro a particulares y, especialmente, a extranjeros.

Asimismo, el presidente francés Charles de Gaulle intentó, igual que Gadafi ahora, salir de la zona de influencia del dólar, pero en 1969, poco después de esas iniciativas, y de las revueltas de mayo del año anterior, tuvo que dimitir, lo que abre un interrogante sobre la auténtica naturaleza de dichas revueltas, que podrían haber estado orquestadas desde el exterior. El Partido Comunista francés, al que se atribuyó la organización de las revueltas estudiantiles, ha repetido hasta la saciedad que ellos no tuvieron nada que ver con el mitificado Mayo Francés.

Por lo tanto, según indican algunos expertos, el objetivo principal de la intervención militar aliada en Libia es, entre otras relacionadas con el control de los recursos naturales de ese país, como el gas y el petróleo, el mantenimiento del estatus del dólar como moneda internacional.

No olvidemos que Estados Unidos, el país con la mayor deuda exterior del planeta, financia una buena parte de la misma a través de su moneda, apreciándola o devaluándola a su conveniencia. Por esta razón, la sustitución del dólar como moneda internacional de referencia también la han propuesto el presidente iraní Ahmadineyad y el de Venezuela, Hugo Chávez.

Según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el Banco Central de Libia, que está bajo el control total de Gadafi, se almacenan 143,9 toneladas del metal precioso con un valor estimado de 6.500 millones de dólares. A diferencia de la mayoría de los bancos centrales, que prefieren depositar sus reservas en Londres, Nueva York o Suiza, el Banco Central de Libia almacena el oro en el propio país. Algo que también hace el Gobierno de Estados Unidos, y que en su día hacía también el Banco de España, que a principios del siglo XX llegó a poseer la tercera reserva mundial de oro, por detrás sólo de Gran Bretaña y la todavía Rusia zarista.

Curiosamente, buena parte de las reservas de oro rusas y españolas se esfumaron tras sus respectivas guerras civiles, y acabaron en la Reserva Federal de Estados Unidos. Tampoco se supo jamás cuál fue el paradero del oro iraquí tras la caída de Sadam Hussein, ni se cuantificaron nunca las reservas del precioso metal halladas en ese país.

Quien controla la moneda de un país, controla también su gobierno. Y, por mucho petróleo que posean los países árabes, mientras la moneda internacional utilizada para realizar esas transacciones sea el dólar, serán los Estados Unidos quienes controlen el precio del barril de crudo, y no los países productores.

En los años setenta, para contrarrestar el poder de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), y seguir controlando los precios del crudo, aunque sus multinacionales ya no controlasen la producción, nacionalizada por los países que poseían los yacimientos, Estados Unidos se sacó un nuevo as de la manga: el petrodólar.

El término “petrodólar” fue acuñado en 1973 por Ibrahim Oweiss, un profesor de economía de la Universidad de Georgetown. Oweiss pensó que era necesario un término para describir la situación que se daba en los países de la OPEP, donde la venta de petróleo les permitía a esos países productores de petróleo invertir en las economías de otras naciones. Especialmente en la de Estados Unidos, que vio así como la estrategia se volvía en su contra a medida que los árabes invertían en su país y se hacían dueños de importantes compañías y corporaciones norteamericanas, influyendo por tanto en su política internacional. El tiro les había salido por la culata, como suele decirse.

Ahora se especula con la posibilidad de que los países de la OPEP podrían cambiar el comercio en dólares por el yuan chino. Hasta el momento, la OPEP se ha resistido a este cambio a pesar de la presión de algunos países miembros como Irán, Venezuela y Libia. Se estima que un alejamiento del dólar hacia el yuan chino podría tener efectos desastrosos para la economía de los Estados Unidos. Por otro lado, la demanda de petrodólares se ha convertido en un factor de riesgo significativo para los Estados Unidos debido al espectacular aumento del déficit generado tras las dos administraciones Bush y la guerra de Iraq, que ha disparado la deuda externa del país norteamericano, que muy pronto podría perder su condición de primera potencia económica y militar, desbancado por China.

Dado que la tendencia de los precios del petróleo es la de aumentar, y hacerse cada vez más volátiles, el mercado del crudo es, a largo plazo, una carga significativa para la divisa en la cual se hacen esas transacciones, y el dólar ha dejado de ser una moneda atractiva para los países productores de crudo por dos razones fundamentales: Estados Unidos ya no es un mercado tan atractivo para invertir como lo fue antaño, y los países productores de crudo saben que la Reserva Federal no posee el oro suficiente para respaldar los billones de dólares de papel que hay en circulación.

Como dijo un célebre congresista de Estados Unidos en vísperas de la gran Depresión “el actual sistema financiero internacional es como el juego de la silla: todo irá bien mientras no pare la música”.

