Mucha gente desconoce todo el calvario que uno de los equipos asturianos, representativo de la capital del Principado de Asturias en Primera División, ha estado pasado a lo largo de estos últimos ocho años.

Sí, me estoy refiriendo al Real Oviedo. Desde que en el año 2003 se viera relegado a bajar a Tercera División –primero sufrió un descenso deportivo de Segunda a Segunda B y en el mismo año bajó a Tercera por descenso administrativo- todo el largo caminar durante estos años ha sido un calvario.

Menos mal que cuenta con una afición que lo está llevando en volandas y todavía mantiene vivo y respirando al club carbayón, porque si lo hubieran abandonado, ahora mismo estaríamos hablando de un club extinto.

Y es que, el Real Oviedo tiene unos dirigentes que son unos caraduras. Todo el mundo se quiso aprovechar de la situación del club llevándolo a extremos muy delicados en el plano económico. Y ni que decir tiene que también el alcalde de Oviedo, Don Gabino de Lorenzo, fue uno de los partidarios en querer hacer desaparecer al conjunto azul en detrimento de un equipo nuevo, el Astur.

Esto no sentó nada bien a la afición, que protagonizó una de las mayores manifestaciones que se vieron en el Principado por intentar salvar al equipo de sus amores. Y es que a toda esta gente que quiere hacer del fútbol un negocio, habría que decirle que los colores no tienen precio.

La desfachatez hecha persona en la figura del alcalde de Oviedo, no contento con intentar hacer desaparecer el club, ahora parece que quiere comprar parte de las acciones junto a un empresario mexicano. Estas cosas que tiene el fútbol que nadie logra entender, pero que se traducen en una sola palabra: ELECCIONES.

A la hora de comprar votos, la gente no entiende de pasiones, de colores y sentimientos, sino de dinero y de ganar a cualquier precio. Esto viene a ser un poco, como la tan manida frase de “odio eterno la fútbol moderno” que no por ello pierde toda su razón, ya que desde que la empresas y empresarios, publicidad, bancos…con su gran manejo de capital han entrado en el mundo del fútbol, éste se ha puesto a temblar.

Menos mal que en el caso del Real Oviedo, la afición siempre ha sido muy sabia y muy leal, y en ocasiones como esta, no se va a dejar embaucar por caraduras que sólo miran para su ombligo, y no por el bien del equipo de la ciudad.

Y es que este personaje sólo se acuerda de las grandes cosas de la muy noble y leal ciudad de Oviedo, cuando le conviene. Como la candidatura a la que sometió en solitario a la ciudad como Capitalidad de la Cultura Europea. Un premio que daba la risa a toda persona que haya vivido al menos un año en esta noble y leal ciudad, que no permite que se hagan conciertos en bares por la noche.

Por eso, hay que empezar a erradicar a caraduras en el mundo del fútbol. Por lo menos somos muchos y muchas los que queremos volver a vivir derbis asturianos en Primera División, no en Segunda B.