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Roberto Carrera

¡Esto es una vergüenza!

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Poco después de que Gil Manzano dieran por concluido el partidazo de la jornada en Segunda, las cámaras de Canal + dieron paso al cabreo desatado de un Paco Herrera desconocido. El míster celtiña, visiblemente indignado (por suavizar el contexto) expresó su rabia ante lo que considera un abuso arbitral reiterado.

Es innegable que el estamento arbitral y el Celta de Vigo no han hecho migas esta temporada. Seguramente no es el único, pero mirando de ombligo para adentro eso no reconforta lo más mínimo. Son jugadas concretas que recortan la recompensa y alejan poco a poco el gran objetivo.




Herrera estalló tras el partido ante el Betis. En caliente, hasta el más santo traiciona sus principios (moiceleste.com)



Pero el desahogo de Herrera ante las cámaras también recoge otra verdad irrefutable: esto se está acabando y los tropezones cada vez hace más daño. Son seis los partidos sin ganar, con los perseguidores acercándose sigilosamente y los perseguidos abriendo hueco. Cualquiera de los tres equipos que hoy lideran la clasificación entenderán como un fracaso acabar en el puesto de bronce. Y el ingrato metal es hoy en día para los celtiñas.

Por eso los nervios provocan que personas que hacen de la tranquilidad su forma de vida, como es el caso del técnico catalán, se exalten en caliente tras un partido protagonizado por la actuación arbitral. Vayamos por partes. La expulsión de Lago viene tras una primera tarjeta confusa tras supuestas manos del lateral izquierdo. Error importante, pero imposible de compensar tras la brutal (e involuntaria) entrada sobre Emaná minutos más tarde.

Lo de Aspas da para escribir un libro. Tiene tanta clase como paciencia le falta. Se ganó el primer aviso en forma de cartón a su estilo de patio de colegio. Protestas infantiles por la roja a Lago ¿Cuándo entenderá que su falta de control está dañando una y otra vez al equipo? Lo de este chico sigue sin tener remedio. O lo paran, o se va a perder un gran jugador.

Echando un vistazo a lo más reciente, tenemos la roja a Falcón frente al Recreativo (otra estupidez supina) y la inocua expulsión de Garai en Alcorcón. Entremedias, el Celta tuvo todo un segundo tiempo en superioridad para evitar la derrota frente al filial del Villarreal. A groso modo, parece claro que lo que falta no solo se lo han llevado los del silbato.

Los de Vigo necesitan urgentemente que vuelva el mejor De Lucas (apagado durante las últimas semanas), recuperar su defensa al completo (Vila está ya a punto) y, sobre todo, creerse que el ascenso directo no es todavía una utopía. Es imposible saber a día de hoy cuantos fallos más se permitirán, o incluso si ya se ha superado el cupo. Pero si la victoria no vuelve ya a Balaídos, cualquier hipótesis matemática dejará pronto de tener sentido.



¡Esto es una vergüenza!

Roberto Carrera
Roberto Carrera Hernández
domingo, 3 de abril de 2011, 23:54 h (CET)
Poco después de que Gil Manzano dieran por concluido el partidazo de la jornada en Segunda, las cámaras de Canal + dieron paso al cabreo desatado de un Paco Herrera desconocido. El míster celtiña, visiblemente indignado (por suavizar el contexto) expresó su rabia ante lo que considera un abuso arbitral reiterado.

Es innegable que el estamento arbitral y el Celta de Vigo no han hecho migas esta temporada. Seguramente no es el único, pero mirando de ombligo para adentro eso no reconforta lo más mínimo. Son jugadas concretas que recortan la recompensa y alejan poco a poco el gran objetivo.




Herrera estalló tras el partido ante el Betis. En caliente, hasta el más santo traiciona sus principios (moiceleste.com)



Pero el desahogo de Herrera ante las cámaras también recoge otra verdad irrefutable: esto se está acabando y los tropezones cada vez hace más daño. Son seis los partidos sin ganar, con los perseguidores acercándose sigilosamente y los perseguidos abriendo hueco. Cualquiera de los tres equipos que hoy lideran la clasificación entenderán como un fracaso acabar en el puesto de bronce. Y el ingrato metal es hoy en día para los celtiñas.

Por eso los nervios provocan que personas que hacen de la tranquilidad su forma de vida, como es el caso del técnico catalán, se exalten en caliente tras un partido protagonizado por la actuación arbitral. Vayamos por partes. La expulsión de Lago viene tras una primera tarjeta confusa tras supuestas manos del lateral izquierdo. Error importante, pero imposible de compensar tras la brutal (e involuntaria) entrada sobre Emaná minutos más tarde.

Lo de Aspas da para escribir un libro. Tiene tanta clase como paciencia le falta. Se ganó el primer aviso en forma de cartón a su estilo de patio de colegio. Protestas infantiles por la roja a Lago ¿Cuándo entenderá que su falta de control está dañando una y otra vez al equipo? Lo de este chico sigue sin tener remedio. O lo paran, o se va a perder un gran jugador.

Echando un vistazo a lo más reciente, tenemos la roja a Falcón frente al Recreativo (otra estupidez supina) y la inocua expulsión de Garai en Alcorcón. Entremedias, el Celta tuvo todo un segundo tiempo en superioridad para evitar la derrota frente al filial del Villarreal. A groso modo, parece claro que lo que falta no solo se lo han llevado los del silbato.

Los de Vigo necesitan urgentemente que vuelva el mejor De Lucas (apagado durante las últimas semanas), recuperar su defensa al completo (Vila está ya a punto) y, sobre todo, creerse que el ascenso directo no es todavía una utopía. Es imposible saber a día de hoy cuantos fallos más se permitirán, o incluso si ya se ha superado el cupo. Pero si la victoria no vuelve ya a Balaídos, cualquier hipótesis matemática dejará pronto de tener sentido.



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