Pero la orquesta empieza a dar muestras de cansancio, y tras la quiebra de Lehman
Brothers, los fenomenales fraudes bancarios, y la estafa piramidal de Bernard Madoff en 2008, demasiados jugadores se quedaron sin silla y con cara de tontos, y no están dispuestos a que les vuelva a suceder lo mismo. Por eso ahora quieren cambiar de música y, de paso, de orquesta.

El problema con la economía de casino es que, como sucede en los propios casinos, más pronto o más tarde, los jugadores se dan cuenta de que nunca ganan, se hartan de hacer el primo y dejar de acudir al casino.

Por un puñado de dólares

Antonio Pérez Omister
Antonio Pérez Omister
miércoles, 6 de abril de 2011, 07:06 h (CET)
El término “dinero” deriva de la palabra árabe “dinar”, la moneda que acuñaron en oro los Omeyas allá por el siglo IX, y que sustituyó al sólido bizantino como moneda de referencia en todas las transacciones comerciales en el Mediterráneo. Posteriormente, serían los doblones españoles de oro los que sirvieron de moneda de referencia hasta bien entrado el siglo XIX, incluso en Estados Unidos que, al carecer de reservas de oro, favorecía las transacciones en las monedas de oro mexicanas, herederas de los antiguos doblones.

Desaparecido el poderío español, fue la Libra Esterlina británica la que presidió el comerció internacional hasta 1944, cuando quedó instaurado el dólar como divisa internacional. Y esto ha venido siendo así hasta nuestros días.

Durante varios años, Estados Unidos y Europa mostraron su descontento por la iniciativa de Muamar el Gadafi de sustituir el dólar como divisa internacional y establecer una unidad monetaria común en África: el dinar de oro. Esto nos lleva a preguntarnos si podría ser la guerra en Libia una tentativa de proteger al dólar.

La crisis financiera mundial iniciada en 2008, fomentó las conversaciones sobre la realización de cobros y pagos internacionales en oro. Tras adquirir en septiembre de 2007, junto con India, dos terceras partes de las reservas españolas de oro, China anunció su intención de acuñar el yuan de oro, mientras el presidente Zapatero declaraba que el oro ya no tenía valor como divisa, y que resultaba más onerosa su custodia, que su valor en los mercados internacionales. Con semejantes visionarios al frente del Gobierno, así nos luce el pelo.

Entretanto, en Oriente Medio, varios países árabes también expresaron su deseo de reintroducir el patrón oro, y abandonar el dólar como divisa de referencia. Más o menos, las mismas petromonarquías en las que ahora han surgido todos esos movimientos “democráticos” por arte de birlibirloque. Pero el precursor principal de la renuncia al dólar fue Muamar el Gadafi, que instó a emplear el dinar de oro en las transacciones relacionadas con el petróleo.

Del mismo modo que en los años setenta los países productores de crudo se mostraron dispuestos a controlar su producción, y con ello, el precio del barril, Gadafi se mostró dispuesto a abandonar el dólar como divisa internacional, lo que causó una reacción en cadena por parte de los países occidentales. Lo que se manifestó inmediatamente en una serie de revoluciones y guerras intermitentes en África, donde Gadafi pretendía crear una moneda única: el dinar de oro.

La atrevida iniciativa de Gadafi provocó una respuesta violenta por parte de Estados Unidos y sus aliados europeos. Por ejemplo, el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, declaró que “Libia amenazaba la estabilidad financiera de la humanidad”. Ni más, ni menos. ¿Por qué el dinar, como moneda única africana, la amenaza, y el euro, moneda única europea, no? Pues porque el euro es una moneda ficticia dependiente de la divisa norteamericana, y su implantación sólo ha sido el paso previo a la inminente dolarización del sistema monetario europeo, primero, e internacional, finalmente.

Hace algunas décadas, Estados Unidos también opuso una enconada resistencia a la reintroducción del patrón oro. En 1971 el presidente Richard Nixon anuló la convertibilidad del dólar en oro, establecida en 1944 en Bretton Woods, y prohibió la compra-venta de oro a particulares y, especialmente, a extranjeros.

Asimismo, el presidente francés Charles de Gaulle intentó, igual que Gadafi ahora, salir de la zona de influencia del dólar, pero en 1969, poco después de esas iniciativas, y de las revueltas de mayo del año anterior, tuvo que dimitir, lo que abre un interrogante sobre la auténtica naturaleza de dichas revueltas, que podrían haber estado orquestadas desde el exterior. El Partido Comunista francés, al que se atribuyó la organización de las revueltas estudiantiles, ha repetido hasta la saciedad que ellos no tuvieron nada que ver con el mitificado Mayo Francés.

