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Pablo Lázaro

Había una vez un pececito de tres ojos

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Para aquellos a quienes se nos llena la boca proclamando a los cuatro vientos las bonitas libertades que disfrutamos en Europa, que nos permiten mirar por encima del hombro al resto del mundo, esta semana hemos recibido un severo correctivo contra nuestra “joya de la corona”: la libertad de expresión.

Tres cadenas de televisión de Alemania, Austria y Suiza han decidido revisar y censurar todos los capítulos de la serie Los Simpson que contengan alusiones a accidentes nucleares, como el famoso pececito de tres ojos que nada en el lago de Springfield. Se trata de una medida tomada tras el accidente de la central de Fukushima, ocurrido como consecuencia del terremoto y tsunami que ha sacudido Japón.

De esta forma, los directivos de los canales Pro7, ORF y SF pretenden solidarizarse con las víctimas y evitar que en estos momentos de dolor se pueda hacer humor con un tema tan delicado. O eso dicen. Por su parte, el productor de la serie, Al Jean, afirmó tras conocer la noticia que “entiende completamente la decisión”, algo que ya sucedió con otro capítulo tras los atentados de Septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas, pero que no planean modificar los capítulos en proceso de filmación, ya que la central nuclear es una parte muy importante de la serie.

Es difícil comprender esta forma de actuar, sobre todo teniendo en cuenta que desde su creación, la serie de Matt Groening se ha caracterizado, entre otras muchas cosas, por una feroz crítica al uso de la energía nuclear. El humor de Los Simpson no se ríe de los accidentes nucleares, sino que pone continuamente el dedo en la llaga. Definitivamente, si hubiéramos hecho caso a esta serie, ahora no tendríamos que preocuparnos por ningún Fukushima, porque haría tiempo que habríamos desechado esta fuente de energía tan peligrosa.

Precisamente ahí está el problema: en los últimos años, la opinión pública empezaba a mostrar una mayor tolerancia respecto a este tipo de energía, gracias a una planificada estrategia del lobby nuclear que en algunos lugares, como Japón, puede perfectamente calificarse como lavado de cerebro (como botón de muestra, el vídeo divulgativo 'Chico Plutonio', creado en los 90 para enseñar a los niños japoneses que el plutonio no contaminaba ni producía graves efectos en la salud). Pero este accidente ha vuelto a recordarnos que el peligro sigue existiendo, y que por muy “supersegura” que sea una central, siempre puede ocurrir algo que escape a nuestro control.

En este contexto, los gobernantes se han visto obligados a atender las demandas populares y endurecer su política nuclear, trasladando la inversión a otras fuentes de energía, lo que supondrá cuantiosas pérdidas para el sector. Queda claro que el lobby no se está quedando de brazos cruzados, y este ataque contra Los Simpson es sólo una de las medidas que se están tomando para intentar echar tierra sobre el asunto y seguir forrándose a costa de poner en juego nuestras vidas.

De momento sólo han sido tres países, pero es posible que en los próximos días, muchos más se unan a la “feliz” iniciativa. Ante eso, sólo podemos tratar de seguir pensando por nosotros mismo y no permitir que acallen las voces que no les interesa que escuchemos.

Había una vez un pececito de tres ojos

Pablo Lázaro
Pablo Lázaro
jueves, 31 de marzo de 2011, 09:59 h (CET)
Para aquellos a quienes se nos llena la boca proclamando a los cuatro vientos las bonitas libertades que disfrutamos en Europa, que nos permiten mirar por encima del hombro al resto del mundo, esta semana hemos recibido un severo correctivo contra nuestra “joya de la corona”: la libertad de expresión.

Tres cadenas de televisión de Alemania, Austria y Suiza han decidido revisar y censurar todos los capítulos de la serie Los Simpson que contengan alusiones a accidentes nucleares, como el famoso pececito de tres ojos que nada en el lago de Springfield. Se trata de una medida tomada tras el accidente de la central de Fukushima, ocurrido como consecuencia del terremoto y tsunami que ha sacudido Japón.

De esta forma, los directivos de los canales Pro7, ORF y SF pretenden solidarizarse con las víctimas y evitar que en estos momentos de dolor se pueda hacer humor con un tema tan delicado. O eso dicen. Por su parte, el productor de la serie, Al Jean, afirmó tras conocer la noticia que “entiende completamente la decisión”, algo que ya sucedió con otro capítulo tras los atentados de Septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas, pero que no planean modificar los capítulos en proceso de filmación, ya que la central nuclear es una parte muy importante de la serie.

Es difícil comprender esta forma de actuar, sobre todo teniendo en cuenta que desde su creación, la serie de Matt Groening se ha caracterizado, entre otras muchas cosas, por una feroz crítica al uso de la energía nuclear. El humor de Los Simpson no se ríe de los accidentes nucleares, sino que pone continuamente el dedo en la llaga. Definitivamente, si hubiéramos hecho caso a esta serie, ahora no tendríamos que preocuparnos por ningún Fukushima, porque haría tiempo que habríamos desechado esta fuente de energía tan peligrosa.

Precisamente ahí está el problema: en los últimos años, la opinión pública empezaba a mostrar una mayor tolerancia respecto a este tipo de energía, gracias a una planificada estrategia del lobby nuclear que en algunos lugares, como Japón, puede perfectamente calificarse como lavado de cerebro (como botón de muestra, el vídeo divulgativo 'Chico Plutonio', creado en los 90 para enseñar a los niños japoneses que el plutonio no contaminaba ni producía graves efectos en la salud). Pero este accidente ha vuelto a recordarnos que el peligro sigue existiendo, y que por muy “supersegura” que sea una central, siempre puede ocurrir algo que escape a nuestro control.

En este contexto, los gobernantes se han visto obligados a atender las demandas populares y endurecer su política nuclear, trasladando la inversión a otras fuentes de energía, lo que supondrá cuantiosas pérdidas para el sector. Queda claro que el lobby no se está quedando de brazos cruzados, y este ataque contra Los Simpson es sólo una de las medidas que se están tomando para intentar echar tierra sobre el asunto y seguir forrándose a costa de poner en juego nuestras vidas.

De momento sólo han sido tres países, pero es posible que en los próximos días, muchos más se unan a la “feliz” iniciativa. Ante eso, sólo podemos tratar de seguir pensando por nosotros mismo y no permitir que acallen las voces que no les interesa que escuchemos.

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