El 24 de marzo pasado, miles de personas marcharon a Plaza de Mayo, en la Ciudad de Buenos Aires, y a diferentes puntos habituales de reunión en otras ciudades de Argentina, en repudio del Golpe de Estado sufrido hace 35 años y en memoria de los 30.000 desaparecidos.
Bárbara Rey / Corresponsal en Argentina
Pese al régimen democrático en que vive el país desde diciembre de 1983, el conflicto existente entre el Clarín y el Gobierno sitúa a la libertad de expresión como un constante tema de debate.
Uno de los últimos capítulos de esta historia, que ya lleva varios años, fue la protesta de trabajadores del diario que, junto a familiares, impidieron su salida el domingo 27 de marzo, día de mayor venta de la semana, en reclamo de la persecución sindical que sufren los delegados. En respuesta, el diario negó esta situación mediante un comunicado y calificó al hecho como un apriete con el fin de evitar que se hable sobre denuncias de corrupción que recaen sobre el Gobierno nacional. Y no dudó en publicar a todos aquellos que se expresaran a su favor como la Iglesia y la Sociedad Interamericana de Prensa, en cuyas historias recaen denuncias de complicidad y apoyo a privación de la libertad y delitos de lesa humanidad.
En ese marco y con duras críticas por parte del multimedios y de la oposición se entregó el premio Rodolfo Walsh a la libertad de expresión al presidente venezolano, Hugo Chávez, que además firmó varios acuerdos en materia industrial y alimenticia con su par local.
En medio de los debates en pos de la democracia y después de varios días de recuentos, el candidato a gobernador para la provincia de Chubut por el Frente para la Victoria, Carlos Eliceche, denunció que una urna de la ciudad de Comodoro Rivadavia estaba vacía, lo que aumentó el clima de tensión que se vive en la provincia, ya que el recuento de votos se excedió del tiempo estipulado para este tipo de procedimientos.
Y después de la paz que parecía traer Bono, líder de la banda irlandesa U2, con su visita a la presidenta Cristina Fernández, un nuevo frente de disputa surgió con la suba del 20 por ciento en el mínimo del impuesto a las ganancias, que afectaría a mas del 10 por ciento de los trabajadores asalariados que no ven incrementados sus salarios.
Además, en pos de las elecciones presidenciales, comenzaron las internas y búsquedas de alianzas entre los diferentes partidos con la intención, pareciera, de llegar más preparados y “unidos”.