En alguna ocasión ya se había manifestado en esta columna el malestar en el seno de la afición unionista por las actuaciones arbitrales, pero el gol anulado del pasado sábado ha sido la gota que ha colmado el vaso
Indignación, así se podria definir el estado de ánimo de jugadores afición tras el robo manifiesto del pasado sábado en el Benito Villamarín en el que Lesma López (curiosamente Jefe de Estudios en la Universidad en que Pepe Mel imparte clases) pitó un penalti en contra de los charros que se produjo fuera del área, y anuló en el último suspiro un gol por un inexistente juego peligroso.
El lector que no sea de Salamanca puede pensar que tanta queja sea el único recurso que le queda a una afición desesperada por la mala marcha de su equipo, pero basta recordar la manera de ser de la mayoría de la hinchada para desmontar tal teoría; no en vano la parroquia charra no es perezosa a la hora de cargar contra su equipo si son ellos los que no hacen bien su trabajo, como ocurrio por ejemplo en el último descenso en la campaña 2004-2005, en la que nadie habla de robos arbitrales, sino de falta de calidad y actitud de la plantilla.
Si con el tema de la afición no han quedado convencidos, tenemos también las últimas declaraciones de los jugadores blanquinegros. Biel Ribas fue el más tajante al afirmar que "Lesma López debería dedicarse a criar cerdos para estar en su ambiente", declaraciones por las que ha sido denunciado por el Comité de Árbitros, mientras que Kike López ha sugerido hacer en España algo similar al modelo inglés, donde los árbitros que cometen errores graves son sancionados.
El termómetro más fiable para determinar los ánimos de la afición es el foro de la web Halaunion.com, y en él se aporta un recuento sobre todos los robos que ha sufrido el club charro durante la temporada, del que se desprende que el Salamanca ha sido privado de lograr entre 16 y 25 puntos, mientras que no se recuerda que en partido alguno los de Pepe Murcia lograran puntos por errores arbitrales.
Es una cifra muy alta de puntos la que se dice en Salamanca que nos ha sido arrebatada y están en su derecho de no creer que las quejas no son justificadas en su totalidad, pero como periodista me veo en la obligación de denunciar lo que veo y lo que siento, ya que desde las altas esferas del club no se atreven a hacerlo, probablemente por miedo a represalias federativas, algo que no es descartable dado como se las gastan Villar y compañía.