El presidente de la Liga de Fútbol profesional, José Luis Astiazarán dice que con la convocatoria de huelga lo único que persiguen es que les den lo suyo, lo justo…lo que les corresponde.

No se trata de juzgar si se lo merecen o no, que seguro es discutible. Pero lo que a mí me viene a la cabeza una cuestión: Los ciudadanos también podrían pedir que los clubs salden las cuentas que tiene con Hacienda, que al fin y al cabo, somos todos… ¿no era así?

Ante esta polémica petición, en diversos foros ojeados estos días, he podido ver una pretensión de sublevación con diferentes propuestas: dejar de hacer quinielas, no acudir a los estadios, no pagar plataformas digitales, dejar de comprar prensa deportiva (esta última no la veo muy efectiva, pero todo es estudiarlo). No sé si llegará la sangre al río, pues si nos organizamos igual de bien como con los apagones en protesta por la subida de la luz, apañados vamos.

Astiazarán apunta que no pretenden que no haya fútbol en abierto, sino que no su emisión no sea obligatoria (un partido a la semana). Eso es como decirle a un niño que no se coma ningún caramelo dejándole frente a un tarro lleno de ellos. Si no fuese una orden de obligado cumplimiento, ya me gustaría ver cuantos partidos gratis ofertaban los que ahora lo hacen solo por cumplir con lo legal. Igual lo vemos pronto, para desgracia de muchos.

Si ya un derecho que creo fundamental como es el de estudiar en una universidad pública, en el nuevo marco del “Plan Bolonia” está rozando el lujo (entre pagar cifras que rondan los 20 euros por crédito en algunas universidades españolas ¿públicas?, más masters y demás), que no le deparará a lo que algunos llaman el opio del pueblo si se cumplen las aspiraciones de este presidente.

Que esto suceda en plena fase “de crucero” de una crisis económica tan grave como la todavía que vivimos ahora (y lo que nos queda), hace quedar como una pretensión altiva y fuera de lugar lo que se exige desde la persona del presidente de la Liga de Fútbol.

Es un caso parecido a lo que sucedió con la huelga de controladores aéreos en el puente festivo del pasado mes de Diciembre. Yo no digo que no tengan razón unos u otros. Si que pienso que eligieron las peores maneras en el peor momento. No sé hasta dónde tienen razón unos y otros, pero al hacer las cosas por las bravas, a menudo se pierde gran parte de efectividad, entre otras cosas. Es caso parecido al de las indemnizaciones que pagaron a ciertos altos cargos de algunos bancos cuando ellos mismos habían colaborado activamente a la bancarrota de esas entidades financieras, y por ende, a los países que las albergaban o aún albergan.

Si es lo que le correspondía por contrato, por ley o por lo que quiera que sea, entonces la culpa no parece corresponder a esas personas. Lo que tal vez habría que revisar sería los parámetros legales que permiten que eso ocurra. Otra cosa es la moralidad de cada uno, pero en esa cuestión, allá cada uno con su conciencia. Aunque la verdad es que debe de ser muy difícil decir “no” a unos cuantos milloncejos. Vaya dilema, oiga.