Por lo tanto, según indican algunos expertos, el objetivo principal de la intervención militar aliada en Libia es, entre otras relacionadas con el control de los recursos naturales de ese país, como el gas y el petróleo, el mantenimiento del estatus del dólar como moneda internacional.

No olvidemos que Estados Unidos, el país con la mayor deuda exterior del planeta, financia una buena parte de la misma a través de su moneda, apreciándola o devaluándola a su conveniencia. Por esta razón, la sustitución del dólar como moneda internacional de referencia también la han propuesto el presidente iraní Ahmadineyad y el de Venezuela, Hugo Chávez.

Según los datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el Banco Central de Libia, que está bajo el control total de Gadafi, se almacenan 143,9 toneladas del metal precioso con un valor estimado de 6.500 millones de dólares. A diferencia de la mayoría de los bancos centrales, que prefieren depositar sus reservas en Londres, Nueva York o Suiza, el Banco Central de Libia almacena el oro en el propio país. Algo que también hace el Gobierno de Estados Unidos, y que en su día hacía también el Banco de España, que a principios del siglo XX llegó a poseer la tercera reserva mundial de oro, por detrás sólo de Gran Bretaña y la todavía Rusia zarista.

Curiosamente, buena parte de las reservas de oro rusas y españolas se esfumaron tras sus respectivas guerras civiles, y acabaron en la Reserva Federal de Estados Unidos. Tampoco se supo jamás cuál fue el paradero del oro iraquí tras la caída de Sadam Hussein, ni se cuantificaron nunca las reservas del precioso metal halladas en ese país.

Quien controla la moneda de un país, controla también su gobierno. Y, por mucho petróleo que posean los países árabes, mientras la moneda internacional utilizada para realizar esas transacciones sea el dólar, serán los Estados Unidos quienes controlen el precio del barril de crudo, y no los países productores.

En los años setenta, para contrarrestar el poder de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), y seguir controlando los precios del crudo, aunque sus multinacionales ya no controlasen la producción, nacionalizada por los países que poseían los yacimientos, Estados Unidos se sacó un nuevo as de la manga: el petrodólar.

El término “petrodólar” fue acuñado en 1973 por Ibrahim Oweiss, un profesor de economía de la Universidad de Georgetown. Oweiss pensó que era necesario un término para describir la situación que se daba en los países de la OPEP, donde la venta de petróleo les permitía a esos países productores de petróleo invertir en las economías de otras naciones. Especialmente en la de Estados Unidos, que vio así como la estrategia se volvía en su contra a medida que los árabes invertían en su país y se hacían dueños de importantes compañías y corporaciones norteamericanas, influyendo por tanto en su política internacional. El tiro les había salido por la culata, como suele decirse.

Ahora se especula con la posibilidad de que los países de la OPEP podrían cambiar el comercio en dólares por el yuan chino. Hasta el momento, la OPEP se ha resistido a este cambio a pesar de la presión de algunos países miembros como Irán, Venezuela y Libia. Se estima que un alejamiento del dólar hacia el yuan chino podría tener efectos desastrosos para la economía de los Estados Unidos. Por otro lado, la demanda de petrodólares se ha convertido en un factor de riesgo significativo para los Estados Unidos debido al espectacular aumento del déficit generado tras las dos administraciones Bush y la guerra de Iraq, que ha disparado la deuda externa del país norteamericano, que muy pronto podría perder su condición de primera potencia económica y militar, desbancado por China.

Dado que la tendencia de los precios del petróleo es la de aumentar, y hacerse cada vez más volátiles, el mercado del crudo es, a largo plazo, una carga significativa para la divisa en la cual se hacen esas transacciones, y el dólar ha dejado de ser una moneda atractiva para los países productores de crudo por dos razones fundamentales: Estados Unidos ya no es un mercado tan atractivo para invertir como lo fue antaño, y los países productores de crudo saben que la Reserva Federal no posee el oro suficiente para respaldar los billones de dólares de papel que hay en circulación.

Como dijo un célebre congresista de Estados Unidos en vísperas de la gran Depresión “el actual sistema financiero internacional es como el juego de la silla: todo irá bien mientras no pare la música”.

Pero la orquesta empieza a dar muestras de cansancio, y tras la quiebra de Lehman
Brothers, los fenomenales fraudes bancarios, y la estafa piramidal de Bernard Madoff en 2008, demasiados jugadores se quedaron sin silla y con cara de tontos, y no están dispuestos a que les vuelva a suceder lo mismo. Por eso ahora quieren cambiar de música y, de paso, de orquesta.

El problema con la economía de casino es que, como sucede en los propios casinos, más pronto o más tarde, los jugadores se dan cuenta de que nunca ganan, se hartan de hacer el primo y dejar de acudir al casino.

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto