Todo es nuevo. Todo es moderno. Todo es de mañana. Los expertos dicen que el arte se construye en círculos y yo espero ansiosa el renacimiento moderno de lo clásico. La recuperación ficticia de lo antiguo se viene a llamar vintage… El significante es sólo un adorno: nada más allá de un juguete viejo al que se respeta por su edad y al que se le exprime la experiencia para crear algo, una vez más, “nuevo”.
El mundo espera una revolución, introducir en sus vidas un elemento innovador, galopante, progresista… Creo que deberíamos plantearnos que ha llegado el momento de respirar, el tiempo de la paz.
Más allá de lo que ha pasado en Fukushima, donde los hombres han dejado de lamentarse y han pasado a la acción, donde se ha producido la mejor proyección de lo que debe ser el ser humano, los principios y la educación que transmite la cultura son tan importantes por su significado intrínseco. Es decir, esto es sólo un ejemplo de cómo debería ser y de cómo serían los hombres si nuestra forma de vida nos permitiese incluir el valor añadido de la literatura, el teatro, los grandes pensadores, la pintura…, pero el ritmo frenético del trabajo nos hecho dejar atrás lo verdaderamente importante de la vida, ser feliz, a cambio de unas monedas.
Estamos acostumbrados a hombres con proyectos que nos asombran, pero que no nos emocionan…