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Jennifer García

¿Cuánto vale el prestigio?

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Debo confesar que estoy asombrada, me negaba, hasta hoy, a comentar el tema de las revueltas en el mundo árabe. Lo hacía por considerar que no estoy suficientemente capacitada como para analizarlo mejor que muchos expertos que dan su opinión una y otra vez en los medios de comunicación.

Sin embargo, hace ya unos días, leí una información que me sobresaltó. Lo hizo por varias causas: primera, por descubrir que Saif El-Islam, hijo de Gadafi, había presentado su tesis sobre la democracia en la London School of Economics. Cuanto menos, sorprendente. Pero pensé, este hombre, que se define como liberal y defensor de los derechos sociales, tiene derecho a buscar su camino. ¿Acaso no? ¿Debe cargar él con la culpa de cómo su padre maneje su país? Simplemente, injusto.

Y fue en ese momento cuando me puse a escribir estas líneas, hasta que de repente leí: Se investiga el posible plagio de su tesis y los 1,75 millones de euros que la familia Gadafi donó a esta prestigiosa institución. Consternada.

Personalmente, yo, que he tenido la oportunidad de conocer la institución por dentro, me resisto a creerlo. Estamos hablando de una institución de la que salen grandes profesionales, grandes estudiosos, expertos… personas brillantes que luchan cada día con el rígido, estricto y sacrificado modelo de enseñanza de la LSE. Cuna de grandes pensadores, de gobernantes, de líderes… se caracteriza y presume a la vez de ello. Centro plural, libre, donde ninguna impresión u opinión es rechazada… En esta vida todo tiene un precio, es cierto, sin embargo siempre pensé que, como en todo, había excepciones.

Mi paso por el centro se debió a un programa de estudios sobre “International Relations, Government and Society”, reuniones de estudiantes procedentes de los países más diversos, muchos de ellos árabes, que luchaban y criticaban los regímenes que ellos mismos sufrían.
Simplemente por ello, me sigo resistiendo a no creerlo, porque aunque todo tiene un precio, creo que hay momentos en los que no hay dinero que valga. Porque si esto se confirma, ¿comenzaremos a pensar que hay gente brillante que quizá no lo es tanto? Cuando se llega a un determinado estatus, es muy difícil conservarlo, pero muy sencillo estropearlo. Un Harvard, una LSE... jamás tendrán precio, o eso intento seguir pensando.

Sea como sea, el resultado es que el director de la LSE ha dimitido y la universidad ha perdido parte del prestigio que tenía. Como comentaba, todo tendrá un precio, pero a veces sale demasiado caro. Poco se sabe nuevo sobre este tema, pero estoy segura que no se quedará tan rápido en el olvido.

¿Cuánto vale el prestigio?

Jennifer García
Jennifer García
martes, 5 de abril de 2011, 06:36 h (CET)
Debo confesar que estoy asombrada, me negaba, hasta hoy, a comentar el tema de las revueltas en el mundo árabe. Lo hacía por considerar que no estoy suficientemente capacitada como para analizarlo mejor que muchos expertos que dan su opinión una y otra vez en los medios de comunicación.

Sin embargo, hace ya unos días, leí una información que me sobresaltó. Lo hizo por varias causas: primera, por descubrir que Saif El-Islam, hijo de Gadafi, había presentado su tesis sobre la democracia en la London School of Economics. Cuanto menos, sorprendente. Pero pensé, este hombre, que se define como liberal y defensor de los derechos sociales, tiene derecho a buscar su camino. ¿Acaso no? ¿Debe cargar él con la culpa de cómo su padre maneje su país? Simplemente, injusto.

Y fue en ese momento cuando me puse a escribir estas líneas, hasta que de repente leí: Se investiga el posible plagio de su tesis y los 1,75 millones de euros que la familia Gadafi donó a esta prestigiosa institución. Consternada.

Personalmente, yo, que he tenido la oportunidad de conocer la institución por dentro, me resisto a creerlo. Estamos hablando de una institución de la que salen grandes profesionales, grandes estudiosos, expertos… personas brillantes que luchan cada día con el rígido, estricto y sacrificado modelo de enseñanza de la LSE. Cuna de grandes pensadores, de gobernantes, de líderes… se caracteriza y presume a la vez de ello. Centro plural, libre, donde ninguna impresión u opinión es rechazada… En esta vida todo tiene un precio, es cierto, sin embargo siempre pensé que, como en todo, había excepciones.

Mi paso por el centro se debió a un programa de estudios sobre “International Relations, Government and Society”, reuniones de estudiantes procedentes de los países más diversos, muchos de ellos árabes, que luchaban y criticaban los regímenes que ellos mismos sufrían.
Simplemente por ello, me sigo resistiendo a no creerlo, porque aunque todo tiene un precio, creo que hay momentos en los que no hay dinero que valga. Porque si esto se confirma, ¿comenzaremos a pensar que hay gente brillante que quizá no lo es tanto? Cuando se llega a un determinado estatus, es muy difícil conservarlo, pero muy sencillo estropearlo. Un Harvard, una LSE... jamás tendrán precio, o eso intento seguir pensando.

Sea como sea, el resultado es que el director de la LSE ha dimitido y la universidad ha perdido parte del prestigio que tenía. Como comentaba, todo tendrá un precio, pero a veces sale demasiado caro. Poco se sabe nuevo sobre este tema, pero estoy segura que no se quedará tan rápido en el olvido.

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