La primavera ha comenzado bastante revuelta. Y no sólo en lo meteorológico, sino también en lo deportivo. Es el caso de Alberto Contador, cuyo mejor argumento para responder a la Unión Ciclista Internacional sigue siendo coleccionar victorias. Saber que su caso aún está vivo, y ahora en manos del TAS, le ha enrabietado en plena Vuelta a Cataluña, que ayer sumó a su infinito palmarés.

De paso, ha demostrado su capacidad para abstraerse de los obstáculos que no aparecen en su recorrido por la carretera. No obstante, y aunque ha esperado hasta el último segundo, la decisión de la UCI era previsible y por el argumento que ha dado su presidente, Pat McQuaid: las inferencias políticas en la absolución de la Federación española. Ya manifesté en su momento mi convicción de que la decisión hubiera sido distinta si el presidente Zapatero, entre otros, no hubiera mostrado públicamente su apoyo a Contador. Como no hay mal que por bien no venga, el ciclista madrileño tendrá la oportunidad de defenderse para obtener una inocencia en la que no haya lugar a dudas. Mientras tanto, el próximo objetivo es el Giro de Italia.

Otro que ha comenzado regular la nueva estación, aunque por motivos meramente deportivos, es Fernando Alonso. Se esperaba más de su Ferrari tras asegurar durante la pretemporada que las sensaciones era muy buenas. Sin embargo, el estreno del curso, ayer en Australia, ha demostrado que no son suficientes los avances y que los Red Bull y los McLaren-Mercedes están tan fuertes como el año pasado. Es verdad que Alonso se quedó a las puertas del podio, en esa agridulce cuarta plaza, pero la sensación es que el asturiano sigue sin tener un coche a su altura. No hay mal que por bien no venga, porque el espectáculo de la Fórmula 1 acaba de comenzar. Tras el varapalo de la pasada temporada, y no sólo por lo del último Gran Premio (el de Abu Dhabi), es de imaginar que la Ferrari reaccionará rápidamente y que Alonso estará luchando por el triunfo en cada carrera. Por lo visto en Melborne, eso será con permiso del vigente campeón mundial, Sebastian Vettel, cuyo coche (haciendo honor a su escudería) “le da alas”.

Y, ¿qué me dicen del fútbol? Si deshojan la margarita, descubrirán que el último pétalo dice que sí, que habrá jornada de Liga este próximo fin de semana. Aún no he escuchado a ningún club, de manera particular, decir que apoya a la Liga de Fútbol Profesional en su poco justificable huelga. Por ejemplo, lo de eliminar el partido en abierto es una burla a todos los aficionados a los que no nos da la gana pagar por ver la tele; o a los que simplemente no se lo pueden permitir.

Lo de la flor no es una fórmula infalible y los jueces ya han demostrado muchas veces su capacidad para sorprender, aunque veo poco probable que haya que retrasar una semana la competición. Para algunos aficionados será una pena, ya ilusionados con el pasillo en el Bernabéu tras la final de la Copa del Rey. Si se cumple la lógica y no hay parón ligero, ni Real Madrid ni Barcelona tendrán que pasar por ese mal trago. Una vez más, no hay mal que por bien no venga. Quizá por eso rechazan la huelga. Por cierto, propongo reforzar los servicios de emergencias en todos los centros médicos durante las tres semanas en las que nos vamos a saturar de clásicos.